viernes, agosto 26, 2005

[Estreno] "Sr y Sra Smith" de Doug Liman: Monotonía marital



No tenía la intención de reservar un espacio en el blog para esta película, pero las sensaciones que me transmitió tras verla me han obligado a realizar esta pequeña reseña. Sinceramente, antes del estreno de "Sr. y Sra. Smith", las expectativas eran terribles (por malas, lease). Los pocos fotogramas que había podido ver hacían presagiar lo peor, y lo único que me hizo albergar esperanzas era la elección del director, el muy competente Doug Liman.

Para analizar "Sr y Sra Smith", partiré de un comentario realizado por el crítico Hilario J. Rodríguez sobre la película en la revista "Dirigido por" (posiblemente el comentario más lúcido de sus últimos escritos), pero iré un poco más allá. En ella, el firmante establecía cierto paralelismo y aun más distancias entre el film norteamericano y una de las obras maestras de Ingmar Bergman, "Secretos de un matrimonio", film de casi 5 horas rodado para la televisión, que terminó recortado y remontado por el propio director, gestándose así una pieza de tres horas de cine puro, una realista y descarnada crónica de la vida en pareja y de los estragos que causa la convivencia en una relación. Pues bien, "Sr y Sra Smith", sin perder de vista su origen y su público de destino, se permite realizar una sincera reflexión sobre los problemas de pareja y la monotonía del hogar, quizás también algo superflua, pero existente al fin y al cabo. Desde una óptica más visual que verbal, y haciendo uso siempre del gag directo y del chascarrillo fácil, sus guionistas se permiten disfrazar una sencilla y muy extrema metáfora del matrimonio a través del género de acción con toques de comedia liviana.

La pareja protagonista, John y Jane Smith no se diferencian mucho del matrimonio entre Johan y Marianne que creó Bergman. Ambas parecen formar los matrimonios perfectos: son guapos, tienen buenos trabajos, viven en un buen hogar y son la envidia de sus vecinos. Sin embargo, detrás de esta idílica existencia, hay un subsuelo de estancamiento emocional y de aburrimiento, fruto de unas convenciones sociales que siguen atándoles. Lo primero es que a pesar de que los dos miembros ocupan puestos laborales de importancia (John y Jane Smith trabajan en la construcción y la informática respectivamente, mientras que Johan es profesor de psicología y Marianne abogada), hay un cumplimiento estricto de las normas sociales en casa: Jane Smith no abandona su papel de ama de casa pasiva, que prepara todos los días y a la misma hora la comida a su marido para cuando él regresa de su trabajo. De la misma manera, la vida sexual de las parejas es insatisfactoria; los Smith no se ponen de acuerdo ante el psicólogo en cuanto al número de veces que hacen el amor, mientras que Johan se queja amargamente de la frialdad sexual de su mujer Marianne, recriminandosela en los peores momentos de su convivencia (1).



De esta manera, ambos matrimonios están abocados al fracaso debido en parte a la rutina autoimpuesta por la sociedad, y solo será posible una solución cuando logren escapar de estos convencionalismos. Aquí es donde radica la diferencia principal en ambos films (siempre en la forma, que no en el fondo). Ambas parejas terminan confesando sus propias verdades, derrumbando las mentiras que sustentan la aparente felicidad de su vida. En "Secretos de un matrimonio", Johan confesará su infidelidad con una mujer más joven, mas terminará regresando al hogar y acordará el divorcio con Marianne. Este hecho culminará con la secuencia en la que ambos firman los papeles del proceso, donde Johan, maniatado por su frustrante existencia, terminará golpeando a su (ex)mujer. Por otra parte, en el film de Doug Liman todo es mucho más exagerado. Dada la verdadera naturaleza de la pareja (ambos son asesinos a sueldo), la ruptura es más contundente. Ellos no se sientan a hablar de sus problemas, directamente entablan una guerra física haciendo uso de diversas armas(metáfora extrema de una pelea marital), donde finalmente destrozan su propio hogar, lugar donde nacen los conflictos y donde se fragua esa monotonía que termina "matando" a la propia unión.

Una vez quitadas las máscaras, ambos matrimonios se sienten más libres. Es como si desatados de las leyes no escritas que la sociedad establece sobre la convivencia, la pareja encuentra la verdadera libertad. Johan y Marianne recorrerán su propio camino, pero años después y tras haber reconstruido sus vidas, volverán a verse y a disfrutar del sexo juntos; mientras que John y Jane Smith culminan su "guerra" con el muy deseado sexo de reconciliación. Dos escenas son suficientes para demostrar este carácter liberador: Marianne vuelve a ver Johan para contarle que está con otra persona, y que ha descubierto a su lado que ella también es una mujer muy sensual en la cama. En el otro lado, Jane Smith, momentos antes de enfrentarse (junto a su marido) al grueso de tropas que intentan eliminarlos, observa una estampa arquetípica de la vida familiar norteamericana de los años 40 y 50. El marido, trajeado, espera en la mesa la llegada del desayuno antes de abandonar el hogar para dirigirse a su puesto de trabajo, mientras la esposa se dirige hacia él con total servidumbre para servirle lo que acaba de cocinar. Mediante el uso de un plano-contraplano, el gesto de Jane es elocuente. La secuencia termina cuando su marido aparece vestido de traje...y ella también.



Es posible que muchos piensen que intento igualar ambos títulos. Nada más lejos de la realidad. El film de Bergman es obviamente muy superior al de Liman, por una sola razón, es mucho más pretencioso (en un sentido positivo) en su retrato de la vida íntima de dos personas, y no paga el peaje de ser un film veraniego destinado al consumo rápido de un público que solo desea ver a la pareja de moda en pantalla. Sin embargo, si "Sr. y Sra. Smith" no cae en el más espantoso de los ridículos, se debe solo al trabajo de un exquisito artesano como es Doug Liman. Liman saltó a la fama con la comedia negra "Go" ("Viviendo sin límites), film a rescatar, a medio camino entre el "mainstream" por su narración atropellada y su montaje vertiginoso, y el cine independiente, por su retrato agrio de la "white trash". Luego dirigió de forma magistral "El caso Bourne" para terminar embarcándose en este proyecto. Liman no es un tipo fácil, y ser así en Hollywood lo hace aún más grande. A pesar de tener que rendir cuentas ante los peces gordos de los grandes estudios en este tipo de films, siempre intenta mantener una visión personal y no caer en la tan frecuente impersonalidad. Si en "El caso Bourne" tuvo que lidiar con los productores (2), en "Sr. y Sra. Smith" se las vió directamente con el actor protagonista, Brad Pitt, al que terminó cansando por su manía de repetir diversas tomas las veces que fueran necesarias.

Es posible que un poco más de libertad para Liman hubiera mejorado este largometraje, que se muestra excesivamente deudor de su naturaleza en su último tercio, donde la acción toma el protagonismo, y la cámara se vuelve más objetiva que nunca. Hasta este momento, las secuencias de acción siempre se subliman a la relación de la pareja y a sus conversaciones. Por ello, los mejores momentos de "Sr. y Sra. Smith" son aquellos en los que ambos miembros comparten encuadre frente al psicólogo, no muy distintos a la entrevista que la pareja Johan-Marianne concede a un periodista en los primeros minutos del film. Rodados en plano medio, y con precisión casi documental (incluida la voz en off del especialista), los Smith explicitan sus divergencias matrimoniales.



Por último, es imposible concluir esta reseña sin resaltar el trabajo de la pareja ficticia (y real a la vez). La química entre Brad Pitt y Angelina Jolie es innegable y funciona en cada segundo del metraje. A excepción de las apariciones de Vince Vaughn, el film está compuesto para la exhibición personal de ambos, y en este sentido colman a la audiencia. Si tenemos que elegir a uno, nos quedamos con Angelina, muy contenida en su papel. A Brad ya le hemos visto en un registro muy parecido en "The Mexican". Y es que en definitiva, resulta paradójico que la pareja más sugerente del universo Hollywood, objetivo constante de los flashes de las cámaras y de los cotilleos de la prensa amarilla, termine agrediéndose en el celuloide. Supongo que es una de las cosas que más amo del cine, su capacidad para subvertir la realidad a su antojo.

Un saludo

(1) Finalmente, Marianne logrará desembarazarse de esta gelidez afectiva una vez fuera del matrimonio y con otro hombre.

(2) Estos problemas le apartaron del rodaje de la secuela, que completó Paul Greengrass.

jueves, agosto 18, 2005

Estrenos Veraniegos: una breve parada

Hola a todos:

Hago un breve paréntesis en este periplo vacacional que me ha llevado a tierras alicantinas para comentar brevemente dos de las películas que he podido ver en las salas de cine. Y es que estamos en verano, y como todos sabemos, es complicado elegir un título de calidad dado el bajón que sufre la cartelera por estas fechas. Así que, o nos acercamos al siempre apasionante mundo del dvd, o cambiamos el chip.

LA ISLA (Michael Bay)

"La isla" es una de esas películas en las que el cinéfilo se vanagloria de su sapiencia y sus conocimientos, ya que entra a la sala con una crítica en mente y sale de ella con las mismas expectativas con las que accedió a la misma. Porque la última obra de Michael Bay no es más que lo que todos nos esperabamos: ya lo confirma el propio director en sus declaraciones ("quería hacer una película que se disfrutara en verano"). ¿Lo logró? No completamente. Y no lo ha conseguido debido en parte a los defectos que ya se apreciaron en "Bad Boys 2" y en "Pearl Harbor".



Sinceramente, no entiendo las críticas que dicen que "La isla" es una película muy vacía, en la que no se reflexiona sobre nada. Pero amigos, ¿realmente creen que a Michael Bay le interesa reflexionar sobre algo más que sobre la física de los accidentes de coches? No niego que la premisa argumental de este film ( a pesar de tomar forma gracias a retazos de un montón de películas de ciencia-ficción) tenga posibilidades a la hora de plantear un discurso coherente sobre la clonación y su uso con medida. Es cierto que la primera media hora está rodada con una contención fuera de lo normal en el director, y que incita al análisis...pero poco más, porque lo que Bay quiere es explotar. Y ya se acabó. Sin embargo, ese afán extremo, esa megalomanía por acercarse al nivel de James Cameron acaba por hundir a una segunda mitad repetitiva y ciertamente aburrida. No negaré que Bay no muestra un buen hacer a la hora de rodar secuencias de acción, pero me sigue pareciendo que está a años luz de la puesta en escena de Cameron. La primera secuencia de persecución engancha y atrapa, pero su búsqueda de cuantos-mas-coches-se-jodan-mejor, termina aburriendo. Por ello, "La isla" se muestra más eficaz en sus momentos más socarrones, donde Michael Bay se muestra mas gamberro y menos prepotente, como la divertida autoparodia de McGregor junto a su verdadero yo , o a la parejita disfrutando en medio de la calle del anuncio de perfume protagonizado por la propia Scarlett Johansonn. Todo lo demás, ya empieza a cansar, sobre todo una segunda mitad excesiva.


SIN CITY (Robert Rodriguez y Frank Miller)


"Sin City" llega a las pantallas como uno de los films mas polemicos del año, a raiz no solo del trabajo de Rodriguez por conseguir una adaptacion totalmente fidedigna al comic, sino por su expulsion del sindicato de directores al decidir co-dirigir la pelicula junto al autor de comic, Frank Miller.

A pesar de que pudiera parecer lo contrario, "Sin City" es una obra que suscita muchas más preguntas que respuestas. Plantea un dilema a la hora de considerar el cine como medio expresivo, de conocer sus límites, y de realizar una distinción con respecto a otro tipo de artes visuales, como puede ser el propio comic. Alejada de "Sky Captain y el mundo de mañana" (rodada digitalmente en parte por problemas de presupuesto), "Sin City" nunca es gratuita en uso del ordenador y en su mundo, recreado de manera virtual enteramente. Rodriguez, a modo de Coppola o Lucas moderno, sabía que esta era la única manera de plasmar en pantalla toda la fuerza visual del comic, su capacidad plastica, y su excesivo recargamiento en cada viñeta. Hay que quitarse el sombrero ante este tipo, inteligente y listo (ambas cosas, que son bien distintas y muy dificiles de reunir), que ha sabido transmitir todo lo que uno siente cuando lee "Sin City" en papel.




Quizás este hecho, esta empresa tan arriesgada haya jugado en su contra en varios aspectos, al adoptar también ciertos defectos del comic, como una falta de conexión dramática entre los planos/viñetas. En su intento de traslación perfecta y de conseguir que cada plano sea el definitivo, Rodriguez no consigue establecer un hilo dramático estable, y cae en una artificialidad manifiesta, un manierismo exacerbado que se acentúa con la actuación de los actores y con el recurso de la voz en off en cada una de las tres historias de las que consta la película. Son problemas con los que había que lidiar, y que se perdonan completamente tras asistir a este auténtico espectaculo, claro ejemplo de la evolución del medio, y piedra básica para el desarrollo posterior del cine. "Sin City" abre una brecha importante, y puede que sea la precursora de algo más que la simple adaptación de un tebeo.

Parte de la crítica ha adoptado que "Sin City" es un film vacío, un espectaculo visual carente de enjundia. Por mi parte estoy totalmente en desacuerdo. Robert Rodriguez capta a la perfección la esencia del comic, esa mezcla de cine negro y film noir, retratando esa urbe decadente donde ya no hay lugar para los buenos sentimientos ni para las acciones mas altruistas. Una urbe creada por Frank Miller que mira al mundo actual y lo lleva más al límite, si bien todos sabemos que la realidad termina superando a la ficción. La perfecta presentación de sus amorales personajes, gracias a la estupenda labor del reparto (1) hacen el resto. Si Rodriguez consigue esto, se puede decir que su obra no es vacía, sino que es completamente satisfactoria, tanto en la forma como en el fondo. Quizás su excesivo recargamiento, su violencia tremendamente estilizada que abraza al humor negro (recuerda a "Old Boy" en este sentido), o su tremenda impureza formal haya podido distraer al crítico más conservador. Pero como a nosotros nos gusta mirar hacia el futuro y no quedarnos anclados en "Que grande es el cine (antiguo)", le daremos un voto de confianza a Rodriguez por su experimentación. A pesar de estar rodeados por un sector que se encuentra realmente estancado en una idea y que cree que el cine ha muerto, nosotros, al igual que los (anti)héroes de "Sin City", luchamos por un futuro que existe, aunque se muestre algo escondido. Si ellos luchan por unas relaciones amorosas que parecen desvanecerse, nosotros lo haremos por un espíritu que está ahí, pero que necesita un pequeño empujón para hacerse realidad.


Un saludo muy fuerte y nos veremos mas a menudo en proximas fechas.


(1) A pesar de la artificialidad de las actuaciones, no es obstáculo para reconocer el gran trabajo realizado por todos los actores, con la dificultad añadida de actuar ante la temida pantalla verde. Menuda diferencia con los actores de la nueva trilogía de Star Wars.