Si hay un aspecto que distingue al cine de David Lynch del de otros muchos creadores cinematográficos, es su capacidad para ser experimentado más allá de la mera visión o audición. Sus películas se sienten, se huelen, se palpan, se acercan a lo que podría ser interpretado como un “orgasmo” cinematográfico. La perfección de su puesta en escena confiere a su obra un carácter hipnótico, un aire de sugestión logrado a través de la intensidad de sus encuadres, de los acertados movimientos de cámara, de la sugestiva banda sonora de Angelo Badalamenti, del perfecto acoplamiento de los efectos de sonido, en definitiva, de todos los aspectos que conforman la ya citada mise en escene. Es Mulholland Drive (id, 2001) un ejemplo paradigmático de esta apreciación, un largometraje donde uno puede experimentar toda una serie infinita de sensaciones, desde el dolor, la turbación, la risa, el desasosiego, y por supuesto la incomprensión. Pero si solo nos quedáramos con eso, con las meras sensaciones, estaríamos infravalorando un trabajo como Mulholland Drive, que no solo goza de una extraordinaria coherencia interna, sino también es perfectamente integrable en el corpus fílmico del realizador de Corazón Salvaje (Wild at heart, 1990), ya que no deja de ser un retorno a las obsesiones personales de su creador. Porque lo que realmente nos fascina de esta película radica en como David Lynch es capaz de narrarnos al mismo tiempo dos cuentos: por una parte, una bella y tierna historia de amor en ese Hollywood de los sueños cumplidos; y por otra, una terrible tragedia en ese otro Hollywood mezquino y sórdido.
Mulholland Drive se desvela como un particular “homenaje” de David Lynch al universo de Hollywood, a esa factoría de ilusiones tras la cual se esconde un amargo pozo de anhelos frustrados. De alguna manera, el paraíso californiano se muestra como el lugar idóneo para esa fijación del realizador norteamericano por “lo siniestro” -que diría Freud-, por aquello que se esconde tras la superficie y que no debe ser desvelado, lo que trae remembranzas de esos planos bucólicos de la población de Terciopelo Azul (Blue Velvet, 1986), o de la aparente normalidad que destila el pueblo de Twin Peaks (id, 1990), y que sin embargo escondían todo un caudal de perversión. Las aventuras de Betty (Naomi Watts), una aspirante a actriz, junto a Rita (Laura Elena Harring), una mujer amnésica, serán las piezas a través de las cuales basculará la mirada de Lynch sobre el mundo de los sueños y la realidad.
No por casualidad los primeros 110 minutos de la narración se estructuran de una manera más lineal, construyéndose de este modo una película dentro de otra película. En ella, Betty vive una experiencia idílica: aterriza en Hollywood en la coqueta casa de sus tíos; es elegida tras una formidable actuación en un casting; conoce a su amor ideal, Rita –que ternura y romanticismo tan inusitado exuda la secuencia de sexo entre ambas-; un director fija su mirada en ella; y por si no fuera suficiente, se embarca en una excitante aventura de ambientes “noir”. Aquí, Lynch se mueve entre la nostalgia –esas interpretaciones de canciones de los ’50- y la subversión –la surrealista reunión para imponer a la actriz protagonista, o ese retrato de un ¿productor? como sujeto inalcanzable tras un cristal infranqueable-, salpicando el relato de guiños cinematográficos (1), ya que no en vano nos hallamos dentro de un melodrama de serie negra. Solo ante la llegada de sus protagonistas a un intrigante local (¿un cine?), la estructura comienza a desestabilizarse –la distorsión del encuadre, el sobrenatural travelling de acercamiento hacia sus puertas-, y, curiosamente, en un giro de guión que adquiere tintes metacinematográficos –el cine no es más que una ilusión/no hay banda-, las nubes terminan dando paso al asfalto. De algún modo, el club “Silencio” es equiparable al radiador de la habitación de Henry en Cabeza borradora (Eraserhead, 1976), elemento que separa la triste cotidianeidad de su protagonista de sus estancias inconscientes. Es en la segunda parte de la narración donde el firmante de Dune (id, 1984) dota de sentido a su parábola, mediante un soberbio uso de la elipsis, hilando flashbacks y flashforwards mientras desvela la cara oculta del mito, encajando todas las situaciones y personajes con la precisión de un maestro relojero.
En Mulholland Drive, David Lynch vuelve a retorcer desde dentro los hilos de la narrativa cinematográfica convencional –al igual que hizo en Carretera Perdida (Lost Highway, 1996)-, pero no de manera gratuita ni a modo de juego para con el espectador, sino con la lucidez necesaria de saber que es la manera idónea de contarnos esta historia. Y es que tras esa fachada de sueños consumados y estampas idílicas, Hollywood muta en un desierto de ilusiones fracasadas, de aventuras que no deberían salir de luz, de episodios ante los cuales lo mejor es guardar…SILENCIO.
(1) Desde el personaje que toma el nombre de Rita en alusión a la protagonista de Gilda (id, 1946); las lujosas estancias que recuerdan a El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, 1950); la peluca que Betty coloca a Rita nos retrotrae inevitablemente a Vértigo (id, 1958); o ese bolso con el dinero que hace pensar en Psicosis (Psycho, 1960).
Saludos
Mulholland Drive se desvela como un particular “homenaje” de David Lynch al universo de Hollywood, a esa factoría de ilusiones tras la cual se esconde un amargo pozo de anhelos frustrados. De alguna manera, el paraíso californiano se muestra como el lugar idóneo para esa fijación del realizador norteamericano por “lo siniestro” -que diría Freud-, por aquello que se esconde tras la superficie y que no debe ser desvelado, lo que trae remembranzas de esos planos bucólicos de la población de Terciopelo Azul (Blue Velvet, 1986), o de la aparente normalidad que destila el pueblo de Twin Peaks (id, 1990), y que sin embargo escondían todo un caudal de perversión. Las aventuras de Betty (Naomi Watts), una aspirante a actriz, junto a Rita (Laura Elena Harring), una mujer amnésica, serán las piezas a través de las cuales basculará la mirada de Lynch sobre el mundo de los sueños y la realidad.
No por casualidad los primeros 110 minutos de la narración se estructuran de una manera más lineal, construyéndose de este modo una película dentro de otra película. En ella, Betty vive una experiencia idílica: aterriza en Hollywood en la coqueta casa de sus tíos; es elegida tras una formidable actuación en un casting; conoce a su amor ideal, Rita –que ternura y romanticismo tan inusitado exuda la secuencia de sexo entre ambas-; un director fija su mirada en ella; y por si no fuera suficiente, se embarca en una excitante aventura de ambientes “noir”. Aquí, Lynch se mueve entre la nostalgia –esas interpretaciones de canciones de los ’50- y la subversión –la surrealista reunión para imponer a la actriz protagonista, o ese retrato de un ¿productor? como sujeto inalcanzable tras un cristal infranqueable-, salpicando el relato de guiños cinematográficos (1), ya que no en vano nos hallamos dentro de un melodrama de serie negra. Solo ante la llegada de sus protagonistas a un intrigante local (¿un cine?), la estructura comienza a desestabilizarse –la distorsión del encuadre, el sobrenatural travelling de acercamiento hacia sus puertas-, y, curiosamente, en un giro de guión que adquiere tintes metacinematográficos –el cine no es más que una ilusión/no hay banda-, las nubes terminan dando paso al asfalto. De algún modo, el club “Silencio” es equiparable al radiador de la habitación de Henry en Cabeza borradora (Eraserhead, 1976), elemento que separa la triste cotidianeidad de su protagonista de sus estancias inconscientes. Es en la segunda parte de la narración donde el firmante de Dune (id, 1984) dota de sentido a su parábola, mediante un soberbio uso de la elipsis, hilando flashbacks y flashforwards mientras desvela la cara oculta del mito, encajando todas las situaciones y personajes con la precisión de un maestro relojero.
En Mulholland Drive, David Lynch vuelve a retorcer desde dentro los hilos de la narrativa cinematográfica convencional –al igual que hizo en Carretera Perdida (Lost Highway, 1996)-, pero no de manera gratuita ni a modo de juego para con el espectador, sino con la lucidez necesaria de saber que es la manera idónea de contarnos esta historia. Y es que tras esa fachada de sueños consumados y estampas idílicas, Hollywood muta en un desierto de ilusiones fracasadas, de aventuras que no deberían salir de luz, de episodios ante los cuales lo mejor es guardar…SILENCIO.
(1) Desde el personaje que toma el nombre de Rita en alusión a la protagonista de Gilda (id, 1946); las lujosas estancias que recuerdan a El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, 1950); la peluca que Betty coloca a Rita nos retrotrae inevitablemente a Vértigo (id, 1958); o ese bolso con el dinero que hace pensar en Psicosis (Psycho, 1960).
Saludos
13 comentarios:
Película que me encanta y que, paradojas de la vida, suele motivarme a ponerme en contra de cualquiera que hable de ella.
Creo que tanto en ésta como en Carretera perdida hay cabos sueltos intencionados (o sencillamente al azar, que es lo más probable) que abren todo tipo de interpretaciones a quien quiera hacerlas. Creo también que los guiños son otra cosa, por ejemplo lo que hace Tarantino en Pulp Fiction...Pero eso es extensible a todas las películas, lo que no acabo de entender es por qué cualquier coíncidencia se tiene que considerar un "guiño" (aunque tal vez sea que directamente no sé qué se entiende por esa palabra).
Y evidentemente en lo que muestro un completo desacuerdo es en lo de "pero no de manera gratuita ni a modo de juego para con el espectador, sino con la lucidez necesaria de saber que es la manera idónea de contarnos esta historia."
Podrá ser una manera factible de contar la historia. En todo caso. Lo de que la película esté hecha así yo lo achaco sencillamente a que desde siempre David Lynch ha hecho así la mayoría de las películas, y no creo que en todas fuese porque era la manera idónea de contar la historia precisamente.
Amén de que, insisto, también creo que parte se hace como juego y para que la gente ordene las piezas como le venga en gana.
Pienso que he explicado claramente el porqué creo que ésta (y no otra) es la mejor manera de explicar la historia. Porque si no fuera así, el tema del sueño/visión solo sería una "paja" de Lynch para complicar su comprensión. Por mucho que se hable de que Lynch juega con el espectador, el desarrollo es muy coherente con la idea de ese Hollywood de las dos caras (sueño-realidad, ya lo he dicho muchas veces). Está claro que por mucho que la gente desvaríe en cuanto a su interpretación, Lynch sabe lo que quiere contar. Y es que lo que hay que preguntarse no es qué ha hecho, sino por qué lo ha hecho.
En cuanto a los guiños, me ha salido ahora un semiótico. Los "guiños" cinematográficos a clásicos son evidentes (o al menos a mí me lo parecen), lo que pasa es que no son gratuitos (al contrario de lo que habitual hace el Sr. Tarantino) sino que juegan un gran papel a nivel narrativo...lease, el tema de la peluca, mediante la cual Rita se asemeja cada vez a Betty, porque simplemente...son la misma persona.
Y por último, no comparto eso de que Lynch construya así todas sus películas. De hecho, habría que matizar, ya que solo "Carretera Perdida" (la cual debería revisar urgentemente) maneja esta narrativa tan fragmentada. Por lo demás, ¿tú crees que "El hombre elefante", "Terciopelo azul", o "Una historia verdadera" siguen el mismo esquema? Vamos, es que ni siquiera "Cabeza borradora" es liosa, sino tiene una estructura bastante lineal.
Creo que he expuesto correctamente mi teoría, ¿que no estas de acuerdo? estás en todo tu derecho.
Saludos
No he dicho que haga así todas sus películas, he dicho la mayoría. Evidentemente Una historia verdadera no sirve de ejemplo.
Respecto a lo de los guiños...¿qué papel a nivel narrativo juega el supuesto guiño a Gilda? En Pulp fiction hay guiños a muchas películas y se nota que están forzados, es decir, que son intencionados...que se busca que los espectadores los reconozcan...el de Psicosis, por ejemplo (Ving Rhames viendo a Bruce Willis en el coche), funciona como una broma por contraposición a lo que ocurre en la película original (y lo que la gente se espera).
Lo de Gilda en esta película podría ser una coincidencia perfectamente, mientras no venga el tío y diga lo contrario. ¿Cuál es la diferencia en este caso entre coincidencia y guiño?
Respecto a lo último, dos cosas. Que me parece muy atrevido decir que esta forma de contar la historia es mejor que otras (insisto: ¿también lo era en Cabeza borradora, Carretera perdida, Twin Peaks, etc, etc...?)
Y lo segundo, decir que para mí lo de "no es qué ha hecho, sino por qué lo ha hecho" tiene límites bastante difusos y bastante peligrosos también. Más con un tío con un historial como el de Lynch, y viendo los cabos sueltos que suele haber también en sus películas.
En cualquier caso, pensando por qué lo había hecho fue como se "descubrió" el carácter pesimista y sombrío de Miguel Ángel, por lo oscuras que eran sus pinturas, hasta que un día llegaron unos tíos a la Capilla Sixtina y les quitaron la suciedad que tenían por encima.
Vamos por partes. Para mi una coincidencia es algo que aparece al azar, sin ninguna intencionalidad por parte del creador. Pero lo de "Gilda" para nada es casual, sino todo lo contrario. Es obvio que esa parte de la historia (o sueño, o visión, o lo que sea) no es más que otra película, y de ahí lo de Gilda. Y un guiño es un acto plenamente consciente...
¿Que te parece atrevido que diga que es la mejor manera de contar la historia? Pues tal y como está todo planteado SÍ. Y volvemos a matizar, ya que solo "Carretera Perdida" tiene esa estructura tan poco lineal (lamento no poder discutir mas sobre esta pelicula, pero no la tengo nada fresca). Pero "Cabeza borradora" es simplemente la historia de un tipo, bajo su punto de vista distorsionado de la realidad. Además, si ya te lo deja claro desde el primer plano: la cabeza del hombre y un mundo girando----> estamos en "su mundo".
Por lo demás, vamos paso a paso: "El hombre elefante", "Dune", "Terciopelo Azul", "Corazón salvaje", "Fuego camina conmigo", "Carretera perdida", y "Una historia verdadera". ¿En cuales de ellas la narración es tan enrevesada? Porque en "Terciopelo azul" tb te lo clarifica (el travelling hacia dentro de la oreja). Javier, a ti te puede parecer que la historia se podría contar de otra manera, pero eso ya es otra película. Yo, viendo "Mulholland Drive", creo que la estructura elegida es perfecta. Para "homenajes" a Hollywood mas "clasicos", ya hay otros títulos.
Y por último, creo que en el cine el "por qué" es importantísimo, porque sino, todo no deja de ser un "lo pongo porque quiero", y eso no vale. A mi tampoco me vale que en "Memento" se cuente la historia hacia atrás porque sí, debe haber una razón. Recuerda que "el travelling es un cuestión moral". Y Lynch tb entra en el saco: es obvio que a él le encanta jugar con el público para que se coma la cabeza (solo hay que leer el libro "David Lynch por David Lynch"), pero eso no quiere decir que las historias las programe, mientras más aleatorias mejor. Me niego a pensar que un tipo tan inteligente como él deje cosas al azar (y en "Mulholland Drive ni de coña me lo parece).
Saludos
Lo de Gilda sinceramente no lo entiendo. No entiendo por qué es significativo que sea esa película y no cualquier otra de la que pudiera haber tomado el nombre (otra película o...un poster de un grupo musical, vamos).
Donde digo "hacer así la mayoría de sus películas", me refiero a lo que tú llamas "punto de vista distorsionado de la realidad", no a que la historia sea más o menos enrevesada. De hecho, si Cabeza borradora y Terciopelo azul quedan claras ya con las escenas que has citado, ésta también lo está con ésa en la que la tía se acuesta sobre la cama, y Carretera perdida ídem (sin haber una escena tan """clara""" aunque sí con ciertos detalles diseminados a lo largo de la película).
Y respecto a eso de "lo pongo por qué quiero"...¿quién decide lo que significa una escena, tú o el que la ha hecho? ¿Quién si no él puede saber lo que pretendía realmente con tal imagen o tal otra, ya sea en Memento, en Mulholland drive o en cualquier otra? El problema es que te puedas poner a buscar porqués y encuentres unos en los que el tío ni hubiera pensado. Porque ése es el tema: te niegas a pensar que deje cosas al azar por lo inteligente que te parece, pero has llegado a la conclusión de lo inteligente que te parece cogiendo sus películas y haciendo interpretaciones en las que nada quede al azar...
Que por cierto, quedar queda, sean intencionados o simples errores. Hay una escena en concreto en Carretera perdida (cerca del final, con Bill Pullman matando al productor, creo) que contradice el argumento de que todo lo que muestra la cámara de vídeo es real. Y hasta donde yo sé, todas las interpretaciones habidas y por haber de la película incluyen ese argumento.
Yo creo que estamos hablando cosas diferentes, Javier. Sobre el que decide qué significa una escena, evidentemente es el director. Pero yo estoy para intentar interpretar que es lo que me dice esa persona: en ocasiones llegas a los que te dice, en otras no, y en otras se puede sobreinterpretar. Yo he dado una interpretación, y cada vez que veo esta película, lo veo más claro (sigue siendo a mi manera, no digo que lo pienses tú), y encajo todas las piezas de manera perfecta. Pero lo que estoy diciendo es que un director no debe (ojo, no debe, al menos en mi concepción del cine) rodar cosas porqué sí, que debe tener una razón para rodar cada escena, o como la rueda; que debe tener un significado, el cual evidentemente se lo da él.
Y sobre "Gilda", estoy seguro que no lo pone al azar; lo primero porque ya escoge un poster de una película para su otra "película", segundo porque es morena con cierto parecido a Laura Elena Harring.
Saludos
Y por cierto, no creo que sea inteligente porque haya podido conectar los elementos de sus películas, sino además por lo que he leído sobre y por él, por lo que ha hecho además de las películas, y por el desarrollo de su filmografía a lo largo de su carrera. Pero hay algo más, ¿acaso no me puede parecer inteligente porque uno todos los cabos?, ¿y que me dices de aquellos que le llaman farsante porque no entienden sus películas?
Saludos
"segundo porque es morena con cierto parecido a Laura Elena Harring."
...vaya gran papel narrativo...sin duda deja en ridículo los gratuitos guiños de Tarantino... :D
Venga, hombre, si te estás escudando en argumentos semejantes es porque no hay otros mejores. Lo que dije: es algo que coincide. Casual o no, pero lo que parece claro es que tanto podría ser esa película como cualquier otra, y eso es lo que para mí no debe definirse como guiño.
Y sí, posiblemente estemos hablando de cosas distintas. Yo también pienso que las cosas se deben filmar con algún motivo, lo que decía es que no somos quienes para establecer cuál era ese motivo. Lo intentamos, claro, si no no tendríamos nada que discutir...pero es un terreno francamente arenoso.
Por último:
"¿acaso no me puede parecer inteligente porque uno todos los cabos?, ¿y que me dices de aquellos que le llaman farsante porque no entienden sus películas?"
Efectivamente lo que dije antes tiene algo de trampa y existe la posibilidad de que los cabos sueltos que yo encuentro sean "cabos no-sueltos" que no he conseguido enlazar...pero, y aquí está la diferencia de opinión, no me lo parece. No me lo parece...no solo por no haber conseguido encajar todo lo que hay en sus películas, si no por otras cosas: porque viéndole hablar sí tengo la sensación de que le gusta jugar con la gente, porque hay cosas por ej en Mulholland drive que me parecen claramente de coña (de humor absurdo), sin ninguna relevancia argumental, y hasta ésas las integra la gente en sus interpretaciones. Y por último, porque siempre me ha parecido un tío más preocupado de "pintar imágenes" e hipnotizar al espectador que de establecer unos rebuscadísimos significados y simbolismos en sus películas (él mismo rechaza definirse como un intelectual). Esto último...exceptuando Blue velvet.
Por cierto, por simple estadística debería haber cosas (muchas o pocas, da igual) que sean al azar o por despiste, y la que dije antes de Carretera perdida es una de ellas.
"lo que decía es que no somos quienes para establecer cuál era ese motivo..."
Hombre, pues despues de leer esto, creo que deberías replantearte seguir escribiendo de cine..jejeje. Si tú crees que no somos quien para hacer esto, apaga y vámonos, pues vaya, que hagan las pelis para ellos y que nadie se pregunte nada (pero vamos, tampoco me interesa comenzar otro debate en este punto).
Por lo demás, mi postura sobre Lynch es bastante contraria, me parece un tipo al que se la suda bastante el público. De hecho, odia hablar de sus películas, él hace el trabajo y que cada uno se busque la vida como sea. Para mí, este tipo vive en su mundo, y sus declaraciones son muy muy ambiguas, que quieres que te diga.
Y dos apuntes mas:
Dices..."e hipnotizar al espectador que de establecer unos rebuscadísimos significados y simbolismos en sus películas (....) Esto último...exceptuando Blue velvet."
Parece que no hayas visto, por ejemplo, "Twin Peaks", donde todo practicamente es simbólico. De hecho, parte de su obra gira en torno al bien y al mal, como dos entidades que actúan a modo de caras opuestas, y esto lo expresa siempre a través del simbolismo.
Y sobre lo de "Gilda"..que quieres que te diga. Sigo diciendo que no casual para nada. ¿Realmente tú crees que Lynch cogió el primer nombre que apareció o la primera película que estaba sobre la mesa? No lo creo. Lo que sí puede que, dada toda la maraña psicodinámica que rodea a su obra, lo haya extraído en algún "brain-storming" o algo así. Total, él ha confesado que el final de "Terciopelo Azul" lo sacó de un sueño, al que le dió unos retoques. En este caso, puede que esto influyera, pero en este caso no es casual.
Pero vamos, que es tú contra mí, ya que el único que puede explicar esto es el propio Lynch. Tranquilo pues, en el proximo Sitges se lo pregunto en la rueda de prensa de "INLAND EMPIRE". Y sino, ya me seguiré comiendo la cabeza para desentrañar este "guiño" sospechoso..jaja
Ahh, y es evidente que algo se le debe escapar. No debería ser así, pero es obvio que el 100% de una película no se controla, para cualquier director...y si no, que le pregunten que le pasó con "Dune".
Saludos
El cine de David Lynch se encuentra marcado por el estigma del entendimiento, como si los sentidos o las sensaciones que transmite su cine no fueran lo suficientemente fuerte para generan en el público una conmoción tal que no pueda levantarse de su butaca. Al no poder descifrarlo, muchos críticos, lo tratan de sacar del juego, colgando su cine en una percha surrealista, en un lúdico sueño, o simplemente, tildándolo de pesadilla visual. En Eraserhead, su primera película, el director arriesga, y gracias a él, varias generaciones salen ganando.
El universo cuestionado del director
Hay películas que se explican y se agotan en si misma, dejando al espectador en manos de la información y al servicios del entendimiento. Nadie puede quedarse afuera, reza, una parte de la industria. Por suerte el cine posee la misma cantidad de variables que los colores del arcoidis, aunque muchos unan esfuerzo para impedirlo. Entonces, si uno tiene la pequeña cuota de curiosidad necesaria, puede animarse a transitar por el camino de las sensaciones por encima de la narración ortodoxa; y es ella, la narración, ó el, por los sentidos, la que nos invita a viajar, dejando a tras las conocidas recetas programadas. Algún director de cine, ya entrado en años, ha sugerido, con una pizca de bronca, que el cine contemporáneo mal supo dejar de lado la construcción de los personajes y sus relaciones, girando hacia el oscuro rincón de lo inaprensible. Seguro de que no hay nada nuevo, se podría llegar afirmar que algunos realizadores de hoy poseen un mayor manejo del tiempo y de la sensación que quieren transmitir en los distintos pasajes de su obra. Si hay un gran maestro, un verdadero tiempista, (en fútbol, un tiempista es un jugador que sabe cuando salir a marcar, cuando cortar el juego y cuando dar un pase de lujo para dejar al delantero solo frente al arco) ese es, David Lynch. El director norteamericano, que ha sido mal catalogado por una parte de la crítica, la cual lo congela, lo confunde, lo ignora, y resignados, los malos críticos, para facilitar su tarea, lo llaman surrealista, supo, con el correr del tiempo, fundar una manera de ver el cine, que además de formar parte de su universo personal, deja una puerta abierta por donde muchos nuevos, y otros no tanto, directores, desde hace un tiempo, vienen transitando. En definitiva, sus películas son una experiencia singular. En 1976, con su opera prima Eraserhead (Cabeza borradora, es su versión castellano), se hizo de público conocimiento el universo de los sentidos que impone el cine de Lynch.
¿Es una pesadilla? ¿Es un sueño? No, es Eraserhead.
Las oscuras y deprimentes calles de Philadelphia, junto a los miedos que le provoca su inminente paternidad, inspiraron su primer largometraje: Eraserhead, título con juego de palabras "cabeza que borra" o "cabeza borradora" ya que en la fábrica donde trabaja el protagonista se hacen lápices negros que poseen una goma en uno de los extremos y por los cuales, Lynch intenta metaforizar sobre el comportamiento del protagonista. El film comienza con un torso humano horizontal sobreimpreso contra un cerebro. El torso progresa hacia arriba y luego desciende. En un momento su boca se abre y surge una especie de espermatozoide superalimentado que escapa rápidamente. Son 3 o 4 minutos, pero sirven como óptima referencia de lo que estamos por ver. Algunos sostienen que se trata de una pesadilla. ¿Pero lo es? en realidad, al pensar en forma de pesadilla no se borran las huellas del mundo real ¿al enmarcarla dentro de un sueño, no saboteamos la fuerza demoledora de la película?
Continuando con la cinta, el protagonista, Henry Spencer, a quien distinguimos por su excéntrico peinado y por sus ropas un par de talles más chicas, vaga por una jungla industrial y urbana, sin encontrarse con nadie. A lo largo de la película va sufriendo todo tipo de situaciones difíciles: primero va a cenar a la casa de los padres de su novia topándose con un panorama bastante decadente, posible de clasificarlo como ultra realista, un realismo llevado al extremo que dista mucho de ser una situación absurda. La situación cambia cuando el protagonista se entera que ha sido padre de un bebé prematuro; convive con su novia y la primera noche ella le abandona porque no puede soportar el llanto del bebé. A partir de ahí debe afrontar toda una noche en vela, cuidando a esa criatura, que parecería un feto deforme del amado Ete más que de un ser humano; por momentos fantasea con que existe un teatro de vodevil detrás del radiador de su habitación, y, eventualmente ingresa en su propia fantasía, pero para ser decapitado poco después. Su puesta en escena, al igual que la iluminación, en blanco y negro, es exquisita. El relato mantiene distintas velocidades, y nuestro personaje va transitando el recorrido que le asigna el destino sin poder, ni saber, como enfrentar los problemas. ¿Es simplemente un sueño? ¿Nunca se han sentido sin determinación sobre lo que acontece? ¿No han experimentado, alguna vez, mal que sea, en sus vidas, esa sensación perturbadora de atravesar las circunstancias difíciles sin encontrar, y hasta sin buscar, ni querer, encontrar una solución? Algunos dicen que intentar comprender la naturaleza del hijo monstruoso del protagonista o la explicación lógica de que exista un teatro detrás de un radiador, es absurdo. Pero, de seguro, ni el más austero de los espectadores que haya visto Eraserhead, puede declarar en contra de las perturbadoras emociones que despierta la cinta. El trabajo artesanal, tanto en la composición de los planos, en cuanto a luces y sombras se refiere, como en el armado del sonido y los efectos especiales, fueron por causa y ejecución del propio director. El relato es asfixiante gracias a la creación de un realizador que sabe poner el ojo en la cerradura más oscura del comportamiento humano.
Uff tuve que ver dos veces esta película para lograr entenderla, y aún así no termino. Supongo que será por Lynch x)
Es muy buena de todas maneras : )
UFF!! QUE HOMBRE MAS REBUSCADO ESTE DAVID LYNCH
SOY UNA ALUMNA NOVATA EN CINE PERO HE TENIDO QUE VER LA PELICULA DOS VECES PARA ENTENDERLA POR LO QUE ME PARECE QUE ESTA PELICULA VA DESTINADA A UN MINORITARIO PUBLICO, CREO, VEO MUY DIFICIL QUE UN PALETA CON UN PALILLO EN LA OREJA CON MUCHO RESPETO A LOS PALETAS PUDIEREN ENTENDERLA.
ES EVIDENTE QUE LA MUSICA Y LA MOVILIDAD EN CAMARA ES MUY IMPORTANTE Y EN ESTA PELICULA EN CONCRETO, LA FOTOGRAFIA, LOS CONTRAPLANOS, LAS VISTAS PANORAMICAS DE HOLLYWOOD COMO TERCER PROTAGONISTA PRINCIPAL, LOS ENCUADRES, PRIMEROS Y PRIMERISIMOS PLANOS, PLANOS DETALLE, TRAVELLING SON MUY BUENOS!! SIN ESTE JUEGO DE CAMARAS Y FOTOGRAFIA, CREO QUE EL CONTENIDO NO HUBIESE TENIDO EXITO POR CARECER DE SENTIDO EN LA SEGUNDA TRAMA DEL GUION CUANDO EMPIEZA A DISTORSIONARSE LA REALIDAD INTRODUCIENDO LA PARTE OCULTA DEL PROTAGONISTA "EL SILENCIO" TODO ES UNA ILUSION, TODO ESTA GRABADO, NO HAY ORQUESTA, NO HAY BANDA SONORA EL TEATRO, CINE ESTA VACIO! EL SILENCIO OCUPA SU ESPACIO, EL SILENCIO LLORA
LOS CAMBIOS DE PLANO SON CONSECUTIVOS CON GRANDES CONTRASTES DE ESCENA, LOS EFECTOS ESPECIALES DE LA CAJA AZUL AL ABRIRLA LA SENSACION DE OSCURIDAD, VERTIGO, MIEDO, EL SENTIMIENTO EROTICO PLASMADO ENTRE LAS DOS PROTAGONISTAS, LA SENSUALIDAD DE SUS MIRADAS, LA COMPLICIDAD, EL IRRUMPIMIENTO DE LOS CELOS, ENVIDIA, ODIO HACIA RITA, UN LENGUAJE ENRIQUECEDOR DONDE LYNCH INTENTA CONFUNDIR AL ESPECTADOR ENTRE LA REALIDAD Y EL SUEÑO
CONTRASTES DE ESCENA INTERIOR DE APARTAMENTO BARROCO, RECARGADO, CON PLANOS DETALLE DE UN TELEFONO,UNA LAMPARILLA DE MESITA DE NOCHE, UN CENICERO LLENO DE CIGARRILLOS
LA REPETICION DE ESCENAS AL PRINCIPIO Y AL FINAL DE LA PELICULA, LA LIMOSINE SIN DESTACAR EN LA NOCHE EN EL AVANCE DEL TRAVELLING, TAN SOLO DIBUJANDO SU ESBOZO LAS LUCES ROJAS DE ATRAS LA PLACA DE LA MATRICULA EN ENCUADRE PEQUEÑO Y LOS LATERALES DE LA LIMOSINE DE LAS LUCES AMARILLENTAS DIBUJAN EL VEHICULO EN LA CARRETERA,
NOSTALGIA EN LA MUSICA DE LOS AÑOS 50 CON EL EQUILIBRIO DE LOS COLORES PASTEL, PREDOMINANDO EL COLOR ROSA EN ESCENAS RELACIONADAS CON EL AMOR, E INCLUSO LA ESCENA DE PINTURA ROSA IMPREGNANDO LAS JOYAS DE LORRAINE
CONTRASTE DE UNA CASA LUJOSA MODERNISTA CON MUCHA LUMINOSIDAD PAISAJE CLARO DE COLORES SUAVES Y MOTIVANTES ENCUADRANDO EL PORCHE DE ADAMAS EN EL LUJOSO ENCUADRE CONTRASTANDO CON LA VISION DE UNA CAMIONETA "GENE CLEAN"
PRIMEROS PLANOS DE POSTERS PUBLICITARIOS EN TODO MOMENTO, CASUALIDAD Y SEMEJANZA A LA PROTAGONISTA DE LA CAMARERA "DIANE"
PREDOMINIO DEL COLOR ROSA EN ESCENAS SIGNIFICATIVAS,
EN LA CLAVE PRINCIPAL DEL SUEÑO PLANO GENERAL OSCURO, CON LAS CORTINAS GRUESAS Y ROJAS DENOTANDO MISTERIO, EN FIN, MUCHAS COSAS POR COMENTAR Y CADA UNO LO INTERPRETAREMOS DESDE DISTINTOS PUNTOS DE VISTA, SOLO HAY UNA VERDAD...."EL SILENCIO"
ATENTAMENTE
ANNAISS
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