"Dead or Alive 2: Sangre yakuza" ("Dead or Alive 2: Tôbosha") es la segunda entrega de una trilogía que el director nipón Takashi Miike rodó entre 1999 y 2002. El éxito de su primera entrega, realizada para el mercado del V-Cinema (o mercado del vídeo para el público occidental) impulsó a los productores para que le propusieran al propio Miike una secuela. Éste aceptó la propuesta, pero en concordancia con su forma de hacer cine, se decantó por un formato no habitual en lo que a una secuela se refiere. Miike no parte desde el final de su anterior película, cosa por otro lado bastante difícil de llevar a cabo ya que el clímax de "Dead or Alive" era tremendamente delirante, en el cual sus dos protagonistas (a modo de personajes de un anime) terminaban lanzándose ondas de energía que culminaban con la destrucción del mundo. Sin embargo, mantiene a los dos protagonistas de la primera entrega, interpretados por Riki Takeuchi y Sho Aikawa, en esta ocasión en el papel de dos asesinos a sueldo.
De esta manera Miike configura una especie de universo paralelo en el que vuelve a situar a sus dos héroes, pero en esta "pseudo-secuela" apostará por un ritmo muy diferente y explorará otros terrenos de su cine. Para empezar, la primera secuencia es totalmente antagónica a la que abría "Dead or Alive". Si en aquella, sus primeros siete minutos eran un carrusel de imágenes, con un montaje extremo que mezclaba desde relaciones homosexuales, violencia desenfrenada y la raya de coca más larga del mundo del cine, en ésta se decanta por un largo plano fijo con breves insertos de imágenes, donde un mafioso (genial cameo de Shinya Tsukamoto) hace uso de paquetes de cigarrillos para contar a nuestro protagonista la lucha entre las mafias china y japonesa. A partir de aquí y tras un tiroteo rodado con menos garra (que no calidad) que de costumbre, Miike une a sus dos actores en un viaje a su isla de origen.
De esta manera Miike configura una especie de universo paralelo en el que vuelve a situar a sus dos héroes, pero en esta "pseudo-secuela" apostará por un ritmo muy diferente y explorará otros terrenos de su cine. Para empezar, la primera secuencia es totalmente antagónica a la que abría "Dead or Alive". Si en aquella, sus primeros siete minutos eran un carrusel de imágenes, con un montaje extremo que mezclaba desde relaciones homosexuales, violencia desenfrenada y la raya de coca más larga del mundo del cine, en ésta se decanta por un largo plano fijo con breves insertos de imágenes, donde un mafioso (genial cameo de Shinya Tsukamoto) hace uso de paquetes de cigarrillos para contar a nuestro protagonista la lucha entre las mafias china y japonesa. A partir de aquí y tras un tiroteo rodado con menos garra (que no calidad) que de costumbre, Miike une a sus dos actores en un viaje a su isla de origen.
"Dead or Alive 2: Sangre Yakuza" es el claro ejemplo del carácter "todoterreno" de su director, capaz de afrontar cada proyecto de una forma nueva, a pesar de no ser más que un mero encargo. Toda la parte del metraje que transcurre en la isla está filmada con una dulzura inusitada, de forma reflexiva, acorde con esa especie de viaje (que todos sabemos físico, pero es sobre todo espiritual) que llevan a cabo los dos asesinos a sueldo, amigos desde la niñez pero separados por diversas circunstancias. Miike establece una mirada nostálgica al pasado de estas dos personas, que son conscientes que no vivirán mucho más (1), haciendo uso de flashbacks para narrarnos su niñez y gracias también a la tonalidad usada (con colores desgastados y grisáceos). No renunciando a parte de su cine, y en este caso haciendo uso de motivos casi surrealistas, los dos amigos decidirán regresar a la urbe para cumplir su misión: seguir trabajando como asesinos a sueldo, eliminando a la escoria de la ciudad, para con el dinero ganado comprar vacunas para los niños del Tercer Mundo (sic).
La filmografía de Takashi Miike, cineasta de culto, apóstol de la violencia y del sexo extremo, siempre se ha caracterizado por una constante hibridación, por el uso del género como base para luego imponer sus propias reglas, y por su falta de respeto hacia los parámetros del cine de yakuzas. Es quizás la saga "Dead or Alive" el más claro ejemplo de su carácter heterogéneo. Sus yakuzas están muy lejos de los gangsteres de férrea moral y de carácter solemne de antaño, incluso se aleja de la desmitificación que muestra el cine de Fukasaku. El yakuza de Miike solo pertenece a él: es un tipo amoral, pervertido, ajeno al clasicismo y que escupe sobre la tradición.
La filmografía de Takashi Miike, cineasta de culto, apóstol de la violencia y del sexo extremo, siempre se ha caracterizado por una constante hibridación, por el uso del género como base para luego imponer sus propias reglas, y por su falta de respeto hacia los parámetros del cine de yakuzas. Es quizás la saga "Dead or Alive" el más claro ejemplo de su carácter heterogéneo. Sus yakuzas están muy lejos de los gangsteres de férrea moral y de carácter solemne de antaño, incluso se aleja de la desmitificación que muestra el cine de Fukasaku. El yakuza de Miike solo pertenece a él: es un tipo amoral, pervertido, ajeno al clasicismo y que escupe sobre la tradición.
En "Dead or Alive 2: Sangre Yakuza", Miike vuelve a desmontar el género a su manera. Si bien las escenas de violencia están más dosificadas, siguen estando presentes. En esta ocasión, experimenta con la imagen con la inclusión de diversos intertítulos sobre fondo negro, y vuelve a hacer uso del anime en la configuración de una secuencia. No olvida a sus personajes extravagantes con la presencia de tres matones (¿mudos?) que se comunican mediante sms, aunque se encuentren juntos y tengan a su víctima enfrente. Se atreve incluso a montar en paralelo una obra teatral para niños pero nada inocente, con un festival de tiros entre dos bandas, y donde saca espacio para añadir un plano de necrofilia. Es decir...sigue siendo Miike, héroe y a la vez villano.
En resumen, "Dead or Alive 2: Sangre yakuza", sin perder de vista los parámetros habituales de su cine, es una gran película, posiblemente la mejor de la trilogía. Quién se acerque a ella pensando que es más sangre, más vísceras y más sexo que en la primera entrega puede que se lleve una (des)agradable sorpresa. Desde un punto de vista personal, prefiero a este Miike, al más sosegado y menos dado al exceso, aunque analizando bien, si no existieran "ichis the killers" ni "visitors q", no apreciaríamos tanto estas obras tan personales. "DOA2" se configura así como un largometraje que destila intimismo, una mirada melancólica sobre dos personas que quieren recuperar el tiempo que han perdido, y una reflexión lúcida sobre la amistad pura. 97 minutos que nos enseñan que existe otro Miike, lejos de aquel que nos han querido vender y al que también debemos apreciar.
Un saludo
(1) Un detalle también apreciable en la primera parte de la saga, en la cual tanto el policía como el yakuza sabían que el destino los encauzaría a un enfrentamiento final.
En resumen, "Dead or Alive 2: Sangre yakuza", sin perder de vista los parámetros habituales de su cine, es una gran película, posiblemente la mejor de la trilogía. Quién se acerque a ella pensando que es más sangre, más vísceras y más sexo que en la primera entrega puede que se lleve una (des)agradable sorpresa. Desde un punto de vista personal, prefiero a este Miike, al más sosegado y menos dado al exceso, aunque analizando bien, si no existieran "ichis the killers" ni "visitors q", no apreciaríamos tanto estas obras tan personales. "DOA2" se configura así como un largometraje que destila intimismo, una mirada melancólica sobre dos personas que quieren recuperar el tiempo que han perdido, y una reflexión lúcida sobre la amistad pura. 97 minutos que nos enseñan que existe otro Miike, lejos de aquel que nos han querido vender y al que también debemos apreciar.
Un saludo
(1) Un detalle también apreciable en la primera parte de la saga, en la cual tanto el policía como el yakuza sabían que el destino los encauzaría a un enfrentamiento final.
11 comentarios:
Yo, respetando la entidad de Miike como mercenario de primer nivel, todavía tengo que ver una peli suya que no sea un exceso absoluto de violencia o visceralidad.
(Y ésta que citas no la he visto).
Por cierto, la próxima vez que actualice el blog te pongo un enlace.
Pues te recomiendo "Bird People of China", te vas a sorprender..
Saludos
Roberto, últimamente analizas películas que no aguanto, no te creas que no te leo :P...
Saludos!.
Eres un mamonazo Nabasu!!!! espero que me des buenas razones para tu animadversión hacia "El bosque". A Miike ya se que no le aguantas, pero es posible que cuelgue una reseña de "Dead or Alive 3"...solo dedicada a ti...jejejejeje.
Saludos
No por favor, mas Miike no!!! (aunque he de reconocer que le tengo ganas a Yokai Daisensou), sobre el Bosque he de decir que me gusta mucho Shyamalan (o como se escriba) y esta película me defraudó bastante, por eso le tengo cierta tirria.
Saludetes.
reconozco que reflexivo no es el primer calificativo que me viene a la cabeza para calificar a Miike,
que tal iconoclasta, o subersivo?
A mi si que me gusta el cine de takashi miike, sobre todo cuando se pone a hacer homenajes a los genios del jitsuroku como Kinji fukusaku, seijun suzuki o Teruo Ishii.
a ver que ha hecho con el genero de fantasia en Zebraman y yokai
Hombre inquisidor, por supuesto que "reflexivo" no es el adjetivo que le corresponde a Miike habitualmente, pero que sí le hace justicia en esta película. Por eso lo escogí como título..jeje. Precisamente su manera de enfocar el género me recuerda sobre todo a Suzuki, unos jodios freaks, vamos.
Saludos
Siempre hay que romper una lanza a favor de Miike. Puedo comprender que haya decenas de personas que no le traguen, al igual que hay decenas de personas que no tragan a Fellini o a Woody Allen, por poner dos ejemplos al azar. Y si, creo que Miike es un Autor con mayúsculas, y a mi entender, mucho más potente que algunos otros que andan sueltos por ahí y demasiado encumbrados. No diré nombres que no quiero levantar sangre :)
Pero yo diría aún más estimado stauff. Calificaría a Miike no solo como un autor, sino como un "autor por encargo", algo todavía más difícil que la autoría en sí misma.
Saludos
Pues estoy de acuerdo con el autor. Me parece no sólo la mejor de las tres (y también la más diferente), sino una muy buena película. Y sí, hay que reivindicar al Miike que no es el de "Ichi the killer" ni el de "Andromedia", sino al de "Agitator", "Bird people of China" y "Graveyard of honour".
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