Que duda cabe que Fear Itself ha arrancado con fuerza, quizás con menos gore de lo esperado, pero claro, ahora estamos en la NBC. Sus tres primeros capítulos son una buena muestra de los distintos derroteros por los que puede transitar el fantástico, y posiblemente a partir de ahí ya veremos variaciones de los mismos.
Breck Eisner abre el fuego haciendo lo único que sabe hacer: rodar sin calentarse mucho la cabeza. Así, The Sacrifice comienza como una serie B que recicla los decorados de la extraña Ravenous, continúa como una serie B a lo Jess Franco con tías buenas -muy vestidas, eso sí- y un engendro del demonio, y termina como una serie B con mini-twist final de mal rollo incluido. Pero en el fondo, lo más interesante sea su visión -que tiene mucho de azarosa- de las comunidades cerradas, así como el doble juego que contiene su propio título: un sacrificio que no se corresponde solamente con el que todos esperamos. Eso, o como bien afirma Tonio L. Alarcón, un Drácula y las mellizas versión far-west.....Tampoco es para comerse el tarro: The Sacrifice no posee más intención que hacer pasar un (mal) rato.
Muchas más intenciones posee Spooked, el capítulo dirigido por Brad Anderson y que entronca con una filmografía de individuos atormentados, tramas subjetivas que necesitan del género como catarsis del trauma. Pero más allá de ello, Spooked es una perversión cinéfila (Chinocudeiro dixit) que reflexiona de manera irónica sobre los arquetipos más rudos del cine de acción setentero, en particular sobre la figura del poli expeditivo al estilo Clint Eastwood. No es casualidad que el detective violento que encarna Eric Roberts tenga como nombre Harry, y se apellide Siegel. El trabajo de Anderson es una vivisección de los fantasmas del pasado, sí, pero sobre todo sienta en el diván metafílmico a uno de los iconos más polémicos que el "planeta cine" nos ha legado, lo abre en canal y luego lo fulmina. Ojito, pieza a reconsiderar.
Family Man es una furiosa lucha de egos: Ronny Yu es mejor teórico que director, y tanto Freddy vs Jason como, sobre todo, La novia de Chucky merecen sendos estudios en un futuro. Daniel Knauf ya se ganó el cielo con su prematuramente abortada Carnivale y ahora persiste con sus alegorías cristianas y sus conflictos familiares. Family Man parece querer ser una triste parábola religiosa, pero por otro lado quiere convertirse en una cínica visión de la familia. Knauf tira para lo serio: la culpa, la desesperación, el dolor; Yu para lo cachondo: la comida familiar y las visitas a la Iglesia. La cuerda se rompe y Family Man muere en su incertidumbre.
Saludos
Breck Eisner abre el fuego haciendo lo único que sabe hacer: rodar sin calentarse mucho la cabeza. Así, The Sacrifice comienza como una serie B que recicla los decorados de la extraña Ravenous, continúa como una serie B a lo Jess Franco con tías buenas -muy vestidas, eso sí- y un engendro del demonio, y termina como una serie B con mini-twist final de mal rollo incluido. Pero en el fondo, lo más interesante sea su visión -que tiene mucho de azarosa- de las comunidades cerradas, así como el doble juego que contiene su propio título: un sacrificio que no se corresponde solamente con el que todos esperamos. Eso, o como bien afirma Tonio L. Alarcón, un Drácula y las mellizas versión far-west.....Tampoco es para comerse el tarro: The Sacrifice no posee más intención que hacer pasar un (mal) rato.
Muchas más intenciones posee Spooked, el capítulo dirigido por Brad Anderson y que entronca con una filmografía de individuos atormentados, tramas subjetivas que necesitan del género como catarsis del trauma. Pero más allá de ello, Spooked es una perversión cinéfila (Chinocudeiro dixit) que reflexiona de manera irónica sobre los arquetipos más rudos del cine de acción setentero, en particular sobre la figura del poli expeditivo al estilo Clint Eastwood. No es casualidad que el detective violento que encarna Eric Roberts tenga como nombre Harry, y se apellide Siegel. El trabajo de Anderson es una vivisección de los fantasmas del pasado, sí, pero sobre todo sienta en el diván metafílmico a uno de los iconos más polémicos que el "planeta cine" nos ha legado, lo abre en canal y luego lo fulmina. Ojito, pieza a reconsiderar.
Family Man es una furiosa lucha de egos: Ronny Yu es mejor teórico que director, y tanto Freddy vs Jason como, sobre todo, La novia de Chucky merecen sendos estudios en un futuro. Daniel Knauf ya se ganó el cielo con su prematuramente abortada Carnivale y ahora persiste con sus alegorías cristianas y sus conflictos familiares. Family Man parece querer ser una triste parábola religiosa, pero por otro lado quiere convertirse en una cínica visión de la familia. Knauf tira para lo serio: la culpa, la desesperación, el dolor; Yu para lo cachondo: la comida familiar y las visitas a la Iglesia. La cuerda se rompe y Family Man muere en su incertidumbre.
Saludos