jueves, febrero 09, 2006

[Retro] "Por un puñado de dólares" (1964) de Sergio Leone: Un romano en el Salvaje Oeste



Un poblado fronterizo sin ley (San Miguel), dos familias enfrentadas por el control del mismo (los Baxter y los Rojo), y un forastero de gesto impasible y mirada granítica que busca lucrarse en medio de la situación (el Hombre sin Nombre). Tres elementos que conforman el debut del realizador italiano Sergio Leone en el “eurowestern”, versión castiza del western “made in Hollywood”. Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, 1964) se convirtió en la pieza más reconocible de este sub-género, primera piedra de la conocida como “Trilogía del dólar”, junto a La muerte tenía un precio (Per qualche dollari in più, 1965) y El bueno, el feo y el malo (Il buono, il brutto, il cattivo, 1966).

En su primera incursión en el “eurowestern”, Leone plasmaba su particular visión de un universo genérico hasta entonces cerrado y regido por la mitificación. Sin embargo, para el firmante de Agáchate maldito! (Giù la testa, 1971), el Oeste se convertiría en un entorno decadente y despiadado, con pocas concesiones a acciones heroicas ni humanistas, sino dominado por el ansia de poder y la consecución del vil metal. Todo ello con el añadido de un cierto tono jocoso y socarrón, necesario para mitigar el espíritu bárbaro de sus pobladores. La coherencia del realizador con su idea se hace patente, no solo desde esa primera (y escalofriante) secuencia en la cual un niño de apenas cinco años de edad es amedrentado a base de disparos por un grupo de salvajes, sino ya desde los propios títulos de crédito, donde los nombres del equipo técnico y artístico desaparecen a través de una lluvia invisible de balazos.


Por un puñado de dólares se convierte así en un título seminal, que sentaría las bases formales –pero también temáticas- del estilo de Leone. En él, se aprecia como su creador trabaja la belleza de la violencia, pero sin desdramatizarla ni privarla de su elemento trágico. Los personajes que campean por San Miguel actúan con violencia porque ésta es su única manera de comunicarse, y sólo mediante ella pueden hacerse oír en el mundo nihilista donde habitan. De ahí el sadismo con el que actúan los Rojo en la matanza de los Baxter, obteniendo una sensación gratificante (y evidentemente perversa) ante el cumplimiento del trabajo bien hecho. También resulta inolvidable su particular manera de planificar los duelos, en base a primerísimos planos deformantes de los protagonistas -concediéndoles un aire casi grotesco-, junto a rápidos reencuadres dentro del plano a través del zoom, y acompañado por la mítica banda sonora de Ennio Morricone. Leone dilata los tiempos narrativos en busca de espectáculo, convirtiendo los enfrentamientos en todo un grand-guignol, algo gratuito en ocasiones, que no llega a alcanzar, por ejemplo, ese tono elegíaco del clímax de Hasta que llegó su hora (C’era una volta il west, 1968).

Sin embargo, las virtudes formales de Por un puñado de dólares oscurecen otros aspectos, como la descripción de sus personajes –guiados por un severo conductismo, ya que sus motivaciones se explican más por sus actos que por su psique-, o cualquier indicio de contextualización. Algo que sí tenía el título al que plagió, Mercenario (Yojimbo, 1961), magistral chambara dirigido por Akira Kurosawa (1). Leone no solo calca la estructura argumental del film nipón, sino también se apropia de la mayoría de set-pieces del mismo, borrando de un plumazo la alegoría que plantea Kurosawa en torno a la situación social tras el fin de la Era Tokugawa. Y es que incluso el antihéroe interpretado por Clint Eastwood se inspira en el ronin de Mercenario (Toshiro Mifune), personaje sucio y desaliñado, producto del sistema imperante, y al que Leone cambia el palillo por el medio cigarro entre los dientes. Son aspectos que impiden equiparar al primer western del realizador romano con sus posteriores obras, títulos con más empaque, pero que tampoco desdeñan su profundo esteticismo y su sentido del espectáculo.


(1) Siendo justos, es necesario afirmar que Mercenario podría pasar por una adaptación de la novela de Dashiell Hammett “Cosecha Roja” (1929), como bien comenta Stuart Galbraith IV en su libro “El emperador y el lobo: la vida y películas de Kurosawa y Mifune”, editado por T&B Editores.

Saludos

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