Aprovechando el estreno de "La Guerra de los Mundos" es una buena oportunidad para echar un vistazo al anterior largometraje de Steven Spielberg, la infravalorada "La terminal", un film que tiene mucho más de lo que parece y que vuelve a poner de manifiesto el desarrollo de un cineasta que a pesar de volver a la comedia romántica, ahora es capaz de impregnar a sus obras con un toque decadente y menos pasteloso de lo que cabría esperar.
Es increíble como una historia como la que le sucede al protagonista del film se base en un hecho real, el del refugiado iraní Merhan Nasseri, que aún sigue viviendo en el aeropuerto Charles de Gaulle, en París (si bien algunos dicen que en pésimas condiciones de salud mental). La historia de "La terminal" es parecida: Viktor Navorsky es un ciudadano de la ficticia República de Krakozia (bueno, tan ficticia como que pudiera ser cualquier país de los Balcanes o de la extinta URSS) que llega a un aeropuerto de Nueva York, pero al aterrizar su país entra en guerra, y se le prohíbe por diversas razones burocráticas, tanto volver a su país de origen como entrar en los Estados Unidos. A partir de aquí seremos testigos de las peripecias de Navorski (un Tom Hanks que va mejorando a lo largo del desarrollo del film) por sobrevivir en este entorno, siendo vigilado por Stanley Tucci, un burócrata que evitará por todos los medios que pise suelo norteamericano.
El punto básico de "La terminal" consiste en una liviana reflexión acerca de los actuales Estados Unidos y el tan deseado "American Dream". A través de un impresionante set que recrea a un aeropuerto, Spielberg elabora una interesante metáfora de una gran urbe como Nueva York. Por ahí aparecen los Burger King, los Hugo Boss o los imprescindibles Starbucks, mientras somos testigos de la lucha de un inmigrante por salir adelante a pesar de las trabas impuestas, las dificultades para encontrar un puesto trabajo o el eterno problema de los papeles o certificados. No es que Spielberg sea políticamente correcto y rodee a Navorski de mexicanos, hindúes o afroamericanos, es que estamos hablando del cosmopolitismo inherente a una gran ciudad. Las primeras secuencias ya lo dejan claro: muchas personas, gran diversidad de lenguas, caos, desorden, soledad..... tomas generales donde Navorski se siente perdido ante el tumulto de gente. No son más que las sensaciones de un inmigrante en su nuevo periplo.
Cuidado, es todo muy edulcorado, dicen los críticos. Sí, estamos delante de una comedia romántica. Tenemos al inmigrante más simpático del mundo y a las mejores personas que le puedan acompañar. Tenemos la irresistible historia de amor con una preciosa azafata y tenemos el final perfecto, donde Navorski cumple su diminuto "sueño americano". Pero, ¿es esto realmente así? ¿es todo tan bonito? ¿acaso el hindú que limpia no tiene un pasado tan oscuro, pero es ignorado por un país que es capaz de olvidar todo a cambio de recibir lo que realmente le interesa? ¿por qué a pesar de los esfuerzos de Navorski, todos somos conscientes de la imposibilidad del éxito de la relación con la azafata?... y lo más importante, ¿acaso no se respira un aroma de tristeza, de decadencia, de esfuerzos infructuosos a pesar de que Viktor cumpliera su sueño? Estamos ante el nuevo reverso "spielbergiano", mostrado con toda su intensidad en esa obra maestra que se llama "Inteligencia Artificial", así como en sus dos títulos siguientes como "Minority Report" o la genial "Atrapame si puedes".
Cuidado, es todo muy edulcorado, dicen los críticos. Sí, estamos delante de una comedia romántica. Tenemos al inmigrante más simpático del mundo y a las mejores personas que le puedan acompañar. Tenemos la irresistible historia de amor con una preciosa azafata y tenemos el final perfecto, donde Navorski cumple su diminuto "sueño americano". Pero, ¿es esto realmente así? ¿es todo tan bonito? ¿acaso el hindú que limpia no tiene un pasado tan oscuro, pero es ignorado por un país que es capaz de olvidar todo a cambio de recibir lo que realmente le interesa? ¿por qué a pesar de los esfuerzos de Navorski, todos somos conscientes de la imposibilidad del éxito de la relación con la azafata?... y lo más importante, ¿acaso no se respira un aroma de tristeza, de decadencia, de esfuerzos infructuosos a pesar de que Viktor cumpliera su sueño? Estamos ante el nuevo reverso "spielbergiano", mostrado con toda su intensidad en esa obra maestra que se llama "Inteligencia Artificial", así como en sus dos títulos siguientes como "Minority Report" o la genial "Atrapame si puedes".
"La terminal" se estructura como una fábula con ecos claros del cine de Frank Capra, pero no por las buenas intenciones (que las hay) ni por una visión algo sensiblera de su protagonista (que también la hay) sino por el abordaje de la eterna lucha del individuo por sobrevivir en una sociedad que lo exprime hasta obtener sus beneficios, si bien Spielberg cambia al "common man" de Capra por el emigrante que de algún modo él es. El realizador de origen judío siempre paga el peaje de haberse convertido en el icono del cine mainstream, con la consiguiente pérdida de objetividad de muchos sectores de la crítica, pero en cada nueva obra da un repaso a muchos directores de como mover la cámara y narrar una historia. "La terminal" tampoco sería lo que es sin su fotógrafo favorito, Janusz Kaminski o sin la genial partitura de un crack como John Williams, dos ingredientes que dan empaque a esta magistral película, otro ejemplo de como se puede aunar capacidad comercial con una disgresión ciertamente lúcida sobre un tema difícil. Es posible que a su relato le falte contundencia y mala leche, y que con un punto de partida tan interesante se podría haber ahondado más en un relato más claustrofóbico, pero no es lo que le interesa a su creador. Y esto es un hecho que los espectadores debemos respetar. Ahora solo queda ver como sigue evolucionando en lo que ya es el acontecimiento del verano, su versión de la novela de H. G. Wells. Estaremos al tanto...
Un saludo
1 comentario:
A mi esta película me gustó pero gran culpa de ello tiene Tom Hanks que es de mis actores favoritos.
8/10
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