lunes, septiembre 25, 2006

[Reflexiones] La Crítica frente a las Nuevas Vanguardias


Reconozco que hacía muchísimo tiempo que pretendía redactar unas líneas sobre un tema tan peliagudo y difícilmente solucionable como la relación entre la crítica y las nuevas vanguardias cinematográficas, pero cada vez que intentaba articular el discurso en mi cabeza me encontraba con tal cantidad de información que mi visión se ofuscaba y me impedía darle siento sentido sintáctico. De hecho, todo aquel que escriba con frecuencia compartirá más o menos la opinión de que el ordenamiento de las ideas, la síntesis y la coordinación de la información son variables fundamentales a la hora de afrontar cualquier tesis, a riesgo de caer en la reiteración, el desorden o la desmesura, y en definitiva, provocar el aburrimiento. Por ello voy a intentar ir paso por paso pero sin excederme demasiado –aunque el tema da para mucho, ustedes ya se lo imaginan-, haciendo caso a las sabias palabras de Voltaire cuando afirmaba que “el secreto de ser aburrido es decirlo todo”.

Pues bien, hoy en día, cualquiera que esté interesado por los mecanismos del cine y de la crítica española, es consciente de las fracturas que se están sucediendo en el seno de esta última instancia. La revista Letras de Cine –publicación que compro y leo pero que está lejos de proporcionarme todo el goce intelectual que deseo-, con andares lentos, distribución limitada y contenidos “arriesgados”, junto a otros baluartes informativos como pueden ser el Festival de Cine de Gijón y sus publicaciones, el foro de Cinexilio, o la web Tren de Sombras, se ha erigido como el bastión de ese nuevo cine que parece decidido a romper con todo tipo de leyes narrativas y/o formales. Hablamos pues, de las nuevas vanguardias del cine, encabezadas por esos nombres recitados de memoria por modernos cinéfilos de pro y que forman una suerte de secta intelectual que segrega a quienes duden de su potencial cinematográfico: Tsai Ming-Liang, Claire Denis, Nobuhiro Suwa, Pedro Costa, Naomi Kawase, Lisandro Alonso o Apichatpong Weerasethakul. Tampoco confundamos términos: no estoy en contra de estos cineastas ni de quienes los adoran, entre otras cosas porque sería tirar piedras contra mi propio tejado ya que disfruto con muchos de ellos, pero si me parece peligroso y muy cuestionable establecer una cierta contracultura que en definitiva, marca unos criterios de calidad no demasiado distintos de aquellos a quienes vilipendian, al menos en el fondo. Una vez marcado el territorio recuperamos el discurso para incidir en pequeñas batallas dialécticas que han tenido lugar entre sectores del gremio: aprovechando el especial que publicó Miradas sobre la Crítica, fuimos testigos del duelo entre dos tipos “duros” de ambos frentes, contienda proseguida por una calma chicha que se ha roto hace escasas fechas debido a la lamentable y execrable actitud de los críticos españoles de los diarios durante el pasado Festival de Venecia, cuyas baratas excusas por no acudir al pase de la película a la postre ganadora -lo último de Jia Zhang-ke, otro del club- no podían esconder su desidia, su desinterés, y lo que es más significativo, su falta de argumentos para disentir sobre la calidad de estos autores y trabajos. Y esto me lleva a lo que realmente me interesa, ¿realmente podemos abordar estas nuevas corrientes con las herramientas comunes que todos poseemos?

Esta circunstancia, junto a otros sucesos como la digresión del amigo blogger Max Renn sobre Gerry (Gus Van Sant, 2002), o la reseña de Jorge-Mauro de Pedro en contra de Tropical Malady (Sud Pralad. A. Weerasethakul, 2004), me han empujado no solo a escribir este texto sino incluso a replantearme de manera profunda el ejercicio de la crítica, a lo que también deben unirse acontecimientos personales que ya no tienen cabida ni interés en este escrito. Así pues, vayamos por bloques.


1. El tardío estreno de Tropical Malady propiciará de nuevo un combate acerca del cine como arte abstracto. Desde su paso triunfal por el Festival de Cannes de hace dos años, la película tailandesa ha dividido a la audiencia: obra maestra, cine del futuro, dominio del lenguaje, ruptura de cánones, abstracción en su segunda mitad, cine como tabula rasa donde el espectador lee lo que quiere VS aburrimiento, incontinencia autoral, onanismo creativo, más aburrimiento, hermetismo incoherente, absurda “paja” cinematográfica, me aburro todavía más. El problema es que difícilmente he leído una crítica destructiva de Tropical Malady que no caiga en los mismos lugares comunes, bien sea la de mi madre o la de un “experto”. Jorge-Mauro de Pedro, trasunto de Boyero de los bajos fondos, fundamenta su ¿análisis? en que le causa una somera somnolencia, en que le aburre y que no le interesa. Como esa, miles de reseñas más. Sus defensores, amén de algunas que otras frases míticas por su ininteligibilidad (1), nos proveen de un amplio abanico de interpretaciones, algunas suculentas, otras imposibles de aprehender. ¿Será que realmente Tropical Malady es una auténtica obra maestra, una pieza magistral imposible de desmontar?

Lo interesante es que la mayoría de ensalzadores del film se basan en la conexión emocional, más sensorial que racional, y que en este caso convierte a la crítica más que nunca, en un total ejercicio subjetivo carente de cualquier herramienta científica. El problema es que este cine de vanguardias se basa, casi intuitivamente, en el poder de sugestión, en su intensa carga de abstracción que limita su interés a aquellos que conecten con la propuesta, de ahí las deserciones masivas de quienes no comulguen con lo presentado. Si no “conectas”, difícilmente podrás aguantar una hora entera de paseos por la selva, de charlas con animales y de planos interminables. Así, largometrajes como L’intrus (Claire Denis, 2004), Los muertos (Lisandro Alonso, 2004), o Eli, Eli, Lema Sabachtani (Shinji Aoyama, 2005) ejemplifican este complejo proceso de deconstrucción al que se está sometiendo el lenguaje cinematográfico, una revolución que no ha hecho más que dar sus primeros pasos. Personalmente, siempre he entendido el disfrute de una película como la mezcla entre lo sensitivo y lo intelectual porque considero que ese intermedio es lo que nos hace precisamente humanos, de ahí que la acusada tendencia a la abstracción provoque en mí indiferencia y hastío, pero esto seguramente no os interesa y soy consciente de ello. Sin embargo, ¿si yo baso mi crítica en lo que me ha sugerido el film en cuanto que he conectado, por qué no destrozarlo en base a este mismo parámetro?


2. Otra de las películas sobre la que no he conseguido encontrar ni una crítica negativa distinta –en castellano, of course- ha sido Three Times (Zui hao de shi guang. Hou Hsiao Hsien, 2005), más que aquellas que denuncian su lentitud, sus pocos movimientos de cámara –y eso que no han visto obras más antiguas de Hou, porque ahora es que empieza a mover algo más la cámara (sic)-, o su efecto como somnífero. Entonces vuelvo a preguntarme si realmente nos encontramos ante una película imposible de desmantelar. Pero la citación de Three Times es meramente coyuntural, ya que a propósito de ella pasaré a comentar un hecho curioso que tuvo lugar durante el pasado BAFF, y que pone de manifiesto la risible autoritis de ciertos seguidores de estos autores. En la sección oficial a concurso se presentó Reflections (Ai li si de jin zi. 2005), un largometraje dirigido por Hung-i Yao, ayudante de producción del propio Hou Hsiao-Hsien durante varios años. El punto de partida de Reflections no variaba mucho al de la tercera historia de Three Times con una estética muy parecida a esta y a la de Millenium Mambo (2001): una relación de amor a tres bandas con el paisaje hipertecnificado y gélido del Taiwán contemporáneo; a saber, la incomunicación, cierta abulia existencial, la fragilidad de las relaciones... Nosotros, seguidores de la obra de Hou –aunque luego ruede una película tan irregular como Café Lumiere (Kojhi Jiko, 2004)-, nos preguntamos como el alumno podía seguir la senda del maestro, o si Hung-i Yao había sido capaz de encontrar ese toque personalísimo y rodar un film a lo Hou pero sin él. Fue curioso por tanto leer una gran cantidad de reseñas negativas sobre Reflections, tildándola de copia, de repetición, de vampirización, de su nula aportación. Paradójicamente ocurrió todo lo contrario, ambos films se rodaron de forma paralela, y fue Hou quién copió la estructura de Reflections para el episodio moderno de Three Times. Pero claro, quién va a cuestionar al maestro….


3. El malayo Tsai Ming-Liang pasa por ser otro de los tótems modernos. Su cine se basa en leves variaciones de unos postulados temáticos y estéticos que se mantienen constantes durante sus más de diez años de carrera. Mismo actor protagonista, diálogos reducidos al mínimo, encuadres vacíos, planos extremadamente alargados…un aspecto este último que me sirve para preguntarme/preguntaros sobre la duración de los planos. Cada vez que veo una película de Tsai Ming-Liang me da la sensación que si los planos duraran diez minutos más tampoco pasaría nada, y seguiríamos elogiándole o criticándole. Me pregunto cuantos minutos de un plano general estático son necesarios para transmitir la sensación de soledad o aislamiento, de incomunicación y apatía; cuanto tiempo tenemos que ver a un tipo en una cama dando vueltas para comprender lo que el director intenta contarnos, algo que conecta (y nunca mejor dicho) con ese cine sensorial que apela a nuestra capacidad sensitiva. Claro, que si Tsai se limitara a contar una historia –porque cuenta historias, eso de cine no narrativo es toda una falacia salvo en el cine más experimental- dedicando un tiempo concreto a las (absurdas) actividades de sus personajes, posiblemente tendría que dedicarse al medio o al cortometraje. Sí, el cine de Tsai aburre, es un hecho que casi nadie negará, pero eso nos llevaría a otro debate aún más resbaladizo: ¿acaso el cine para ser bueno tiene que ser divertido? ¿puede una película ser buena y aburrida al mismo tiempo? Vayamos un poco más lejos: ¿debe el crítico tachar a un film de bueno o de malo si éste le ha aburrido mucho? ¿cómo abordar entonces la filmografía de Tsai Ming-Liang sin caer en las convenciones de la crítica más conservadora? Lo que sí sé es una cosa, si criticamos a Michael Bay porque monta cuarenta planos por segundo, también tenemos derecho a criticar a Tsai Ming-Liang porque demora sus planos hasta la exasperación, y lo peor es que podría alargarlos todavía más: si el objetivo es captar el hastío de sus personajes, la dilatación del plano podría no tener límites.


Al respecto hay todavía más casos: me entero que hay una película de una directora que simplemente rueda colas de gente que espera…el problema es que la película dura más de una hora: ¿Cuántas colas son necesarias para demostrar lo que pretende el autor en este caso? ¿Cuántos paseos por el instituto y por el desierto deben dar los protagonistas de Elephant (Gus Van Sant, 2003) y de Gerry respectivamente? El travelling ya no es una cuestión moral, es…otra cosa. El cine más que nunca se convierte en un objeto interactivo que funciona en la medida que el receptor pueda asimilar lo que está viendo en pantalla, y se convierta en un ser estoico que soporte la gratuitad del metraje en aras de un fin mayor y más ¿rico?, de una interpretación enteramente subjetiva capaz de negar incluso al artista que firma la obra ¿Quizá la palabra concisión ya no significa nada? ¿No podemos reprochar esto pero sí en cambio lamentar la excesiva duración de King Kong (Peter Jackson, 2005)? En el pasado festival de Venecia, la pareja Straub y Huillet presentan un trabajo de una hora donde diversas personas leen de espaldas a la cámara textos de Cesare Pavese, sin atender a ninguna norma de puesta en escena, simples planos medios y a declamar. Uno de los primeros trabajos de Joaquim Jordá consistía en una persona leyendo una novela mientras la cámara deambulada por la habitación. ¿Cómo podemos desmitificar este tipo de trabajos sin que se nos tache de poco instruidos, de que no entendemos nada, de que nos hemos quedado anclados en el cine clásico? ¿Por qué aquellos que parecen tener las herramientas para analizar estas obras siempre las alaban?

¿Será que si el cine está mutando a pasos agigantados, el crítico también debe mutar? ¿Acaso ya no nos valen las técnicas que nos legaron los franceses, que parecen haberse quedado estancadas ante la proliferación de este nuevo cine de vanguardias? ¿Por qué todavía sigo sin leer un estudio que destroce literalmente al vitoreado Abbas Kiarostami y a “cosas” tan sospechosas como Five (2003)? Lamento no poder responder a la mitad de preguntas que planteo, quizás ustedes puedan ayudarme.

(1) a)«...las zonas de incertidumbre aniquilan a los de verdades transparentes haciendo de la pieza una masa orgánica y de núcleos múltiples». Juan Pablo Fernández.

b)«… visionar los films de Apichatpong es sumergirse en una experiencia sensorial, al mismo tiempo que aceptar la lógica del caos y de lo mágico. Por eso visionar los films de Apichatpong es entender la irrupción del inconsciente colectivo en el encuadre». Lorena Cancela.
Ambas extraídas de la crítica de Miradas.


Saludos

70 comentarios:

Sergio Herrada Ruiz dijo...

Menuda paja mental... jejeje

Es coña, debate interesante. Considero que el crítico cinematográfico debería estar lo más abierto posible a todos los géneros y a las diferentes tendencias que se crean alrededor del mundo.

Y sobre como "juzgar" una película, creo que se debería intentar llegar a un consenso interno entre la conexión emocional con el filme y su calidad técnica, aunque normalmente pese siempre más la emoción que el tecnicismo. ¿Cuántas películas alabamos y mitificamos a pesar de conocer sus imperfecciones?

Anónimo dijo...

Interesantísimo el debate que planteas, Roberto. Daría para horas y horas de charla porque es un tema complejo.

Hay muchas preguntas que responder y muchas formas de aproximarte a una película. De partida te diré que me siento muchísimo más cercano a la narrativa occidental que a la oriental, de modo que inevitablemente me siento descolocado, más o menos, cuando veo cine oriental. Evidentemente, hay excepciones, como el caso de Park-Chan Wook (que me encanta) o Takeshi Kitano (que también me encanta), cineastas un tanto "occidentalizados" (sobre todo el primero, ¿no crees?), pero me cuesta horrores emprender el visionado de una película oriental salvo que tenga referencias muy fiables. No he visto "Tropical Malady" ni "Three Times" y sólo he visto "The Hole" (me pareció soporífera) de Tsai Ming-Liang.

No sé, pero prefiero una narrativa más clásica y occidentalizada, virtud que atesoraba, por ejemplo, Kurosawa y que sin duda lo hacía más atractivo que otros. Y ya sé que hay que abrirse y tener una mente receptiva para catar toda clase de vanguardias cinematográficas, pero si el futuro del cine se comprende de interminables planos estáticos, planos secuencia de seguimiento de personajes vacíos y un estilo exageradamente contemplativo bajo la justificación de crear emociones, te digo desde ya que me bajo del carro. Si el cine va a ir por esos derroteros, te aseguro que me dedicaré a revisionar la filmografía de Carpenter, Eastwood, Peckinpah o Kubrick.

Yo soy de los que piensan que el ritmo y la síntesis son valores que nunca han de perderse.

Si yo fuera crítico, trataría de esforzarme en comprender lo que veo por extraño o incómodo que me parezca, tratando de no despachar de un plumazo lo que veo. Pero como espectador mondo y lirondo te aseguro que no volveré a caer en la trampa de, por ejemplo, gente como Van Sant.

Anónimo dijo...

Y hay otra cosa que me llama la atención: el lenguaje críptico y casi indescifrable que usan algunos críticos para elogiar determinadas propuestas que pertenecen a esa "vanguardia cinematográfica". Como si la crítica tuviera que situarse al mismo nivel de ininteligibilidad y carácter plomizo de la película objeto de análisis.

Y no te falta razón sobre el King Kong de Jackson. Yo soy el primero que la acusa de excesivamente larga y de nula capacidad de síntesis, y sin embargo otras propuestas parecen tener carta blanca para dilatarse hasta lo imposible. Curioso.

Tonio L. Alarcón dijo...

Felicidades, Roberto. Has escrito un texto valiente y necesario. Tus dudas son no sólo comprensibles, sino necesarias: aquél que nunca duda de su opinión, es que no ha cultivado ninguna, sino que repite como un loro. Durante este verano propuse llevar este debate a "Dirigido": si me hacen caso, puede que se provoque un debate interesante.

Más de una vez lo he comentado con AJ: la crítica de cine es algo muy sencillo, y a la vez muy complicado. Se trata, simplemente, de hablar de si te gusta o no una película, pero aprovechando las herramientas de reflexión que tienes a tu disposición para intentar transmitirle al espectador algo más que cosas como "la fotografía es maravillosa" o "el actor está soberbio". Un crítico debe tomar una postura moral y profunda ante el cine, porque hacer crítica es algo más que lanzar una opinión, es ofrecerle al espectador una lectura determinada de un film con la intención de enriquecer (o no) su propia visión.

Uno de los mayores peligros del enfrentamiento que hay entre los nuevos cinéfilos y la vieja crítica es la radicalización de posiciones: unos quieren defender su puesto y los otros, aunque intenten disimularlo, quieren tomar el puesto (o, al menos, que lo tome alguien de su "movimiento") de aquéllos. Todo lo que viene de un lado es bueno, lo del otro es malo. Lo que nos lleva a un extremismo peligroso, ya que nadie quiere reconocer los méritos de los directores que defienden los demás, lo que empobrece y embrutece el ejercicio de la crítica. Nos encanta etiquetar a los demás, pero el gusto cinéfilo es algo que no es, para nada, tan fácil de distinguir como los que promueven este debate pretende.

Y ahí es donde, mal que le pese a sus detractores, AJ Navarro (pese a sus modos, a veces groseros) quería llegar. A que ese peligro de las posiciones enfrentadas está ahí, acechante, y lo que hay que hacer es dejarse de estúpidos debates dialécticos mala imitación de los de "Cahiers" vs. "Positif" y, entre todos, enriquecer la crítica española reconociendo las virtudes y los defectos de todos estos autores.

Hombre Lobo dijo...

Obviamente, este es un tema que da para mucho, y no llegaremos a una solución aquí.

Sin embargo, yo personalmente creo que hoy en día, con el auge de los medios de comunicación alternativos y el fácil acceso de cualquier persona a un medio de expresión y opinión como puede ser una bitácora de cine, la labor del crítico "profesional" comienza a convertirse, y perdone que lo diga, en un oficio anacrónico que cada vez tiene menos valor.

Con esto quiero decir que la cuestión de la "autoridad" del crítico profesional de cine es algo cada vez más discutible, y por lo tanto, la conexión emocional del público (que al final es el auténtico receptor y destinatario de cualquier película, ya que el cine no se hace para los críticos) es lo que termina por imponerse ante cualquier valoración "científica" de las cualidades técnicas o narrativas de un film. Entre otras cosas porque dicha valoración objetiva (otra manera de decir "científica") es simple y llanamente una utopía.

Yo no soy crítico, simplemente alguien que ve películas, como usted bien sabe. Nunca he estado involucrado en el proceso de creación de un film y además no me interesa mucho. Únicamente valoro el cine como espectador, y precisamente como espectador te digo algo que Joe Bob Briggs (el gran gurú de la "crítica" de Serie B) dijo una vez: el concepto de "película mala" es muy discutible, ya que ninguna película entretenida es realmente mala. Claro, con esto no hace (ni hago) una defensa de cierto tipo de cine, sino simplemente digo que, efectivamente, el cine no nació como un arte elitesco y autoril, sino como un curioso artefacto de entretenimiento que proporcionaba una forma narrativa desconocida hasta entonces.

Yo soy de los que le dan la vuelta al postulado anterior, en la creencia de que ninguna película que provoque el sueño masivo entre sus espectadores puede ser tildada de "buena". El onanismo autoril puede que funcione como experimento curioso en un contexto específico, pero eso no es cine, es sencillamente la masturbación cerebral de un "artista" (las comillas son con toda la mala leche del mundo).

Esto va, por cierto, dedicado a "Tropical Malady", película que tuve la desgracia de ver la semana pasada.

Usted se pregunta, señor Alcover Oti, si nosotros no tenemos las herramientas necesarias para desmontar este tipo de cine. Yo le pregunto a usted: ¿no será más bien que le estamos buscando las cinco patas al gato? ¿No será más bien que los únicos que ponen películas como esta por las nubes son aquellos componentes de ese ridículo Olimpo pseudo-intelectual que mira con desprecio el cine porque considera (siempre desde su elevada posición de "genios incomprendidos") que el simple hecho de contar una historia ya es una "convención" de la que hay que sacudirse?

Termino con la respuesta que le di a un amigo que me preguntó si me había gustado "Baraka": yo veo el cine ante todo como un placer. Si eres de los que puede soportar una hora y media de alguien que te machaca el mismo mensaje una y otra vez en un afán por inducirte al hastío, allá tú.

Tonio L. Alarcón dijo...

Sólo dos apuntes:

- Sr. Kesher, tiene usted toda la razón del mundo. Narrar de forma sencilla y clara, a lo Ford o Hawks, es lo más difícil del mundo. Y nunca me cansaría de ver películas contadas por ellos.

- Sr. Hombre Lobo, le sugiero que no juzgue a ojo al mundo crítico. Dentro de él hay grandes defensores del cine de género (entre los que se incluye Roberto y yo mismo), que luchamos por que se le reconozca un estatus cultural mayor del que se le otorga.

Anónimo dijo...

Suscribo muchísimas cosas de las que habéis dicho.

En especial, estoy de acuerdo con que es pecado mortal que una película aburra. Yo también apoyo a muerte el entretenimiento y, por ejemplo, no se me caen los anillos por confesar que una chorrada como "Colega, ¿dónde está mi coche?" es capaz de sacarme unas cuantas risas y hacérmelo pasar bien.

También coincido en que en el ejercicio de la crítica hay mucha pose. Que se dice lo que conviene o lo que se supone que se tiene que decir. Porque es lo que MOLA. No tengo pruebas, pero lo sospecho.

Y en cuanto a la figura del crítico, coincido con Hombre Lobo respecto a su pérdida de "poder". Con internet, los blogs y los foros, creo que la trascendencia de la crítica generalista ha menguado.

Hombre Lobo dijo...

Bueno, realmente no quise juzgar al mundo crítico. Lejos quede yo de menospreciar ese oficio. Sólo quería resaltar por un lado el hecho de que su "autoridad" estética ha quedado muy atrás, y que con el estallar de medios alternativos de crítica, esas observaciones objetivas del arte son, hoy en día, casi inútiles.

Aparte de la perogrullada de que el cine no se hace para los críticos, sino para el público, y una película como "Tropical Malady", "Elephant" o "Baraka" lo que muestra es un increíble desprecio por el público. Lo que quizás yo encuentre molesto no es la existencia de estas películas, sino la sacralización de estas como paradigma de cultura elevada por parte de cierto sector de la crítica, el mismo que cuando ve la (lógica) escasa recepción de este tipo de cintas, lanza aquella frase lapidaria de "el cine está muriendo".

Sin duda esta es una excelente discusión que espero continúe.

Tonio L. Alarcón dijo...

Tienes usted toda la razón, Hombre Lobo: en la parte de la crítica, especialmente entre los profesionales jóvenes, hay una excesiva veneración del cine que, como bien defines, se hace de espaldas al público. Y, en parte, como bien dice Max Renn, es por puro miedo a ser "diferente", a ir contracorriente: es más fácil integrarse que luchar contra el pensamiento único.

Y en lo que sí estoy de acuerdo es en que la crítica de actualidad de los periódicos ha perdido fuerza, precisamente, por el "buenrrollismo" al que obligan los medios masivos. Pero lo que creo que es necesario, y cada vez más, son los críticos que remuevan las cosas, que digan las verdades y luchen a brazo partido contra los inmovilismos culturales y estéticos.

Ah y, desde luego, muerte al aburrimiento. Yo siempre he dicho y diré que prefiero a Truffaut a Godard, a un narrador modesto que a un artista pedante.

Roberto A. O. dijo...

Bueno, ante todo MUCHAS GRACIAS por vuestras palabras. Soy consciente, como bien dice Hombre Lobo (y pasemos ya de formalidades..jeje) que no llegaremos aquí a una solución, pero sí podemos debatir de forma inteligente y aportando cosas, para intentar echar algo de luz a este panorama. Lo cierto es que me he librado de un peso importante cuando escribí esto, casi me quemaba por dentro y veo que al menos ha tenido una buena acogida. Así pues, respondo por partes:

1)A MAX RENN: todos de alguna manera estamos acostumbrados a los ritmos occidentales porque de alguna manera hemos crecido con ellos. Es una cuestión puramente de hábito, nada más. Me hablas de dos directores de raíces occidentales, y bueno, evidentemente Chan-wook bebe mucho del thriller occidental, no hay duda de eso. En cuanto a Kitano....Kitano es uno de esos directores tan grandes que su estilo supera cualquier limitación geográfica. Su formación autodidacta, su vasta cultura, sus deseos por seguir jugando con el lenguaje cinematográfico sin atender a modas le ha colocado en un peldaño que poco importa si es de Japón, de EEUU o de Europa. Es un genio..otra cosa es que guste, bien diferente.

Comentas que Si yo fuera crítico, trataría de esforzarme en comprender lo que veo por extraño o incómodo que me parezca, tratando de no despachar de un plumazo lo que veo. Pero como espectador mondo y lirondo te aseguro que no volveré a caer en la trampa de, por ejemplo, gente como Van Sant. Nosotros no somos espectadores convencionales, y por supuesto lo que nos diferencia de los críticos son ¿conocimientos? y que no nos pagan por escribir. Pero no antepongo esta diferencia cualitativa con respecto al espectador de a pie como un hecho elitista (¡¡faltaría más!!) sino como un interés superlativo por este arte que se llama cine. Nosotros no vamos al cine, abrimos la boca y tragamos..y luego salimos y decimos: ¡que coñazo, me aburrió, es mala! NO, a nosotros nos gusta reflexionar sobre lo que vemos, reconocer sus valores, observar sus defectos, somos críticos porque amamos el cine, porque queremos ir más allá, porque sabemos que no todo se resume en "es buena o mala". Por eso quiero que hagamos uso de nuestros conocimientos y usemos el bisturí para, del mismo modo que nos cargamos lo último de Peter Jackson de manera concienzuda, lo hagamos con lo último de Apichatpong Weerasethakul, pero sin radicalismos ni extremismos, sino poniendola en el lugar que creemos se merece. No nos dejemos llevar por la apatía en estos casos, "leamos" la película y mostremos que somos capaces de criticarla sin que se nos juzgue como a unos ignorantes de las nuevas vanguardias.

No sabe usted lo que se puede leer en algunos sitios a propósito de este tipo de cine. Las frases son míticas....

2) A TONIO: tu opinión nos interesa mucho porque estás metido en el "ajo", y porque hablas con conocimiento de causa desde el ojo del huracán.Un crítico debe tomar una postura moral y profunda ante el cine, porque hacer crítica es algo más que lanzar una opinión, es ofrecerle al espectador una lectura determinada de un film con la intención de enriquecer (o no) su propia visión.: aquí enlazo con lo que le comentaba a MAX anteriormente, no podemos quedarnos en lo superficial y darles más munición a a esos otros, sino explotar a conciencia los defectos de estos nuevos autores para poder desmontarlos y así demostrar que "No es para tanto".

3)A HOMBRE LOBO: es cierto que la crítica ha perdido valor, en el sentido que las nuevas tecnologías nos permiten conocerlo todo, llegar a cualquier sitio. Hace muchos años, ellos siempre iban un paso por delante de nosotros, pero ahora, con Internet, con el eMule, con los blogs, su miedo se ha acrecentado porque cualquiera de nosotros sabe más de cierto cine que ellos, es un hecho. Pero eso no quita para seguir confiando en algunas plumas sabias, que como dice Tonio, nos iluminan, nos guían en muchas ocasiones. La crítica está lejos de morir, más bien se ha socializado, ya no es el coto privado de un grupo de afortunados: Internet la ha abierto a todo el mundo, con los peligros que ello también conlleva ya que también hay que tener cuidado de a quien leer...yo ya tengo claro quien me aporta cosas o no.

Comentas que la objetividad es una utopía. Pues yo sigo defendiendo ciertos criterios que sí pueden plantearse como objetivos. Pondré dos ejemplos relaciones precisamente con la puesta en escena (y podríamos llegar a otro debate curioso que es el desprecio actual de muchos especialistas por la puesta en escena....esto ya es otra historia): la primera la encuentras en el post anterior, Max Renn y yo establecemos una sana reflexión sobre lo último de Balagueró. Ambos partimos de presupuestos bastante objetivos para separarnos por la subjetividad: ambos somos conscientes que Balagueró utiliza un material como juego, que no aporta nada y simplemente se limita a hacer malabarismos con sus clichés pero pintandolos bien. A partir de aquí, Max cree que Balagueró se libera ya que no cae en lo pretencioso, y yo opino que Balagueró no va a ningún sitio con lo que hace. Como ves, dos maneras de partir de ciertas objetividades para luego abrazar la subjetividad. El segundo ejemplo procede de una película española: "Los lunes al sol" se abre con imágenes de archivo de los enfrentamientos entre la policía y los trabajadores de los astilleros. Con esta elección documental, no creo que nadie pueda negar que León de Aranoa parte de unos hechos verídicos y pretende explorarlos, no busca metáforas, busca hacer cine social.

De todos modos, no creo que haya que buscarle las cinco patas al gato, sino simplemente la intención de no caer en los análisis simplistas y maniqueos, aunque luego ellos (esa contracultura nueva) sí caiga, ya que pueden juzgarte por decir que el cine de Lisandro Alonso es aburrido pero en cambio ellos te sueltan que "Piratas del Caribe 2" es pesada y larga. Y eso me jode mucho.

4) A KESHER: amigo Kesher, has abierto una vía importantísima en este debate. Comentas que mucha gente que defiende estas nuevas vanguardias son muy jóvenes, y todos sabemos que el espectro cinematográfico es tan amplio que es imposible abarcarlo todo. Esto es un problema generado por las nuevas cinefilias, aquellas que prefieren bajarse lo último de Bela Tarr antes de verse una obra maestra de John Ford. A riesgo de ser tildado de seguidor de Garci y Cía, es cierto que el cine clásico cada vez importa menos, y nos encontramos con grupos de cinéfilos que se han visto la filmografía entera de Tsai Ming-Liang pero que no saben quien es Anthony Mann, o que se llenan la boca hablando de Sokurov y no han visto ni un film de Eisenstein. Son muchos de los que van al BAFF porque mola o que acuden al "lounge" del CCCB. Aquí SÍ hay un problema de pose, de modernismo vacuo. Como bien dices, entendería que alguien que estuviera saturado de las narraciones convencionales buscara nuevas cosas, pero ¿un tío de 23 años ha visto tanto cine como para esto? sinceramente, yo tengo 24 y me faltan tantas cosas por ver, no solo eso, me resulta difícil tirar de una película que vi con 15 años ya que mis criterios todavían no estaban formados y tendría una visión de ella tan sesgada que me obligaría a volver a verla.

Supongo que todo este "boom" del cine asiático también ha sido un corriente "cool" (y lo dice alguien que se enganchó al cine con "Ringu", ojo,... y que ha "vivido" en esta moda). Nos encontramos a personas diciendo: "el cine de Hollywood no me motiva, el cine está muerto", cuando posiblemente muy pocos de este grupo realmente tengan el bagaje fílmico suficiente como para decir que está cansado de narraciones convencionales (que los hay y los conozco).

Por último, hablas del COOLISMO (jejeje), de quedar bien. Mira, a mi me gustó "Three Times" y me gusta mucho "Tropical Malady" (espero publicar un texto sobre ella proximamente, si me apetece claro...jeje), pero estaría encantado con leer una reseña que las pusiera a parir desde el análisis y la rigurosidad. Si yo entro a un blog y leo que "Three Times" es un truño porque me aburrió le haré posiblemente el mismo caso que si leo que "Piratas del Caribe 2" es un truño porque me aburrió. Yo ya sé a quienes leer y que blogs frecuento, porque sé que lo que encontraré allí está muy por encima de modas y sectarismos.

Pero estoy contigo en una cosa: hay que comenzar una contrarevolución contra la contracultura, una contracultura casi tan peligrosa como los supuestos "reaccionarios" que éstas critican.

Saludos, y que siga el debate.

Roberto A. O. dijo...

Quiero añadir algo más respecto a lo que comenta Tonio, que esta nueva crítica parte de la radicalización de sus ideas para hacerse oír, despreciando a directores (que seguro que apenas conocen) y elevando a otros. De algún modo me gustó el enfoque que hizo Tonio de "El sabor de la sandía" porque había un afán por ponerse en un término medio (que es lo importante) y juzgar lo bueno y lo malo de un director como Tsai Ming-Liang, sin caer en comentarios peyorativos ni en alabanzas superfluas. No sé si algún día esto sucederá, pero si este tipo de cine alcanza una cierta difusión habitual, veremos en quienes se resguardan.

Ahh, porque lo anterior también es curioso. Se defienden a ciertos autores hasta que estos pasan a ser conocidos. Le ha ocurrido a Wong Kar-Wai ("Kar-Wai ya estrena habitualmente y lo conoce todo el mundo, ya no mola"), a Kitano ("puajj..Kitano se fue a hacer "Brother" a USA, y luego rueda "Dolls", que horror....yo quiero que Kitano vuelva a rodar "Sonatine y "Hana-bi"), o a Ki-Duk ("el coreano este molaba antes, ahora se ha vuelto un blandengue zen manierista y super-cursi, molaba más antes").

Saludos

migblah dijo...

Bueno, creo que seré yo el que rompa una lanza por el cine "aburrido" y así comenzar mi participación en este blog.

Lo primero que quiero decir es que como dice Tonio Alarcon, el crítico debe tomar una postura moral. Creo que el espectador también. E igualmente el director. Es decir, en el cine, todo se rige por la moral, incluso por encima de la estética. Por lo tanto, una estética sin moral no vale de nada. Que un crítico escriba un texto sobre determinado film con una bella retórica, pero sin analizar el film en su contexto no tiene ningún sentido. De la misma forma, una película que maneje una buena planificación, si esa conjunción de planos no está orientado a algo, no tiene ningún sentido. Por lo tanto, no creo que el cine sea cuestión de méritos técnicos. Se ha dicho que una película de Van Sant la puede hacer cualquiera, podríamos cambiar el nombre del director americano por el de Lisandro Alonso, Tsai y un largo etcétera. Pero la realidad es que la ha dirigido Van Sant y que el cine no es un concurso de méritos técnicos, como ya he dicho, sino un ejercicio de moral estética. En este sentido, ¿no creen que es más valiente hacer una película tan despojada de lo institucional como Last Days antes que un torrente de planos, efectos (y efectismos) y situaciones como King Kong?

Me gusta lo que dicen también de que les gustan los directores que narran de forma sencilla, pero ¿es posible narrar de forma más sencilla que Van Sant, Hou, Tsai o Denis? Personalmente creo que no. Esos directores aspiran a no modificar la imagen. Creo que ha sido perjudicial para el cine contemporáneo la excesiva elaboración que ha alcanzado el cine americano desde finales de los años 80. Cada vez se piden más planos, más raccords, más saturación. Y ha llegado un punto donde todo eso ha explosionado. Tenemos a Michael Bay que ya no sabemos muy bien lo que rueda porque es difícil ver lo que se muestra en pantalla. Igualmente infame resulta el último Tony Scott, planos, planos y más planos construídos sobre la nada y disparados hacia un lugar que no conocemos.

Y frente a esta tendencia tenemos a dos tipos andando por un desierto. A un hombre mayor que viaja por todo el mundo sin saber cómo ni porqué. Y tenemos a unos taiwaneses aburridos tirados en sus sillones. Me parece legítimo que los realizadores se rebelasen contra la complejidad del cine. Si han aparecido Apichatpong Weerasethakul, Tsai, Van Sant, Lisandro Alonso es porque quieren devolverle cierta pureza perdida al cine, retornar al principio, volver a contruír la Historia del Cine, porque en algún momento nos hemos equivocado. Y esa ambición es igualmente la ambición de cambiar el mundo. Desde el cine de Lars Von Trier, Ken Loach, Peter Jackson, Michael Winterbottom o Steven Spielberg (sin ánimo peyorativo para este último) no podemos volver al cine de Ford, Walsh, Hawks y demás clásicos, porque el cine de estos hombres ha edificado por encima de la estética de los clásicos americanos, los ha cubierto de hormigón. Solo a partir del cine del malayo, de los taiwaneses, del argentino o del independiente americano, desde su simpleza, de su pureza, podemos, entonces si, edificar una construcción simple, intuitiva. Por lo tanto, ellos son el cine a seguir, los que han conseguido eliminar los escombros del clasicismo destruido.

Rompamos una lanza a favor de todos aquellos que no ven cine clásico. Yo lo entiendo, pero no lo comparto. Me parece importante que el ser humano se identifique con su propio mundo antes que con el de sus antepasados. Es normal sentirte atraído por tu contexto, por tu tiempo. Siempre he creído que el cine es una buena herramienta para entender el mundo, incluso para cambiarlo. Pero con John Ford, Jean Renoir, Dreyer, Truffaut, Berlanga y Fellini (nótese que he puesto cineastas que me gustan mucho) no creo que podamos cambiar nada, únicamente volver atrás (algo que a lo mejor no es tan malo). Nos encontramos en un tiempo de clara coyuntura histórica, donde se nos avencina un futuro bastante difuso y queda atrás un pasado que se confunde con nuestro presente. Por lo tanto, creo que es algo natural que el espectador intente buscar películas que le hablen de su mundo, con un lenguaje nuevo. No me nieguen que es más emocionante ver el Nueva York de Ferrara que el de los clásicos [i]noir[/i] americanos, el Tokyo de Tsukamoto que el de Ozu (aunque el de Ozu sigue presente, como demostró de forma harto sutil Hou en Cafe Lumiere) o el París de Assayas que el de Becker. Bueno, a lo mejor no es más emocionante, pero sí más productivo para entender esta carrera de obstáculos en la que se ha convertido la Historia tras el 11-S. Lo que me parece antinatural (y no necesariamente malo) es limitarse al clasicismo. Evidentemente, para una formación crítica, es imprescindible conocer lo clásico. Pero, si no fuera por la educación, por el excesivo peso de la herencia, de la crítica, ¿qué induciría a un espectador medio a adentrarse en el cine de directores de hace 50 años? No puede ser simplemente el placer de mirar, pues placeres los hay a montones en el cine contemporáneo, no solo en los directores que yo defiendo, sino que podemos hablar de Eastwood, Spielberg, Allen, Urbizu, Clooney, Foster, Mann y muchos otros más que me dejo. Por eso cuando ustedes hablan de prejuicios críticos no puedo dejar de pensar que también es un prejuicio crítico escarbar en el pasado lo que podemos encontrar (en mayor o menor medida) en el presente. No creo que sea, por tanto, cuestión de placeres, sino también una labor de introspección histórica que, muy posiblemente (por lo menos es mi caso), inducida por la gente que me ha descubierto el cine, más que una iniciativa propia

Acabemos aquí hablando de lo "aburrido", pues era como empezaba. Noel Burch ya comentó hace mucho tiempo que lo aburrido era una herramienta propia del cine, como usted Roberto ha indicado. Muchas veces una película es aburrida porque tiene que serlo. No creo, como comenta usted en su excelente artículo, una cuestión de reflejar lo solo que está el hombre en los complejos contemporáneos ni tampoco de incomunicación. Recuerdo una excelente película llamada Keane, de Lodge Kerrigan, que sin duda era una gran película sobre la incomunicación. También la fuente de la que bebía aquella, el cine de los hermanos Dardenne lo refleja magistralmente. Se trata, en el cine de Tsai al menos, de provocar hastío en el espectador, aburrirlo a base de planos lineales, para pronto transgredir su mirada con fuertes rupturas. Pienso en los números musicales de The Hole o de El sabor de la sandía, que rompían completamente con el material fílmico que les precedía, a la manera del Bergman de Persona en la famosa escena del cristal. Se trata igualmente de romper el celuloide, de ahondar primero en la continuidad para luego machacarla, destruirla, quemarla. Creo que es mucho más efectivo que una transición normal. Si el plano tuviese una continuación más común, el advenimiento de las escenas musicales no sería tan transgresor. El personaje modelo de Tsai no está alienado por la longitud de los planos, sino porque su apartamento es igual al de su vecino.

Y me dejo muchas cosas en el tintero, pero seguiremos discutiendo, o eso espero. Mis saludos a Tonio Alarcón, un crítico sincero y consciente de sus limitaciones que es una pena que no tenga más sitio en Dirigido. Que sepa que muchos apreciamos su profesionalidad y su dedicación, incluso más allá del cinematógrafo. Y a usted Roberto, gracias por su blog.

Anónimo dijo...

El problema de no ver cine clásico - y si nos ponemos sesudos habría que definir qué es y en qué consiste el clasicismo, su lenguaje. (¿El Modo de Representación Institucionalizado del que hablaba Burch, que ha sido revisado y parcialmente desmontado por David Bordwell en su brillante "On The History of Film Style?. ¿Es John Ford clásico? Revisen el fragmento de la carta en The Seachers). Por no hablar de que cuando se habla de cine clásico históricamente se ha aludido al cine norteamericano, dejando fuera de esta calificación al resto de cinematografías del mundo- es que el crítico o cinéfilo en cuestión carecería de un bagaje cultural importantísimo a la hora de valorar,encuadrar y contextualizar las obras noveles dentro de la historia del cine, sus aportaciones a este arte. Es lógico sentirse atraído por el contexto y el tiempo en que vivimos, pero es imposible su comprensión y conocimiento si desconoces la historia pretérita. Como suele decirse "aquellas aguas traen estos lodos". Ya se quejaba Miguel Marías en un artículo acerca de la crítica cinematográfica "del desinterés y poca curiosidad por el pasado entre las nuevas generaciones". No se puede comprender el presente sin conocer el pasado. Y así uno escucha estupefacto hablar de hallazgos formales en película actuales que ya fueron "descubiertos" por cineastas de antaño.

Siento disentir pero no es más emocionante el New York de Ferrara (aunque tenga su atractivo, eso no se lo discuto) que el de los Huston, Wilder, Preminger, Kazan, Fuller, Ray, Boetticher, Mackendrick, Mann, Fleischer y ni siquiera más o menos productivo a la hora de entender la situación histórica actual - porque para aprehender el contexto de hoy día es necesario ver ambos, el nuevo y el viejo New York. Hay que seguir al cine moderno porque sigue teniendo a grandes creadores, pero son piezas de un puzzle más gigantesco que hay que encajar con las del pasado.

Esto se agraba con el desconocimiento en campos como la pintura, la música, la literatura, el drama - disciplinas artísticas de las que se nutrió, se nutre y a su vez nutre a ellas el cinema. Con lo que la crítica de cine se empobrece, descontextualiza y pierde referentes.

Por no hablar que es un arte que nace de la tecnología, que es posible gracias a una serie de avances en los campos de la fotografía y la mecánica. Y que esa tecnología influye en todos los aspectos narrativos, de sintaxis y puesta en escena que se van desarrollando. Algo tan simple como la aparición de cámaras más ligeras permitió modificar el tipo de encuadre y, por tanto, la composición del plano que, por supuesto, afecta a la estilística cinematográfica. Dominique Villain tiene una excelente obra sobre esto :El Encuadre Cinematográfico.

Por cierto todo este cine vanguardista - que no lo es tanto, y no lo digo como menoscabo- de Lisandro Alonso, Tsai, Van Sant y compañía (y a algunos de ellos los sigo de cerca) no es tan novedoso como algunos creen - pero sí más abundante en los festivales y, de ahí, vía palmarés en las salas de cine. Escarben, escarben en las procelosas aguas del pasado y encontrarán las semillas que han dado estos frutos.

P.D. Hace ya casi 10 años - tengo 31 - vi en la facultad una película de unas 2 horas. Consistía en un único plano, un único encuadre de una piscina. De vez en cuando entraban personajes o salían por los laterales.
Sólo quería puntualizar esto en referencia a la necesidad de conocer a los clásicos (si ejerces la crítica o crónica cinematográfica).

Un saludo.

Roberto A. O. dijo...

Hola Miguel, gracias por participar en el debate y por exponer una postura que era necesaria para contrarrestar al resto de amigos. Paso a contestar tus palabras, que podré compartir o no, pero ante todo están construidas sobre argumentos, que es lo que importa.

En primer lugar, dudo de la valentía de Gus Van Sant, un tipo que ahora se escuda en el despojamiento para ganarse a un público que lo había denostado. Van Sant no ha inventado nada con su trípico, más bien ha reciclado elementos de muchos cineastas. Recordemos que Van Sant es el tipo que ha cometido uno de los mayores "atentados" cinematográficos cuando rodó ese "remake" de "Psicosis". A mi un director valiente me parece Mel Gibson, que se ha saltado todas las normas de lo políticamente correcto para incomodar a toda la sociedad. El nuevo cine de Van Sant es lo bastante minoritario para incomodar a unos cuantos. Más valientes me parecen directores como Jia Zhang-ke o Lou Ye (y a este último su valentía le ha costado no poder rodar durante cinco años). Incluso Tony Scott me parece muy valiente, porque hace lo que le apetece: su cine está alcanzando una saturación tal en su puesta en escena que sería digno de estudiar. Al fin y al cabo, también Seijun Suzuki tiende a la saturación de elementos dentro del encuadre, y muchos lo alaban.En cuanto al pobre Peter Jackson, Van Sant jamás podría rodar esas tres maravillas que son la trilogía del Señor de los Anillos, como Peter Jackson jamás podría rodar "Gerry", ni creo que le interese.

Afirmas que varios de los directores (y me repito, no quiero dar la impresión que estoy en contra de ellos porque muchos me gustan) pretenden devolverle cierta pureza perdida al cine, retornar al principio. Y yo me pregunto, ¿a que principio? el cine de Melies es del principio, y muy depurado no era que digamos. Si me apuras, hasta el cine de los Lumiere se basaba en un control de la puesta en escena para mostrar la realidad que ellos querían.Incluso Nanook miraba a la cámara, y parecía preguntarle a Flaherty: ¿y ahora que hago? No hay principio en el cine malayo, taiwanés, argentino, o en el indie norteamericano, es simplemente una evolución, dejesmolo así. Pero tenemos a Shyamalan, un tipo que está derribando el clasicismo película a película, pero haciendolo más diífil todavía porque aspira a llegar al gran público. Pero claro, para muchos Shyamalan no es más que pretencioso hindú que cuenta historias de miedo.

Pero mi ruptura con su discurso es total cuando afirma que Pero con John Ford, Jean Renoir, Dreyer, Truffaut, Berlanga y Fellini (nótese que he puesto cineastas que me gustan mucho) no creo que podamos cambiar nada, únicamente volver atrás. Ainnsss..para empezar todos estos cineastas que estamos nombrando vuelven atrás para mirar hacia adelante (que es lo que usted defiende, ir hacia adelante). Todos han mamado de Bresson, de Godard, de Ozu. Parece mentira decir que ver una película de Fellini es ir hacia atrás cuando "La dolce vita" sigue siendo una de las películas más actuales que existen; los films de Dreyer son más actuales que cualquiera porque hablan sobre la fe, la trascendencia, el autoconocimiento, el dolor, temas intemporales por humanos que son; mucho más intemporales que "Camino a Guantanamo", que dentro de 10 años no significará nada. Somos hijos de la Historia y por eso la Historia hay que conocerla, aprender de ella ¿para no cometer los mismos errores?

También es un prejuicio crítico escarbar en el pasado lo que podemos encontrar (en mayor o menor medida) en el presente Se trata de todo lo contrario: pensar que lo que tenemos en el presente es nuevo cuando ya está hecho en el pasado. Creer que el cine de Tsai Ming-Liang es lo más original cuando no deja de ser la evolución de unas ideas ya prefijadas. ¿Que no se trata de placer? uff, yo necesito ver cine clásico, necesito ver dejarme llevar por Bresson, reflexionar con Tarkovski, divertirme con Curtiz; para mí, el cine clásico es una necesidad. ¿Como entender "Al final de la escapada" sin haber disfrutado del buen noir de serie B? ¿Como comprender mejor "Irma Vep" sin haber visto "Les vampires" de Feuillade? ¿Como hablar sobre Argento sin conocer a Mario Bava? ¿Como podemos hablar del presente sin conocer el pasado? No se trata de nostalgia, yo no creo en la muerte del cine ni de gilipolleces de esas...joder, el cine está más vivo que nunca...se trata de saber más.

Vamos terminando y sigo leyendo: Muchas veces una película es aburrida porque tiene que serlo De acuerdo, pero entonces no usemos la doble moral y digamos que en las secuencias de batallas de cualquier film bélico se marea al espectador. Quizás haya que marear al espectador para que sienta lo que es estar en medio del fragor de una batalla. Se puede transmitir el aburrimiento de un personaje sin aburrir a la platea del mismo modo que se puede sugerir un estado de conmoción sin marear al personal (como curiosidad, "Chungking Express" de WKW: utiliza un efecto óptico para demostrar la sensación de velocidad sin usar esa cámara en mano tan molesta y mareante)

En cuanto a Tsai, precisamente me pones de ejemplo dos películas donde el inconsciente de sus personajes se materializa en escenas musicales, cuya vitalidad y movimiento contrasta con la realidad hastiada y estancada. Pero..¿que me dices de "Goodbye Dragon Inn"? acaso ocurre lo mismo, ¿o esa ruptura procede de la pantalla, del movimiento constante de "Dragon Gate Inn" de King Hu? (te estoy dando pistas...jejeje)
El personaje de Tsai podrá estar alienado porque su apartamento es igual al de su vecino, pero el plano largo es la figura retórica que usa Tsai para comunicarle al público que está alienado.

Y bueno, me está gustando esto. Gracias a ti, Miguel, por participar.

Saludos

Roberto A. O. dijo...

Por cierto, me he cruzado con el mensaje de Coursodon, pero al parecer nuestras opiniones sobre el clásico van en la misma línea.

Saludos

Tonio L. Alarcón dijo...

Muchas gracias por los elogios, Miguel, aunque estoy de acuerdo con Coursodon y Roberto, y no contigo (aunque precisamente se agradecen más por venir de alguien con opiniones distintas a las mías).

Mirar al cine clásico no significa mirar al pasado. Al contrario. Se trata de repasar a unos autores que, en su mayoría, trabajaron previamente en el cine mudo, y por lo tanto tenían una capacidad de narración visual de la que carecen la mayoría de directores actuales. Pero es que, además, tratan temas universales, imperecederos, con los que es fácil identificarse. ¿O acaso gente como Homero, Alejandro Dumas o Oscar Wilde no tratan en sus obras temas que siguen siendo plenamente vigentes a día de hoy?

Por otro lado, intentar entender el cine actual sin repasar a los grandes clásicos es como intentar apreciar la pintura expresionista sin conocer previamente la impresionista. El lenguaje cinematográfico ha seguido una evolución, y es necesario conocerla para poder apreciar en su justa medida lo que los autores aportan o no al cine: por cierto, los planos secuencia interminables ya se experimentaron, además de forma mucho más radical, durante la época del cine "underground" de Warhol & co.

Y no, no es más fácil rodar como Hawks, Ford o Hitchcock que rodar como Ming-Liang, Weerasethakul o Alonso. Recuerdo una anécdota que contaban acerca de Hitch y el rodaje de "Frenesí": el director de fotografía estaba preparando un plano y Hitchcock, sentado en una silla a un lado de la cámara, le dijo (sin mirar el visor) que estaba dejando demasiado aire. El director de fotografía lo comprobó y, efectivamente, tenía razón: se había dado cuenta con sólo ver la posición de la cámara. Eso, para mí, es alguien que domina su oficio.

migblah dijo...

Bueno, perdonad si no me he hecho entender bien... a lo que me refería con novedoso no era tanto en la forma, pues como he dicho, esta está al servicio de la moral. Me refería a lo que tienen de novedoso esos films en cuanto a concepción y en cuanto a paisaje. Creo que es mucho más fácil relacionarse con una película con un paisaje actual que con una antigua. Creo que es más natural, como ya he dicho. Hoy en día puedes ver una película y al día siguiente pasar por esa calle. Se produce un claro binomio entre realidad y celuloide que el cine clásico no puede alcanzar. No se ustedes, pero mi pasión con John Ford creo que es completamente heredada. Amo a ese cineasta, por su ambiciosa concepción del cine, pero no puedo dejar de pensar que el discurso que puedo ofrecer sobre él ya lo han realizado otros antes que yo. Y ya se que hoy en el mundo de los mass media eso ocurre con cualquier cineasta, pero a John Ford ya no se le puede descubrir, ya está ahí cuando nosotros llegamos. A lo mejor, antes de ver una película de John Ford (o de verla conscientemente) ya hemos oído hablar de él múltiples veces. Por eso cuando descubrimos la grandeza de su cine, la emoción está condicionada por la sombra de que es una emoción preestablecida, pues tenemos que hacer frente a toda la historia del cine.

Personalmente, cuando vi Gerry no hubo sombras. La sensación de descubrimiento fue total. Ya había sido premiada y criticada, pero compararla al resto de trabajos de Van Sant... nadie podía esperarse eso, ni tras Elephant. Lo mismo el día que vi The Hole, ni sabía quién era Tsai, pensaba que me aventuraba a un J-Horror al estilo de The Ring. Y lo mismo con otras películas como New Rose Hotel, Hamlet de Almereyda y sobre todo, Los muertos, de Lisandro Alonso. No se trata solo de descubrimiento formal (que también) sino de la posibilidad de, a partir de esas formas, descubrir nuevas texturas. En el caso de Lisandro, habíamos visto ese paisaje, habíamos visto esas formas, pero no de esa manera.

Yo no quiero acabar con el pasado, solo digo que lo natural en un ser humano es relacionarse con su presente. Y en muchas ocasiones, el pasado es contraproducente. Si hoy hay tanto rechazo al cine de estos directores "aburridos" es, en parte, por la tradición de una narrativa clásica que mucha gente se niega a abandonar. Estos directores no es que vayan contra la narrativa, es que se situan por debajo de ella. Antes que la construcción de las imágenes, están las imágenes mismas. Ese es el principio del cine. Un plano ensamblado a otro, o un plano mismo (pienso en El arca rusa o Infection) ya es inevitablemente una narración. Por encima de ello se crea la narración, más o menos compleja, que ha estandarizado el cine norteamericano. Por eso, es una pena que por culpa de esa herencia, nos cueste tanto acostumbrarnos a nuevas formas de narrar. Pienso (o me gusta pensar), que dentro de varios siglos, cuando el tiempo deje de ser un problema para este primer siglo de cine, la gente estudiará antes a Kiarostami que a Ford, pues las construcciones de Kiarostami son mucho más sencillas y sobre él se edifican las de Ford. Evidentemente podríamos argumentar que Kiarostami vio a Ford y en consecuencia realizó sus películas, pero si analizamos su estética no lo descubriríamos. Por lo tanto, creo que el complejo llamado "cine clásico" o "cine del pasado" es una extraña convención que solo sirve para contraponerlo con el cine presente y anular muchas de sus posibilidades. No me parece justo para los directores contemporáneos compararlos con los Ford o Wilder (que a mi personalmente no me agrada mucho), más que nada porque el desierto de Gerry no es el mismo que el de Centauros del desierto y el Nueva York de Ferrara no es el mismo que el de Preminger.

El problema de marear en las batallas es cuando el director sobrepasa la línea y ese "mareo" se vuelve demasiado retórico, se convierte en un movimiento excesivamente diseñado y pierde su sentido. Ahora en los films épicos se han puesto de moda los complejos movimientos de grúas y yo, seguramente con prejuicios, pienso: "en aquella época no había esas grúas". Es decir, muchas veces, nos encontramos con unas películas que van contra la estética que guardamos de aquella época, con la forma de representarla. Estaría bien esto, si les acompañara un discurso consecuente, pero creo que casi nadie ha hecho así. Pienso en el ya citado Hamlet de Almereyda, donde los actores declaman el texto de Shakespeare en sofisticados rascacielos neoyorquinos. Ahí si que hay un discurso rompedor de acuerdo con una nueva estética. Pero en el cine épico no lo entiendo, ¿cómo sabe el director lo que se siente estando allí? Creo que intetar reflejarlo es pretencioso, por eso prefiero que mantengan la distancia. Obviamente, es una opinión, mucha gente busca que el director le diga lo que cree que la gente sentía en aquella época. Lo comprendo, pero no lo comparto.

Por último, vuelvo sobre Van Sant. Evidentemente, para hacer un "atentado" como Psicosis hay que tener valentía, más de la que ha tenido nunca un director. Y es lo que más podemos sacar de esa mediocre película: valentía. Desde luego, soy de los que piensa que Van Sant ya sabía que iba a ser un fracaso, y la hizo porque necesitaba hacerla, aunque fuera mal y que eso le daría más valor a la de Hitchcock. Pero el pasó de todas las críticas, de cualquier prejuicio cinéfilo y nos vino a decir que ninguna película era sagrada. A mi me parece una mierda de película, pero también aplaudo a Van Sant por no hacerle caso a nadie. Un director no creo que tenga que pensar en hacer buenas películas, pues corre el peligro de que su concepto de "buena película" no tenga nada que ver con lo que piensa la sociedad. Por eso, lo mejor es que haga lo que quiera, por lo menos ofrecerá una obra sincera. Y eso hace siempre Van Sant. Me sorprende su defensa de Tony Scott, pero creo que no estoy preparado para argumentar en su contra, más que nada porque las saturaciones de Scott no me llegan a impresionar, sino que me parecen comercialmente medidas, sin riesgo. Me parece un émulo de Tsukamoto que crea películas de autor de diseño.

Creo que me he ido un poco por las ramas, lo siento.

K.Brohn dijo...

Petecanejare, comor? No puehdo...

Perdona Roberto, pero tras un comentario que ha hecho Tonio en su blog he interpretado que mi única aportación al debate podía ser ésta.

K.Brohn dijo...

Bueno, ahora en serio. Propongo un experimento: secuestrar a un crítico de Letras de Cine, a uno de Dirigido por (Quim Casas, por considerarlo en gran medida neutro) y a un colaborador de 2000 Maníacos, encerrarlos en un sotano y someterlos a una sesión de lavado de cerebro y electroshocks. Después de esto, con sus mentes como folios en blanco, proyectarles, sin importar el orden: Los Vikingos de Richard Fleisher, Supervixens de Russ Meyer y Good Bye Dragon Inn de Tsai Ming-Liang. Imagino reacciones de entusiasmo ante las dos primeras, tan diferentes, en los tres sujetos, y la solicitud de nuevas lobotomías ante el visionado del film del taiwanés.

Lo siento, Roberto, sé que estas simplificaciones y carencia de argumentos te molestan especialmente pero en ocasiones hay que ser expeditivo. Y, por supuesto, ahora estoy abierto a cualquier tipo de discusión argumentada sobre lo que he expuesto.

Anónimo dijo...

Ay, Robertito, Robertito, cómo se te ocurre meterte con cierto "totems". Parece mentira que no sepas lo jodidamente sectario que es el mundo del cine.

Aquí el individualismo se ha reducido a 0. Se va pasando en cadenas, unos opinan lo que han leído en "Cahiers", otros opinan lo que han leído en Miradas, que a su vez se han empollado de arriba a abajo, Cahiers; otros copian las opiniones al bloggero o forero de turno que cree que Miradas o Trendesombras son lo más "trendy" (utilicemos su vocabulario, para que se enteren) de la red, etc... Cadenas, que desgraciadamente se perpetuan, y uno acaba no sabiendo donde empieza la opinión personal y donde acaba el borreguismo.

Me ha gustado su artículo, le debo una birra en Sitges o en Madrid

Anónimo dijo...

"El Cine Norteamericano por Martin Scorsese"

Anónimo dijo...

Perdón, ese comentario iba para la Pietá de Raoul Walsh.

saludos

Anónimo dijo...

Este debate que se ha planteado resulta en general bastante viejo. De hecho forma parte de la propia historia del arte, especialente en lo que se refiere a la pintura o la música. Es como oir a los críticos franceses de finales del siglo XIX meterse contra Renoir y el impresionismo y reivindicar en su contra a Rembrandt o a Velázquez. A un un crítico con criterio le gustan los dos y debe estar capacitado para apreciar e intuir -en nuestro caso- a nuevos directores. Todos sabemos que John Ford es uno de los más grandes pero eso no quita para que Kiarostami o Hou Hisoa Hsien sean algunos de los mejores directores de las últimas décadas. No se puede reducir la argumentacíon en plan Trueba, en que lo bueno es Billy Wilder y lo demás son majaderías. Es lo mismo que alguien que dice que lo bueno bueno son los Beatles pero que la música de Shostakovich, Ligetti, Part, etc, es una coñazo. No podemos quedarnos en esta lucha entre el figurativismo y el no figurativismo como hacen nuestras madres, que solo saben ver cuadros que están bien dibujados, o como diría Homer, "de cosas que se parecen a las cosas que se parecen". Yo entiendo que cueste entender a los Straub o al último Van Sant, pero no podemos pedir que el cine, como el resto de las artes, siga siendo como el que fue, sobre todo porque ya no puede ser así. Otro problema es que muchos críticos jóvenes tienen una gran falta de formacíon de cine de los sesenta para abajo y demasiado de cine oriental. Hay que encontrar la justa medida. Y ser abiertos. Te puede gustar tanto Raoul Walsh, Richard Brooks o Fleischer, como Olmi, Wang bing, Sokurov, etc. sobre todo el error es buscar lo mismo en un filme de Apichatpong que en uno de Anthony Mann. El de Mann, que me gusta, la respuestas están dadas y en el Apichatponog hay que hacerse preguntas mientras uno lo ve, descubrir cosas y dejarte llevar por las sensaciones, aunque al principio cueste. El cine de estos directores "plastas" no es el único del futuro. Ahí están otras como las de Kirano, Paul Thomas Anderson, Eastwood, Tsukamoto, Michale Mann, etc. Joder, deberíamos estar contentos con la cantidad de pelis interesantes que hay por año!!!

Tonio L. Alarcón dijo...

Amén Usuario Anónimo, amén. Tienes toda la razón.

Anónimo dijo...

Gracias Tonio, y perdón a todos por las erratas de mi texto previo...

Anónimo dijo...

Debo reconocer que estoy aquí por un intercambio de opiniones entre diferentes lugares cinematográficos de la red y con el fin de aclarar algunos malentendidos.

Procedo de Cinexilio y acabo de leer los comentarios de Roberto en dicho foro. En primer lugar quiero agradecerte el buen tono en que te has empleado, sobre todo si tenemos en cuenta que considerabas que existía altivez en el comentario del Padre Antonio. Él mismo también lo hace en dicho lugar, según acabo de comprobar.

En segundo lugar quiero salir en defensa de un par de amigos, ambos críticos aficionados, y que escriben en Letras de Cine y en Tren de Sombras. Se trata de Álvaro y Jose Manuel, y creo que alguna opinión de las que he leído por aquí no hacen justicia a su labor ni a su intención.

No es cierto que estas personas no conozcan ni les guste el cine clásico. Sé que ambos, y lo hago extensivo a otros colaboradores de ambas revistas a quienes conozco, son grandes aficionados a este tipo de cine, y no solo a Bresson y a Dreyer, sino a Ford, Hawks y otros directores más "comerciales".

Lo que ocurre es que desde su punto de vista, que coincide absolutamente con el mío, es preciso que la crítica actual sea capaz de mostrar, además, nuevas cosas, nuevas formas de entender el cine, y como esa labor no la hacen los críticos tradicionales se pelean por ello.

No se trata de ser más listo ni de tratar de sustituir a nadie, se trata de realizar una labor docente, de enseñar que, aparte del cine de los años dorados de Hollywood hay también vida.

Resulta evidente que de los nuevos valores unos seguirán adelante y otros se quedarán en la estacada y, en mi opinión, el tiempo, con s perspectiva pondrá a cada uno en su lugar. Pero para que eso ocurra es preciso que se les conozca, pues los espectadores tienden a no ver aquello que no conocen.

Si a algún crítico les parece aburrido alguno (o muchos) de los actuales cineastas, debería tratar de entenderlo o explicar el porqué no le gusta de forma articulada, sin despacharse con un "me parece aburrida". Eso no me resulta demasiado profesional, pero lo vemos últimamente con una cierta frecuencia.

Yo ya no soy tan joven como ellos ni nunca he sido crítico ... ni ganas de serlo. En mi DVDteca (perdón por el palabro) priman las películas de cine clásico, pero no faltan, porque me gusta poder verlas, las nuevas tendencias.

En mis tiempos los comentarios de "me aburre" se oían en películas de Bergman y no digamos en Resnais o Bresson o Dreyer o, en general, todo lo que llegaba de Japón (Kurosawa, Mizoguchi, Kobayashi, Shindo y algo de Ozu). Se consideraba que estos clásicos de ahora eran pesados y poco intersantes excepto para un grupo de críticos especializados que reivindicaban su cine. Los que íbamos a verlas éramos los raros y los elitistas.¿Y ahora?

El considerar elitistas a estas personas es justo lo contrario de lo que creo que pretenden. Lo que buscan es extender su interés al público, para que no se pierdan una parte importante de lo que actualmente se encuentra en la vanguardia cinematográfica, aunque no todo sea magnífico y aunque haya algún que otro bluff. Pero será la base sobre la que se asentará el cine de dentro de unos cuantos años, y serán los nuevos clásicos.

Una cosa no debe excluir a la otra y querer encerrar en un "club" tanto a los cineastas como a sus admiradores, no es sino crear un "club" exclusivo de los que sí saben lo que es el buen cine, o sea el clásico. Un elitismo a la inversa.

El cine es grande y en él cabe todo, ¿por qué adoptar, pues, posturas reduccionistas y limitarnos a lo ya digerido? ¿Por qué no tratar de realizar un pequeño esfuerzo intelectual y tratar de ver lo bueno que nos viene?. Sí ya sé que la palabra intelectual en estos momentos tiene, como la de "progre", connotaciones bastante negativas, pero querámoslo o no, el pensamiento, el intelecto, es lo que nos distingue a los humanos de otras especies y debemos utilizarlo.

El colmo de la crítica habitual es lo que ha sucedido con la película premiada en el último festival de Venecia, pero eso es objeto de otro debate.

Roberto, como ya te comenta el Padre en Cinexilio, el guiño sobre la moral del travelling es simplemente un guiño entre amigos que llevamos tiempo compartiendo comentarios en el foro, nada despreciativo ni altivo. Me alegra de que hayas entrado pues creo que el debate educado es muy saludable y más aún sabiendo que en otras épocas entrabas más a menudo.

Un cordial saludo a todos

Alfredo

Tonio L. Alarcón dijo...

Efectivamente, ni hay que dar la espalda al cine clásico ni obviar los nuevos movimientos estéticos. Pero no hay duda de que hay una excesiva tendencia de enfrentamiento entre "viejos" y "nuevos" críticos, algo que sería sano si no resultara un diálogo de besugos.

Es tan honorable que unos defiendan a los clásicos como que otros hagan lo propio con autores modernos. Y en mi caso, defiendo a los críticos que conozco y aprecio (como Antonio José Navarro, Tomás Fernández Valentí o José María Latorre, tanta veces despreciados), pues son gente que adora su trabajo, gente apasionada por el cine que no opinan porque sí, sino en base a razonamientos estéticos y culturales complejos y llenos de matices. Si en lugar de despotricar de ellos se les escuchara un poco (estoy un poco harto de los ataques a Navarro por su defensa del cine de género), todos ganaríamos mucho. Sobre todo porque ellos también estarían más dispuestos a escuchar, en lugar de sentirse atacados.

Anónimo dijo...

Tonio, estoy de acuerdo en que últimamente existe ese enfrentamiento. También es honorable que unos defiendan al cine clásico sobre el cine moderno y a la inversa, pero es que creo que no es el caso.

El problema para mí reside en que muchos de los defensores del cine clásico desprecian sin más y despachan con un par de ideas casi todo lo que no se ajusta a su concepto. Es el "me aburre" que citaba. Sin embargo los defensores del cine más moderno, por llamarlo de algún modo, no desprecian el cine clásico, al menos los que conozco, simplemente se quejan de que algunos no quieran salir de él.

La diferencia es obvia. No sería lógico que quien pretende mostrar un cine más actual a la sociedad, se entretuviera defendiendo lo que tiene innumerables defensores, por lo que apenas hablan de cine clásico ... lo que no significa que lo desprecien, cosa que desde la otra posición sí se hace y con frecuencia.

Mira, soy no solo lector sino suscriptor de Dirigido por... desde casi su principio, aprecio en lo que valen sus colaboradores, que son los que me han informado sobre el cine que me gusta y tengo cuidadosamente archivados prácticamente todos sus números, excepto los pocos que cuando comencé la suscripción estaban agotados. También tengo la colección casi completa de Nuestro Cine, que a algunos ni les sonará, y muchos números de Cinestudio, Film Ideal, Contracampo, Cahiers ... y siempre ha habido peleas y luchas sobre la concepción del cine. Aún recuerdo cuando, desde las páginas de Nuestro Cine se denigraba a Ford por conceptos puramente ideológicos.

Admiro a Latorre aunque no comparta siempre su posición con respeto a algunas películas, como es normal, pero lo he considerado un referente de la crítica a lo largo de estas últimas décadas. Los enfrentamientos de "los nuevos" con A.J.Navarro, me da la sensación que son debidos más a una forma de ser un tanto altiva que a su apasionamiento por el cine, que no dudo. Sus intervenciones en el foro de Latorre contra los que le criticaban no son, precisamente, para hacer amigos y creo que quien critica la labor de otros, debe estar preparado para ser criticado en su trabajo.

En general me gusta el cine de género pero lamento que la que fue una de mis revistas de referencia, apenas se moje con el cine más actual y dedique sus antaño grandes monográficos a un cine más comercial y menos comprometido.

Entiendo que una revista debe sobrevivir económicamente pero de eso a casi eliminar sus reseñas de los festivales y a llenarla de películas de acción, suspense, fantasía y ciencia ficción, obviando una gran parte del cine más decididamente rompedor, me da un poco pena ... aunque sigo y seguiré con ella, porque no desprecio ningún tipo de cine.

Pero acudiré al mismo tiempo a beber de Letras de Cine o de las web de internet que tratan con más cariño ese cine que no aparece donde pienso que debería hacerlo.

Alfredo

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo con el usuario anónimo.

Sobre que es más fácil relacionarse con una película de paisaje actual que con una antigua, pues no es muy cierto - entre otras cosas porque uno no se relaciona con el paisaje en sí, como realidad, sino con las formas de dicho paisaje - entre otras cosas no tendrían cabida los films fantásticos, de ciencia ficción, terror o de época. Y tampoco es cierto que haya un binomio entre realidad y celuloide que el cine clásico no pueda alcanzar; ten en cuenta que la imagen, hasta la más sencilla de ellas inscribe significaciones y es con ellas con las que el espectador interactúa. Mantienes que las construcciones narrativas de Kiarostami son más sencillas que las de Ford, discutible - ¿Y Bresson? - y hablas que antes de la construcción de las imágenes están las imágenes mismas. Aquí te metes ya en el complejísimo mundo de la imagen y su papel : ¿La imagen como analogía, como ilusión representativa, como ilusión y representación, como duplicación e imaginario? Pregúntate: ¿Qué relación establece la imagen con el mundo real?; ¿Cómo lo representa?; ¿Cómo trata las grandes categorías de nuestra concepción de la realidad que son el espacio y el tiempo?. El cine e, incluso el documental, es una re-creación de la realidad, acotada,encuadrada, filtrada por la mirada del cineasta - que elige qué porción de esa realida quiere representar. Lo importante no es tanto el paisaje en sí, sino más bien la mirada del cineasta sobre este paisaje, el uso que hace de él. Una obra de arte, sea cual sea la disciplina,no es buena ni mala por ser pretérita o actual. Se filmaron auténticos bodrios y obras maestras tanto en los años 40/50 como actualmente. Por supuesto que sigue habiendo grandísimos directores hoy día, como muy bien señala el Usuario Anónimo. El cine posee un lenguaje que ha ido evolucionando, que debe seguir buscando nuevas vías narrativas. Pero para percibir cualquier tipo de evolución uno necesita conocer el pasado, son dos conceptos inseparables. Dices que a Ford ya no se le puede descubrir, no es cierto, se le descubre en cada nuevo visionado, hasta en el mundo académico se descubren nuevos hallazgos formales y referenciales en Ford. Así, hará un par de años, Fabio Troncarelli, estudiaba la influencia del pintor Winslow Homer sobre el autor de The Seachers; estudio que ha enriquecido y arrojado distintas fuentes de luz acerca de la obra de Ford: los cuadros sobre la guerra civil americana de este autor, influyeron notablemente en la composición, la luz y el color de la obra del cineasta irlandés. Y quedaría por saber cómo influyeron los trabajos fotográficos de Alexander Gardner, Timothy O`Sullivan o Mathew Brady en su obra, imágenes que Ford consultó.

Por ejemplo Michael Mann es, en mi opinión un grandísimo director que mantiene con otro Mann, Anthony el mismo uso del paisaje en la narración, no en su concepción plástica sino en la temática. Yo disfruto de los dos por igual y comparo su cine no para situar a uno por encima del otro, sino más bien para enriquecer mi visión acerca de cómo los grandes directores del cine norteamericano (en este caso) han utilizado las praderas, ciudades y cielos de América a la hora de escenificar sus relatos.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Bueno, mientras escribía esto me he encontrado con los mensajes de Alfredo y Tonio. Muy de acuerdo con Alfredo en toda su exposición, al igual que con Tonio. El cine clásico y el moderno deberían ser vasos comunicantes, contaminándose el uno al otro, enriqueciendo así la mirada del espectador. ¿Por qué darle la espalda a uno u otro? Por desgracia estas luchas nunca acabarán, es ley de vida que las distintas generaciones entren en pugna. Estos debates han existidi y existirán siempre.

Tonio L. Alarcón dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Tonio L. Alarcón dijo...

Y deben existir, añadiría yo, Coursodon. Es sano que haya este tipo de debates, pero sin llegar a las manos.

Y en respuesta a Alfredo, "Dirigido" es una revista que parte del criterio de sus dueños (y no, no son Latorre & co), y por eso muestra un acercamiento particular a la actualidad cinematográfica que, inevitablemente, es personalista. Como ya le había comentado a Roberto, yo he lanzado la propuesta de hacer un estudio sobre autores de esta nueva vanguardia, intentando aportar una perspectiva un tanto distinta pero complementaria a la de otros medios, y precisamente a Latorre y Navarro les pareció una magnífica iniciativa. Por desgracia, la decisión no depende de ellos.

Ah, y a AJ Navarro no hay que juzgarlo por sus respuestas del foro de Latorre. Es un provocador nato, le encanta la batalla dialéctica, pero de altivez tiene la justa, créeme. Y lo digo porque lo conozco personalmente, he tenido muchas conversaciones sobre el trabajo como crítico con él, y pocas veces he conocido a alguien tan apasionado con su labor. De ahí que, a veces, sea tan incendiario.

Anónimo dijo...

Dos apuntes:

Miguel dice: "Pienso (o me gusta pensar), que dentro de varios siglos, cuando el tiempo deje de ser un problema para este primer siglo de cine, la gente estudiará antes a Kiarostami que a Ford..."

Yo, por mi parte, espero que NO sea así.

Por otro lado, tangencialmente Roberto hablaba de la valentía de Mel Gibson para romper con lo políticamente correcto. No te negaré que el tipo arriesga, pero "La Pasión de Cristo" me parece una aberración de unos excesos efectistas absolutamente insoportables y, para mí, sin razón de ser. Aunque esto sería ya otro debate... pero lo tenía que decir.

Anónimo dijo...

No dudo lo de A.J.Navarro, Tonio. Lo que ocurre es que yo también conozco personalmente Álvaro Arroba y es una gran persona, también muy apasionado por el cine y buen encajador de críticas, como suelo comprobar cuando ironizo con algunas de sus cosas. Igual el problema es ese, demasiado apsionamiento, aunque creo que lo que está ocurriendo es muy sano porque está sacando a la luz algo recluído a ciertos círculos y eso es positivo.

Sé que Dirigido por... no está dirigida por (valga la redundancia :-)) Jose María Latorre y, por lo que le leo, sé que no está muy conforme con ciertas políticas de empresa. Desgraciadamente es lo que toca, pero me da mucha pena, no puedo evitarlo.

Anónimo dijo...

Sí, sí, Tonio, si estoy de acuerdo en que estos debates son sanísimos. Lo que no se debería hacer nunca es caer en los ataques personales, los descalificativos hacia la persona y no las ideas.

Un saludo.

Roberto A. O. dijo...

Joder, me voy un rato a currar y cuando llego, no veas la cantidad de novedades...jejeje. Lo primero es agradecer la intervención del Sr. Alfredo Kane, su punto de vista es en este caso sumamente enriquecedor. En cuanto a lo PAV en Cinexilio, ningún problema y todo arreglado. Estoy encantado de que se pueda debatir de manera adulta, demostrando que la cultura en este caso nos ayuda a ser mejores, algo de lo que sigo dudando todavía.

También suscribir punto por punto la opinión de Usuario Anónimo. Sinceramente yo creía que todo ese debate sobre cine antiguo y cine moderno estaba superado (como bien comenta Coursodon, parece que todo lo contrario..jejeje), que disfrutar de un cine u otro, de un género u otro, era algo que habíamos sepultado para dar un paso a un nivel más profundo. Decía Fernando Savater en La infancia recuperada que "en nada soy menos segregacionista que en la literatura", y yo digo que en nada soy menos segregacionista que en el cine. Otra cosa es que Savater emprendiera una defensa feroz de clásicos como Stevenson, Defoe, Salgari, autores que parecían haber sido denostados por un sector de especialistas, y otra cosa es que yo prefiera ver una película de piratas de Michael Curtiz que un drama de Eric Rohmer, lo cual se limita a un problema de gusto. Creo que a todos los que posteamos por aquí nos gusta esto a un nivel superior, y por tanto queremos verlo todo para poder articular nuestras reflexiones de la manera más profunda y rica posible. A otra cosa entonces..

Quizás el problema Sr. Alfredo es que nos seguimos manejando a un nivel de estereotipos. El problema de Letras de Cine no radica en que desprecien uno u otro cine, sino en una cierta pose (y máscara) que han tenido que asumir para remover todo el percal crítico. Esta pose altiva y arrogante se ha extendido a un grupo de seguidores de igual pose, que seguramente ni siquiera entren por aquí ni les interese leer esto,o que les importe un comino reflexionar sobre el camino que está tomando el cine. Seguramente Álvaro Arroba no sea así, como tampoco lo es Daniel V. Villamediana, pero la impresión que ha dado dista mucho de lo que usted nos comenta(y me refiero también a su intervención en el dossier de Miradas). Exactamente lo mismo ha pasado con AJ Navarro tras sus (desafortunadas) intervenciones en el foro de Latorre. A ambos se les han catalogado de muchas maneras distintas desde ambos frentes, pero quizás su comportamiento haya ayudado a extender esta visión de ellos. Estoy convencido que la pasión de ambos les ha jugado una mala pasada, y sigo sin entender la batalla que han entablado. Por lo (poco) que conozco a AJ Navarro, puedo afirmar que está absolutamente fuera del espectro que critica Arroba.

Por otra parte usted comenta: Si a algún crítico les parece aburrido alguno (o muchos) de los actuales cineastas, debería tratar de entenderlo o explicar el porqué no le gusta de forma articulada, sin despacharse con un "me parece aburrida". Eso no me resulta demasiado profesional, pero lo vemos últimamente con una cierta frecuencia. Y precisamente esto era el objetivo de este texto, que REPITO, no pretendía ser el último grito en reflexiones (esto lo han pensado mucha gente ya), sino la plasmación física (¿virtual?) de fantasmas creativos. Yo solo pretendo saber por qué no he leído una crítica de "Tropical Malady" que se aparte del "es aburrida, menudo coñazo". Y necesito esa crítica negativa (a mí me interesa, y mucho, el cine de AW) para realmente posicionarme y consensuar mis reflexiones, de igual forma que necesito que alguien se "cargue" a Tsai Ming-Liang para que me ayude a aclarar mis dudas; estoy buscando a gente preparada (críticos, analistas, historiadores, lo que sea) que no hayan disfrutado de "Tropical Malady" y que la cuestionen, porque al grupo de expertos que han hablado sobre la misma (Losilla, Quintana, Heredero) les ha gustado.

Si en "Dirigido" hacen caso a la propuesta de Tonio, y dan luz verde a esta propuesta, le aseguro que se avecina un debate que nos enriquecerá a todos (y que posiblemente, venda más números de su revista).

Por último, en cuanto a que ya no queda nada por descubrir de Ford, vuelvo a posicionarme junto a Coursodon pero aplaudo la valentía (en este caso sí, lo de Van Sant en "Psicosis" es de vergüenza) de Miguel por defender su postura. Este año, precisamente AJ Navarro nos comentaba que los temas no se agotan, y creo que tiene toda la razón. A veces lo complicado es liberarte de todos los estigmas analíticos alrededor de una figura, y luego opinar sobre ella. También Hilario J. Rodriguez en el dossier de Miradas comentaba que a él le interesaba saber como se posiciona un joven de 20 años frente a "Ciudadano Kane". A mi también me interesa.

Y repito, gracias a todos los que han escrito por su tolerancia y respeto. Así da gusto coño.

Saludos

Roberto A. O. dijo...

Bueno, hay algo en lo que no estoy de acuerdo con Usuario Anónimo. Usted afirma: hay que hacerse preguntas mientras uno lo ve, descubrir cosas y dejarte llevar por las sensaciones, aunque al principio cueste.

¿Y si no puedes dejarte llevar por las sensaciones, qué? ¿Y si no entras en su juego, entonces que haces? Esto es como la gente que defendía "Lady in the water" diciendo que si no te dejabas llevar por la historia la película te parecía un truño, cuando hay miles de aspectos sobre los que se puede reflexionar si no entras en su historia (siempre partiendo que es un cuento, no olvidemos)

Entonces, ¿hay algo más en AW si no entras en las sensaciones? yo creo que lo he visto, pero eso es otra historia.

Saludos

Anónimo dijo...

Heredero y la gran mayoría de los críticos de Madrid odian a Apichatpong Weerasethakul y a Tsai Ming-liang.
Por aclararlo, vamos.

Anónimo dijo...

Entro de nuevo por aquí para poder aclarar un par de asuntos que creo interesantes.

Sobre lo que dice Roberto en su post en el que me alude, digamos que hay un par de cosas en las que no coincidimos, cosa bastante natural.

La primera es que no estoy de acuerdo con tu apreciación sobre la actitud altiva de Letras de Cine. En mi opinión se trata únicamente de una postura radical y algo provocadora en defensa de otro tipo de cine, para intentar que salga a la luz algo que, por omisión, está oculto. Eso sí desde la profunda convicción de que es un cine que merece la pena que se conozca y desde el apasionamiento de sus redactores.

En segundo lugar, te puedo asegurar que Álvaro es una persona muy razonable y flexible, con bastante sentido del humor y nada arrogante y te podría decir lo mismo de Daniel.

Eso no impide que Álvaro, desde la atalaya que le brindó Miradas, se pronunciara de forma altisonante y algo irónica sobre una situación existente, con el poco oculto fin de provocar lo que realmente ha conseguido, que la labor educadora de la crítica se debata en un montón de lugares de internet y se cuestione su utilidad. Es una lástima que el interesante hilo en el que comenzamos a discutir este tema en Cinexilio se encuentre ahora parcialmente mutilado por la rabieta de uno de los participantes que borró todas sus intervenciones dejando el debate algo cojo en ciertos momentos.

Y eso tampoco impide que Daniel escribiera el artículo más agresivo y lúcido sobre el cine español que recuerdo haber leído en una revista especializada, tratando de contraponer lo que él considera su situación real con la abrumadora crítica (promoción) oficial laudatoria sobre cualquier cosa que se hace en este país, con el fin de tratar de proteger la industria, intentando que nos traguemos cosas sin interés para sacar dinero.

En tercer lugar, me parece normal que prefieras ver una de piratas de Curtiz a un drama de Rohmer, salvando las distancias de estructura entre ambas. Una cosa es la labor de análisis y otra los gustos personales, cada uno se divierte como quiere. A mí lo que me ocurre es que, dependiendo el momento, prefiero una u otra.

Lo que también me ocurre es que por causas que supongo forman parte de mi manera de ser, no solo no me aburren sino que me interesan vivamente, me llegan a emocionar y por lo tanto a divertir, películas como En presencia de un clown, de Bergman, o El maestro de marionetas, de Hsiao-Hsien, o El sabor del sake, de Ozu. Lo dicho, es cuestión de gustos y esos son difícilmente controlables.

Finamente, pero no menos importante, me gustaría conocer la causa por la que me tratas de Sr.(¡nada menos!) y de usted mientras yo te trato de tú. Me resulta un tanto rara e incómoda la diferencia de tratamiento ... y no me apetece tratarte de tú.

Te agradezco también la, en mi opinión, más que exagerada importancia que das a mi intervención, que no considero para nada tan enriquecedora. No dejan de ser obviedades que cualquiera puede asumir sin problemas.

Anónimo dijo...

Otra cosa que olvidé decir. Por lo leído en varios blogs, parece como si Cinexilio fuera un foro con ideas muy radicales con respecto al cine, asociado a Letras de cine o Tren de Sombras. Nada más lejos de eso.

De hecho, aparte de ser un foro con no demasiada participación, por lo que difícilmente puede ser significativa su postura, existe un continuo debate entre sectores de opinión diversos, con un respeto generalizado y donde caben defensores de los Oscar, detractores de El sabor de la sandía, peleas sobre la última de Shyamalan, división de opiniones sonre Corupción en Miami o hilos sobre el cine de cineastas italianos eróticos o del giallo.

Totalmente ecléctico, aunque participan con asiduidad personas de las publicaciones citadas. :-)

Roberto A. O. dijo...

Bueno Alfredo, te respondo...y te trato de tú..jejeje, debe ser porque un "clásico" de Cinexilio acude a mi blog a participar: ¿educación mal digerida?. En primer lugar, sé que Cinexilio no representa a Letras de Cine ni mucho menos, no es bastión de nadie ni torreta de defensa. Si lo cito es precisamente por lo que comentas, ya que allí se dan cita varios de los que publican en la revista, así como algunos de Tren de Sombras (me consta que ophüls es el director de esta web, al cual conozco tangencialmente debido al responsable de Tijeretazos). Conozco el foro hace tiempo suficiente como para caer en una afirmación tal.

En cuanto a Letras, era consciente que el tema acabaría derivando hacia sus responsables de manera indirecta, algo que no pretendía ni me interesaba, pero que por otra parte era natural. Pero en cierto sentido, no estamos muy lejos en cuanto a la opinión: dices que Letras adopta una postura radical y provocadora para sacar a la luz a esos cineastas que "nadie" conoce (pongo nadie entre comillas porque cualquiera que siga otra publicación extranjera o sea habitual de los festivales los conocerá). Para mí esa actitud que les ayudado a abrirse camino en distintos sitios (con pago incluido), también ha dañado su imagen debido a la imposición agresiva de su punto de vista para defender ese cine que necesita ser visto -otro debate sería el reflexionar sobre si el fin justifica o no los medios-. Con respecto a Arroba, estoy SEGURO que será un hombre razonable y flexible, y yo le juzgo sesgadamente desde sus intervenciones en Internet o sus artículos, y la imagen que da no se corresponde con lo que tú me comentas (en cuanto a la ironía de la que hablas, no la vi en su entrevista de Miradas, pero en cambio sí se nota en su intervención en Tren de Sombras). Lo mismo o más puedo decir sobre Daniel, al cual conozco mejor porque mantengo una comunicación habitual vía mail. Y es una buena persona, pero él sabe (ya lo hemos hablado concienzudamente y él seguro que está leyendo esto) que no dejó una impresión muy favorable en algunos compañeros del curso de Crítica durante el año pasado por diversas razones. En cuanto a sus textos, pues como todos, algunos me gustan más y otros menos, unos me aportan cosas y otros los desecho porque no me gusta su manera de expresarse. Esto no tiene nada que ver.

También dices: Lo que también me ocurre es que por causas que supongo forman parte de mi manera de ser, no solo no me aburren sino que me interesan vivamente, me llegan a emocionar y por lo tanto a divertir, películas como En presencia de un clown, de Bergman, o El maestro de marionetas, de Hsiao-Hsien, o El sabor del sake, de Ozu. Lo dicho, es cuestión de gustos y esos son difícilmente controlables. mira Alfredo, no me voy a repetir más. Yo creo que superé esto, intento ver todo lo que puedo (presente, pasado, géneros, nacionalidades) y adaptandome a lo que me ofrece cada director, disfrutando en mayor o menor medida de uno u otro. Este debate no me interesa porque es pasado, y como dicen en mi país (Cuba): pa'atrás ni pa' coger impulso...jejeje

Ahh, que no se me olvide, gracias Usuario Anónimo por su puntualización. Pensaba que al amigo Heredero le gustaba AW.

En fin, que un saludo a todos

Anónimo dijo...

Bueno Roberto, solo te diré que si conoces el foro desde hace tiempo y has participado en él, estoy seguro de que te has encontrado con Álvaro en alguna ocasión y probablemente has hablado con él.

De Tren de Sombras hay varios colaboradores y, efectívamente, uno de ellos es el que dices, y de Letras de Cine también conozco como asiduos al menos a tres fijos y alguno ocasional.

Y, por cierto, me da la impresión de que, al menos en este tema, hay algún otro participante de Cinexilio aparte de mí, aunque no podría asegurarlo ... pero casi.

Lo importante es ser capaz de debatir de buenas formas y con argumentos y, afortunadamente veo que se puede.

Anónimo dijo...

Madre de Dios, llego a usted por una conocida común (je) y me encuentro con uno de los mejores artículos que han pasado por mis retinas (no sólo de la blogosfera) y un listado de comments que dan para una tesis, con insignes usuarios conocidos.

Felicidades, pero de las buenas.

Roberto A. O. dijo...

Lo importante es ser capaz de debatir de buenas formas y con argumentos y, afortunadamente veo que se puede
Sí Alfredo, claro que se puede, y estoy orgulloso de que en este rincón minúsculo y desconocido se haya intentado debatir sin faltas de respeto ni tonterías infantiles. Hay veces que parece que nos olvidamos que estamos hablando de cine, pero claro, es tan intensa la emoción...

Hola Raúl, veo que finalmente te has pasado por aquí. Supongo que L. te habrá hablado demasiado...jejeje, más te vale que me la cuides cuando quedeis por el Escorial (ya de paso, siento no haber podido ir a Escorto). Ah, y también espero conocernos pronto.

Por lo demás, y sin ánimo de concluir el debate ya que esta tribuna permanece abierta ante cualquier arrebato cinéfilo, sí me gustaría volver a agradecer a todos los participantes por la tolerancia y el respeto con el que habeis intervenido, aunque reconozco que me han faltado voces de más posiciones. Dar las gracias a bloggers amigos como Max Renn, Hombre Lobo y Kesher, a "viejos" conocidos como Coursodon, a espontáneos que revitalizan la discusión como Miguel Blanco y Usuario Anónimo, a "glorias foreras" (jeje) como Alfredo Kane, y a amigos físicos que pronto volveré a ver como Grima, Chinocudeiro, K.Brohn y Tonio L. Alarcón, personas de las que quedan muy pocas. Por otra parte se me queda una espina clavada tras no haber leído nada de mis compañeros de "Fundiendo a Negro" (sic) como Caperucita Rosa, Silvara, Atxeta y Don Cecilio, a colegas de Tijeretazos como Dark Silien y Lord Kairocure (con este último ya comenté la jugada vía-phone), a otros bloggers como Refo, JohnTrent, Bango, Alvy o el desaparecido Stauff....y bueno, si Álvaro Arroba, D. Villamediana o AJ se hubieran pasado, ya sería lo más.

Y eso, que esto sigue, ¿desde Sitges?

Saludos a todos

Anónimo dijo...

Vengo a invitar a aquellos que hablan de "Trendy Sombras" a que echen un vistazo a sus páginas, en las que no sólo se habla del cine que algunos se empeñan en descalificar porque no les gusta.

Es cierto que prestamos mayor atención al cine contemporaneo, pero el clásico lo tienen muy cubierto ya. Casi todos los meses se editan nuevos libros sobre Hawks, o las 100 mejores películas de aventuras, o las 100 mejores de Ciencia Ficción, o los 50 clásicos que usted tiene que ver antes de morir.

Eso no quita para que por nuestras páginas circulen habitualmente Anthony Mann, Spielberg, Eastwood, Scorsesse, Woody Allen, Ford, Hitchcock, Walsh, Fuller, John Houston...

Y no me pierdo del debate. Es necesario normalizar, regularizar a todos esos directores de los que habláis. Dejar de hablar del "desconocido" Jia Zhang-ke (como dicen en la prensa). Así podremos iniciar el debate de sus películas con la normalidad con la que hoy ensalzamos o criticamos la "Corrupción en Miami" de Mann (por cierto, no tan lejana de alguno que nombráis como Hou Hsiao-hsien).

Un saludo.

Tonio L. Alarcón dijo...

Sólo un apunte: el problema es que siempre se habla de los mismos clásicos. No estaría mal echarle a un ojo a gente menos estudiada, pero igual de interesante, como Michael Curtiz, Rouben Mamoulian, Robert Siodmak, Joseph H. Lewis... Y menciono unos cuantos nombres a ojo, porque hay mucho cine y muy interesante que recuperar.

Aunque, insisto, eso no significa darle la espalda al cine actual. Al contrario. Creo que el estudio del cine clásico y el de los movimientos contemporáneos se complementan.

Anónimo dijo...

¿Te valen Robert Siodmark, Edgar G. Ulmer, Lotte Reiniger, Merian C. Cooper, Ernest B. Schoedsack, Max Ophüls, G. W. Pabst, Clyde Bruckman, Arthur Robison...?

Por favor, hagamos los deberes antes de contestar.

Y yo también creo que el estudio del cine clásico y el de los movimientos contemporáneos se complementan. Pero tampoco hay que perder de vista a cineastas poco o muy poco influenciados por el cine norteamericano por la sencilla razón de que no han tenido acceso a él.

Anónimo dijo...

Hola a todos, aunque Roberto haya invocado a otros y no a mí (:-D) me acerco a defender mi postura como autor de "La catatonia nacional". He tratado de dejar este mensaje antes pero no he sido capaz, y veo que Fermín ha entrado antes y mencionado algunas de las cosas que tengo escritas, las dejo de todas formas.

Se dijo:
"Esto es un problema generado por las nuevas cinefilias, aquellas que prefieren bajarse lo último de Bela Tarr antes de verse una obra maestra de John Ford".
Y se contestó: "YA TENEMOS TITULAR".

A poco que alguien se pasee por Tren de Sombras se dará cuenta de que, como en pocas revistas que yo conozca, conviven las "nuevas cinefilias" con las "viejas". Si hay lectores que nos consideran “trendy” —¿trendy sombras? Jeje— no será porque nosotros impongamos una línea editorial —que sin embargo, indudablemente, tenemos— sino porque la gente que formamos la revista compartimos determinadas sensibilidades. Para terminar con esto aclarar que salvo especiales o peticiones puntuales, cada colaborador de la revista tiene la libertad de escribir de lo que le apetezca. Muy pocas veces nos hemos negado a publicar algo sobre determinadas películas, muy muy pocas. Favorecemos, eso sí, un cine invisible, sin distribución y no muy conocido porque porque nos gusta y nos apasiona y porque alguien tiene que hablar de él para que sea posible que más gente lo conozca.

Respecto a lo de viejo vs. Moderno, yo mismo en el número anterior firmaba un especial sobre el western de Anthony Mann (director aquí mencionado) y califiqué la oportunidad de verme varios de sus westerns uno detrás de otro como "acontecimiento cinéfilo". Un acontecimiento igual de importante —a nivel personal y “nacional”— que las retros de Chris Marker o Apichatpong Weerasethakul que pude ver (parcialmente la de Marker, por desgracia) en el festi de Las Palmas este año, o que Miami Vice de Michael Mann (también citado aquí). Y Ford, qué decir de Ford… junto a Ozu, mis dos directores favoritos de siempre. Mankiewicz, Naruse, Ophüls, Hitchcock, Becker, Antonioni, Godard… ufff... tantos y tantos que me apasionan... ¡y con todo lo que aún me falta por conocer!

Pero también están los Kawase, Jia, Apichatpong, Suwa, Assayas, PTA, Hou, Wong, Van Sant, Gallo Linklater y un largo larguísimo etc. ¡y con todo lo que aún me falta por conocer! Pero no sólo dentro del cine “de arte”, me gusta el cine comercial bien realizado, el cine de género de cualquier país, desde la comedia romántica al thriller, pasando por las aventuras navales de aliento clásico —inmenso Weir—, el cine a caballo entre la modernidad y la tradición —brutal Malick— o la última chorrada genial de Jim Carrey o Jack Black. Y no pongo más ejemplos. Ahora mismo estoy enfrascado en escribir algo sobre Miami Vice porque me parece una película importantísima.

Todos ellos forman una amalgama en mi cabeza que, como todo crítico, trato de ordenar (la mayor parte de las veces sin éxito). Y su único orden es funcionalmente cronológico —unos vinieron antes, nada más, y tienen todo que ver en lo que se hace ahora— Con estos ejemplos no quiero hacerme el intesante, sí el heterodoxo, sólo quiero trasmitiros que creo un error convertir este tema en un enfrentamiento “antiguos vs modernos” porque yo no he defendido en mi artículo sobre la cobertura veneciana la existencia de esas dos orillas ni, por supuesto, me he posicionado en una de ellas. Lo que defiendo es poder navegar por esas aguas y detenerme en cualquier punto de ambas orillas —si es que existen— o en cualquier meandro intermedio. A veces me mola el rafting, a veces un sencillo y tranquilo paseo en barca de remos.

Lo único que “critico” en mi artículo —además de la crítica ejercida exclusivamente desde el gusto personal— es que estos periodistas cinematográficos se han asentado desde hace mucho tiempo en una de esas orillas —en recintos amurallados tal que el del Jamestown, igual de encerrados que los colonos de El Nuevo Mundo—, y ensalzan todo aquello que se acerca a determinados cánones o formas de hacer cine que comparten mientras ponen, literalmente, a parir todo aquello que los cuestione o que, como se dijo aquí mismo, no ofrezca las consabidas respuestas al espectador “en bandeja de plata”, o al menos no nos la dé mascadas. ¿Por qué yo soy capaz de valorar y dar las necesarias oportunidades al cine que tanto le gusta a estos señores y ellos son incapaces de forzarse ni un mínimo siquiera —casi ya por exigencia profesional o ética— para tratar de informar correctamente y con el mínimo posible, no siempre alcanzable, de prejuicios desde sus privilegiadas y saneadas tribunas? Con esta manera de entender la “crítica”, están birlando al espectador la posibilidad de acercarse a estas películas —si es que llegan a estrenarse, que ese es otro tema aunque muy relacionado— con una mirada sino limpia al menos no tan contaminada por su negativa explícita y declarada de darle una oportunidad a este “otro” cine. Y no es algo necesariamente inherente a la edad, el mismo Sr. Don Alfredo que aquí ha escrito es una muestra maravillosa e iluminadora de que es posible haber visto más cine que nadie y seguir manteniendo la necesaria curiosidad por lo que el cine nos puede ofrecer (que es mucho y variado, inabarcable, por mucho que le pese a algunos). Y también conozco personalmente a renombrados historiadores de cine —que disfrutan, sobre todo, de otras épocas determinadas de la hª del cine— que detestan a Apichatpong pero consideran a “Una pareja perfecta” de Nobuhiro Suwa una obra maestra (y como sabrá quien la haya visto, no es una película “fácil” al uso).

Insisto y resumo, no creo que esto pueda reducirse a una lucha entre tradición y modernidad, ni cine narrativo vs. antinarrativo —lo siento, quien diga que Gerry no es narrativa tendrá que verla otra vez— ni siquiera de cine “complicado” frente a cine-espectáculo porque, como dice Álvaro arroba, el cine que tan poco gusta a estos cronistas es, en el fondo y casi siempre, de lo más inocente y sencillote, como las sombras que menciono en mi artículo. Porque creo que es muy curioso como los inicios del cine y el post-cinema en que nos hayamos sumidos se tocan en tantos puntos fascinantes. Es, más bien, una lucha entre aquellos que tenemos curiosidad por las formas cambiantes del cine vivo y aquellos que creen a pies juntillas en la muerte del cine y no quieren ver nada más que la misma película una y otra vez. En este intento de ver cosas nuevas —sin olvidar el cine clásico, como ya he dicho— es cierto que a veces podemos perder la perspectiva y ensalzar determinadas películas o cineastas que con el tiempo quedarán en el olvido. Es un riesgo que hay que correr, me temo, porque la alternativa que nos proponen desde la otra orilla es ver lo mismo una y otra vez, una y otra vez. Cuando quiero volver a las raíces me pongo El último Hurrah de Ford, Carta de una desconocida de Ophüls, Amanecer de Murnau o El fantasma y la señora Muir de Mankiewicz, pero no voy a festivales como Venecia para ver lo último de ******* (póngase aquí un nombre al gusto).

Vaya, he mentido, al final me ha salido un tocho de cuidado.

Un saludo a todos.

Jose.

Tonio L. Alarcón dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, José María. El problema de los críticos que mencionas es el de siempre: las poltronas son muy cómodas, y es muy fácil perder la perspectiva.

Fermín, con un comentario tan majadero (no tengo por qué "hacer los deberes" en una conversación relajada como era ésta hasta el momento), invalidas la inteligencia de tu anterior intervención. Felicidades.

Anónimo dijo...

José López, estoy totalmente de acuerdo contigo. Creo que has explicado la situación de maravilla.

Que siga el debate por estos cauces, con calma y buenas maneras se puede disertar y debatir de todo.

Anónimo dijo...

Hola Tonio.

Por muy relajada que sea la conversación, antes de decir que en Tren de Sombras no se habla de Siodmark deberías haber mirado un poquito, que se ve enseguida que sí hemos hablado.

Caes en el mismo error que quien habla de que Tren de Sombras es "trendy" sin haberse molestado en ver que atendemos a los clásicos.

De todas formas no es mi deseo que el debate lo monopolice Tren de Sombras sino el estado de la crítica actual por lo que voy a intentar no volver sobre la revista. Está ahí facilmente accesible para quien quiera verla.

No obstante estaré encantado de seguir con el debate sobre el estado de la crítica.

Tonio L. Alarcón dijo...

Antes de pensar que me refería a "Tren de sombras", deberías releer mi mensaje. ¿Hago alguna referencia a vuestra web? No. Me refería, precisamente, al tipo de libros que mencionabas.

Y siento si mi tono es poco conciliador, pero me revienta la gente que lee ataques donde hay comentarios inocuos. A ver si somos menos malpensados.

Roberto A. O. dijo...

Hola Jose y Fermin, de "Tren de Sombras", gracias por vuestras aportaciones. Si no os he "invocado" ha sido por 1)Olvido momentáneo (he tenido que escribir el mensaje tres veces desde el comienzo por la "mierda" de PC que tengo) 2)Porque vuestra web no ha sido tan citada como la revista Letras de Cine (sí, salvo lo del "Trendy"....en fin, una vez más, de todos los comentarios positivos lo único que se resalta es un negativo aislado..esto es como las relaciones de pareja: ella te dice que te quiero todos los días y cuando un día no te lo dice, ya uno empieza con dudas..jeje).

Jose, suscribo tus palabras por completo, pero es volver a la misma idea que ya hemos comentado: desde aquí no tenemos nada contra cine moderno o antiguo, contra el musical o el terror, solo pretendía debatir sobre la manera de enfrentarse a estas vanguardias. Sobre la sentencia que subrayas, como bien contestó el amigo Kesher, en ningún momento iba lanzada contra vuestra publicación; estamos empezando a ver fantasmas y a descontextualizar frases. Pero estoy de acuerdo en ella en que resume a una cinefilia tan radical como aquella que criticas y que se ha quedado anclada en el clásico. Para mi, ambas posturas son dañinas, pero el "target" (como le comenté a Alfredo) no serás precisamente tú o algún colaborador tuyo, sino un grupo que posiblemente jamás pase por aquí.

Tu artículo de "La catatonia nacional" me gustó, y lo considero necesario para intentar remover esa costra que (in)directamente priva a muchos usuarios potenciales de acceder a otro tipo de cine, de ampliar sus miras culturales. Y sí, me he leído tu texto sobre Anthony Mann, al igual que mucho de lo que publicais.

En cuanto a las declaraciones de Fermín, nada que añadir, salvo ese pequeño pataleo fruto de un malentendido, pero que leyendo bien todo (que seguro que lo ha hecho) y fijandose en quien lo ha dicho, sabrá que ha sido un error tonto (e injusto).

Saludos, y suerte con la web.

Anónimo dijo...

Bueno, ni pataleo ni polémica por mi parte. Como habrás observado a lo de "majadero" ni contesto. No es mi costumbre contestar a provocaciones.

Es el problema de escribir, que si uno no dice a qué se refiere el otro interpreta lo que cree que ha querido decir.

Por lo demás, como ya he dicho antes estaré encantado de seguir con el debate sobre el estado de la crítica.

Tonio L. Alarcón dijo...

Por mi parte, nada más que decir al respecto de este conato de polémica. Creo que las palabras de cada uno hablan por sí solas.

Anónimo dijo...

Hola otra vez, sólo utilicé la frase de Kesher para iniciar el discurso porque lo cierto es que es una crítica que nos dedican a menudo a los considerados "modernos" y con la que no estoy de acuerdo, al menos en mi caso ni en el de nuestra revista (que es la que me importa y defiendo aquí). Pero vamos, en ningún momento me lo tomé como una alusión concreta. Ni siquiera lo de "trendy" porque a) Chino se refiere a los lectores, no a la revista en sí; b) conozco a chino de otros foros, y sé sus opiniones sobre las "cuchipandas" y su manera de expresarlas, no siempre adecuada en mi opinión (le puede la visceralidad ;-D); y c) es una opinión que respeto porque, como digo en mi mensaje anterior, es un riesgo que tenemos que asumir por adoptar determinada postura que, reitero, no es impostada, es natural. Y creo que necesaria. Mucha gente ha escrito de la última de Ken Loach, pero ¿cuánta de Una pareja perfecta, cuánta de la retro de Claire DEnis de Gijón el año pasada? Tren de sombras no pretende convencer a nadie de que "nuestro" cine es "el mejor", sólo pretende motivar que se vea —gracias Internet, cualquiere puede hacerlo con el interés suficiente—, y que después decida por si mismo. O como dice Roberto, para "ampliar miras".

Anónimo dijo...

Bueno, pues si no me avisa Roberto como que no me entero de toda esta discusión tan interesante y necesaria jeje. A ver si puedo aportar algo, aunque sea un puñado de tonterías...

Realmente debo estar enfermo, porque leo el ensayo de Roberto y me parece muy brillante, y leo el artículo de Ophuls y me parece muy brillante (y encima pienso que los dos son justos). Veo una película de Hou Hsiao-Hsien y me embarga la emoción (también con Café Lumière) y veo una película categoría III hongkonesa, hecha con cuatro duros y Anthony Wong, y me embarga la emoción también. Y así podría seguir hasta el infinito... Y es que después de años viendo cine y viendo cine de cualquier manera, un poco lo que me daba la gana, alejado de toda corriente crítica (porque no compraba las revistas ni veía programas de cine, en fín, creciendo así, en la autarquía anárquica), sin tener que dar explicaciones a nadie (cosa que también es importante, incluso muy importante), después de esto, decía, creo que he logrado formar una especie de cinéfilo absurdo, que contiene todas las contradicciones y que disfruta con todas ellas.

Como amante desde bien temprano del cine de Hou Hsiao-Hsien (y mi trabajo me costó, pero estábamos predestinados) estoy acostumbrado a todo y he visto de todo. Las mismas bromas, las mismas maneras de descalificarlo, los mismos chistes sobre chinos (esto es lo peor), en fín. A la hora de hablar de él, pues posiblemente lo mismo. A menudo cuando leo las críticas de cine actuales pienso en Raymond Queneau y sus "cien mil poemas", un ejercicio ingenioso a través del cual se podría conseguir ese número de poemas partiendo de la combinación. Pues realmente en la crítica actual a menudo se me queda la sensación de que es la combinación de una serie de frases hechas...

También tenemos el caso del crítico que sólo se dirige a los que piensan igual que él, a veces a nadie, a sí mismo. Aquel que escribe para los que realmente ya sabían lo que va a decir... Eso sirve para crear camaradería y echarse unas risas juntos en el café... ¿pero realmente le sirve a alguien más? ¿La crítica no debería contener en ella la necesidad de llevar al lector a ver esa película? ¿A quién debe dirigirse la crítica?

Tenemos los críticos a los que les importa un pimiento ya el cine... El cine es algo que no entienden... Bien, la crítica después de todo puede entenderse como un oficio, puedes quedarte obsoleto, vivir en los viejos tiempos, pensar que la última gran película que se hizo es Ciudadano Kane y que todo lo demás es una mierda. Desgraciadamente, son mayoría en los periódicos.

El crítico nacional... El que piensa, como el Festival de San Sebastián, que el cine español no sólo no tiene ningún problema sino que es el más grande, y que sólo una conspiración internacional al frente de la cual se encuentran los jodidos gabachos y los snobs asiáticos de Venecia, puede ocultar semejante realidad. Esos también tienen una curiosa manera de ejercer la crítica.

Tenemos el crítico apalancador: me pido a Jia Zhang-ke y es para mi para siempre, y nadie le entiende más que yo. Esto sirve para clásicos, pero coger preferentemente los malditos, estilo Fassbinder o Tarkovsky. Por lo general los considero locos peligrosos (de alguno tengo incluso constancia de que es un loco peligroso jeje). Tampoco le hacen ningún favor a nadie, puesto que sus críticas suelen ser ejercicios precisos de hasta que profundidad conocen su obra (y como no quieren perder el puesto que ellos mismos se han otorgado, lo último que se les ocurría es animar a la gente a profundizar en ella).

El crítico negador, positivador... Si todo el mundo dice que una película es grande pues yo digo que es una mierda, y viceversa. Estos trabajan con la memoria y a diez años vista... Tras ese periodo sólo viviran de decir: veis, ya lo decía yo hace diez años. Realmente es una de las categorías más penosas...

En fín, hay unos cuantos "tipos" básicos, pero realmente son infinita mayoría los que se plantean el cine de una manera cuanto menos muy chunga. ¿Por qué una crítica no puede ser aquello que le diriamos a un amigo, los motivos que le dariamos a él para verla? ¿Por qué existe esa necesidad de exagerar la nota, de utilizar las palabras más rimbonbantes, de soltar estupidices, de ir ingenioso, de pretender siempre, constantemente, haber visto cosas que nadie ha sido capaz de ver? Es para mi un misterio...

Y bueno, acabo ya este rollo... Realmente cuando vemos una película que emplea minutos y horas en expresar la soledad a menudo pienso en el Stalker de Tarkovsky... en ese viaje en vagoneta a la Zona... ¿Cuánto dura? ¿No llega a dos minutos? ¿Tres? Cuánto habrá de impotencia en esos planos largos interminables...

Anónimo dijo...

Antes de nada matizar que lo que voy a decir no debe extenderse a la generalidad del cine de vanguardia, pero la sensación que me queda siempre es la existencia de cierta obsesión por desmarcarse del mainstream y apostar por todo aquellos que apeste a muy distinto, más allá de que realmente aporte algo que merezca la pena destacar. De todas las que mencionas la que me queda más reciente es Gerry, absurdo metraje desperdiciado para hablar de dos personajes a los que veo indefendibles desde cualquier óptica de interés, acciones que brillan por la inexistencia de la misma o por alargar hasta el infinito elementos que deben reducirse y encontrar el mínimo común múltiplo para causar el efecto deseado, pero lo que parece suceder es que lo que se busca es el máximo común denominador de la paciencia del espectadr y sólo aquellos grandes iluminados que soportan ese exceso de falta de excesos merecen el halo de entendidos. El problema de todo esto es lo que señalas unas líneas referido a la subjetividad del criterio aplicable, algo que en el cine clásico no pasaba (o de suceder lo era en muchísima menor medida, salvo ciertas tomaduras de pelo como el Arnulf Rainer de Kubelka) y esta digievolución no hay que desmontarla, sino que son los que dicen haber evolucionado los que deben establecer las bases sólidas y discutibles para que el resto pueda lanzar sus ataques. ¿Qué se puede decir ante unos tíos andando durante cinco minutos más que el tópico de siempre si su defensa carece de cualquier tipo de solidez real? Cierto que podría tirar por la misma línea y tirarde pajas mentales y palabrería rebuscada para ataques a "cosas" (no merecen otro nombre) como el segmento de "Ten" (creo que era eso y no "Five") de la rama y las olas del mar y que me digan que es más emocionante que cualquier cinta de aventuras. Ante cosas así no sé si reír, llorar o mandar a la mierda al que me lo dice como si fuera una verdad absoluta indiscutible.

un saludo.

Anónimo dijo...

Roberto! Tras 65 posts y con participaciones "ilustres"... no sé qué te puedo decir yo! pero no te creas, eh? Que no escriba no significa que no lo lea! jeje, sabes que me alegro un montón de que hayas podido generar (tanto) debate en tu blog sobre lo que todos pensamos pero pocos decimos (o decís).

Y nos vemos pronto, no?
un petonàs

Anónimo dijo...

Hola, un saludo para Roberto y todos los bloggers; ví este hilo hace mucho pero no he tenido tiempo de intervenir en condiciones porque he andado fuera de casa un par de semanas... agradezco tus reflexiones sobre nuestra revista, Roberto. Comparto contigo que Letras de cine" dista de ser intelectualmente satisfactoria (empezando por mis propios textos, claro, aunque también es cierto que contamos con algunas perlas privilegiadas que no me detendré a nombrar). Como dice aquel "estamos trabajando en ello". Estamos aprendiendo constantemente tanto a hacer una revista creíble como a ver cine (con nuestra periodicidad siempre sentimos como si cada número fuera el primero), trabajando día a día para ofrecer un mapa (que dice Quintín) desconfiado y alternativo de lo que nos dicta el sistema nacional (me dan ganas de llamarle "provincial") con sus patrones de cine español aplicados a la incontrolable actualidad internacional; también intentamos ser creativos al unir esos puntos. Por otra parte, aunque estamos sujetos a lógicas críticas sobre nuestra calidad real, me sorprende (aunque no molesta) la saña y gratuidad con la que algunos nos atacan como si tuviéramos un poder y una influencia tan desmedida (ya nos gustaría ), nos otorgáis demasiada importancia, somos amateurs y bastante juguetones... y si algún día llegamos a cobrar por un proyecto que nació y malvive desinteresado, y que nos ocupa tanto tiempo (con mucho gusto) eso no cambiará nuestro amateurismo y nuestra contundencia jolgoriosa.

Somos una revista con el mismo espíritu festivo y lúdico que blogs como este y otros, como algunos foros, como algunos festivales, como algunos museos, como algunas publicaciones online... Por cierto si se nos sigue desde los primeros números (por cierto repletos todos ellos de "retornos al pasado" sobre directores anteriores a 1970, no me detendré a listarlos, son bastantes para una revista cuyo principal interés es rastrear la actualidad, de hecho nuestros cineastas preferidos son educativos y SIEMPRE remiten a otros anteriores, tienden puentes para exporarlos -algunos al puro génesis-, y siempre intentamos encontrar los vasos comunicantes con los progenitores de nuestras formas pensantes preferidas), si nos seguís desde 1998, decía, habréis notado que en nuestro tono "chulesco" - como nos gusta decir- hay mucho de no tomarnos en serio a nosotros mismos, y aunque prevalezca una línea editorial ideologizada que es en la que creemos sólo hay que leer las editoriales una a una para comprender que nunca hablamos excátedra sino desde el hedonismo (intentando evitar la paja aunque no siempre lo consigamos) y la indignación con lo que nos cabrea. Lamento que algunos no lo hayan entendido así. Esta actitud vital es lo que nos caracteriza y nos da alma y alegría para seguir y así continuaremos hasta que nos dejen. De forma independiente, lo cual nos deja fuera de toda sospecha de servilismo o interés de tal o cual organismo sobre nuestras pasiones. Nos debemos a nuestras ideas que han surgido a través del aprendizaje y del amor al arte y no a una pretensión de ganarnos la vida mediante la resistencia… y repito, ni siquiera si un día consiguiéramos vivir de ella lo cambiará, sería una consecuencia muy gratificante y feliz de nuestro trabajo.

Con respecto a la discusión meramente cinéfila que aquí se mantiene, como bien decía alguien es un eterno conflicto en el arte del siglo XX que nace con las rupturas conceptuales de Marcel Duchamp, lo abordó hasta Ortega y Gasset con contundencia; no seré yo tan listo como para convencer a nadie a estas alturas de la grandeza de Pollock, Palazuelo, Juan Muñoz, Miles Davis, Stockhausen o Pedro Costa aunque me posicione claramente, me parece una discusión completamente superada y parafraseando al propio Roberto "para atrás ni para coger impulso" ;-) (ni tengo tantas fuerzas como para empezar un debate desde ese punto).
Francamente no entiendo por qué deseas leer una "crítica negativa razonada" de una película que supuestamente te gusta como "Tropical Malady", no comprendo tus intenciones de desmentirte. Quizá es que en realidad la propuesta del pisha no te interese y no hay nada de vergonzoso en ello. Tampoco hay que darle tantas vueltas mientras tengas tus propias razones convincentes; si uno no está de acuerdo con el mundo o incluso con sus allegados afines tampoco pasa nada. Personalmente, detesto las películas de Park Chan-wook y Kim Ki-duk (por citar a dos tipos de moda entre lo que llamo la "cinefilia-Sitges") y no necesito que alguien me convenza de lo contrario porque lo tengo bastante claro y sus problemas se me antojanconceptuales y de base. Aunque me caen muy bien tampoco me fascinan obras que fanatizan como "Shara" de Naomi Kawase ni comparto superlativos tan extremos por las últimas de Johnnie To o Christopher Honoré o Xabier Beauvois; en cambio debo de ser el único colgado al que "Transe" de Teresa Villaverde le raptó en Cannes. Me encanta leerlas pero las críticas no son dogmas de fé, ni hay por qué leer el "Film Comment", "Cahiers", "Contracampo", "Cinéma", "Miradas", "Letras de cine" o "Tren de sombras" para que te convenzan de algo sino con espíritu de aprendizaje y sí es vital que la obra te haya transformado en algo, te haya roto esquemas, que sea tu estampa móvil preferida del mes, del año, de tu vida, incluso tu capricho irracional. Sin ir más lejos (y lo digo porque la aludes) he revisado últimamente "Five" de Kiarostami varias veces (confieso, que como el "13 Lakes" y "10 Skies" de James Benning la dejo puesta mientras hago otras cosas), se la he mostrado a amigos sin particulares inquietudes cinéfilas y ha sido un éxito, ahí reside entre otras muchas razones su carácter de obra misteriosa, la enésima cumbre de su autor, en su absoluta concrección pero también en su abstracción. En la libertad de lo que capta la cámara pero también en la habilidad e inteligencia de su apabullante trabajo de dirección. Sus cinco piezas son completamente materiales y las puedes ver sólo como lo que hay (de lo tan concreto surgiría la abstracción en este tipo de contemplacion de la peli). Pero también están configuradas a la manera de una puesta en escena intencionada (Kiarostami "dirige" a la naturaleza, esa es su gran aportación y por eso la película es tan alta) de modo que podemos divagar por entre las historias que propone y sugiere interpretandola como una ficción muy evidente. José M. López habla más arriba de "Gerry" en términos parecidos y así la contemplo.

Personalmente vivo los cineastas y las corrientes que más me gustan desinhibidamente y casi con religiosidad. Me parece mentira que existan personas que duden de que uno esté completamente fascinado por "M/other", "24", o "Les amants reguliers", y vean una pose. Y que la existencia de fans y portadas de "Tropical Malady" les represente una amenaza o una imposición. Tomo la peli de AW como un ejemplo canónico, pero lo mismo aplicado a "Rois et reine", "Lady in the Water", "No quarto de Vanda", o incluso "The Cheyenne Autumn", "A Cloud Capped Star", o "Scarface" de Hawks. No hay por qué enervarse así porque uno sea airado en sus reivindicaciones, con ignorarlas basta :-))

Por mi parte hace tiempo que dejo de juzgar a los films mediante la perfección o la redondez (cánones literarios aplicables tradicionalmente al cine de género), así que estoy en un punto en que lo más vivaz me parece lo más caótico e informe, sea narrativo o no. Se acabó la puesta en escena, hoy cualquiera es capaz de una perfección absoluta en eso, las escuelas técnicas de cine (hervideros de lo peor) lo enseñan impecablemente y uno ya se ha cansado un poco de esta falacia que produce directores de cine (ora correctos, ora virtuosos, ora realistas) académicos en lugar de cineastas salvajes.

Por cierto Roberto, que independientemente de que les aceptes o no Straub & Huillet deben de ser los cineastas más formalistas, exactos y rigurosos de la Historia del Cine... de verdad te lo digo.

También me llama la atención por otra parte que celebres el orden y la civilización de esta discusión sobre la crítica en tu blog (que lo hay y está muy bien). En fin, en todo este encadenado de intervenciones por parte de foreros y escritores de cine no profesionales que arrancó con el especial de "Miradas" no recuerdo que nadie de nosotros gritara, despreciara, insultara o desafiara. (Por contra sí faltaron, despreciaron, desafiaron e insultaron los veteranos profesionales: desde AJN en su entrevista de "Miradas" y en sus intervenciones en el foro de Latorre hasta Oti en sus crónicas venecianas del "ABC" pasando por Carlos Boyero en "El Mundo" o Iñigo Dominguez también desde el Lido para tantos millones de españoles que leen la prensa de Vocento u Grupo Correo).

En fin, como dice Jaime Pena creo que hay que gritar "¡Viva José Manuel López!" a la vista de la reacción de "El País" en el festival de Sitges. Las crónicas de Jordi Costa son las mejores que se han leído en la prensa nacional desde que Sergi Sánchez cubría Cannes para "La Razón" ya hace años. Quiero pensar que a lo mejor "La catatonia nacional" ha llegado a las manos de Santiago Segurola y ha hecho algo para remediar sus denuncias.

No sé si lo que te digo sirve de algo...

Ah! si estás en Sitges confío en que no te hayas perdido "The Host" de Bong Jong-hoo que me resulta con cada revisión (bueno, en realidad sólo la he visto un par de veces) uno de los films más totales y apabullantes de la temporada. (Por cierto, junto al "Woman On the Beach", la obra maestra resplandeciente de Hong Sang-Soo).

saludos!

alvaro

Borja dijo...

¡Plas, plas, plas!
Inmenso texto, y no menos inmenso el debate (que no tendría fin), esto empieza a parecerse a un "Movie Mutations 2"...
Yo tenía pensado escribir algo sobre el tema, pero ya lo has dicho todo, y TODO lo suscribo.

Entre lo más interesante de tu texto, creo que está el hecho de que hablas de las "nuevas vanguardias" desde un punto objetivo, independientemente de que las apruebes o no. Y, sobre todo, de la necesidad de juzgar cada película (o autor) por sí misma, con un mismo rasero adecuado a sus intenciones. Por ejemplo, no veo tantas similitudes como se da siempre por hecho entre Tsai Ming-Liang y Hou Hsiao-Hsien. Mientras que el segundo es más intelectual y "objetivo", el primero hace su cine desde las entrañas, saca todo lo que tiene dentro, es más emocional aunque por el camino también provoca reflexiones.

En ese mismo sentido, me gustan mucho las insinuaciones que haces sobre el cine comercial. Por ejemplo, y anticipando que me interesan las dos: ¿por qué sí que vale la deshumanización de Assayas en "Demonlover", y no la de Tony Scott en "Domino"? Porque la primera viene desde y apunta hacia el arte, y la segunda se encuadra en la técnica, con objetivos más "prácticos". Pero, teniendo presente lo que supone esta diferencia, ¿por qué *siempre* priorizar el arte, y no valorar de ninguna forma los méritos de la técnica? Si fuera tan sencillo conseguir los resultados de la técnica, todas las películas de entretenimiento funcionarían a la perfección; y al revés, como sucede exactamente en el arte abstracto, hay que saber distinguir a los estafadores (conscientes o no) de los autores verdaderamente interesantes.

Lo más importante de todo, lo que creo que resumen lo que habría que hacer, es simplemente estar al margen de modas y corrientes de opinión. Es decir, ser valiente y defender, con argumentos y pasión, y siempre con la reflexión necesaria que ayude a descubrirlas, las opiniones propias. Sean controvertidas, políticamente correctas o políticamente incorrectas. Pero que sean auténticas. Por ejemplo, yo no tengo complejos para hablar bien a la vez de "Tropical Malady" o "El Nuevo Mundo" (verdadera joya del cine moderno, y que parece que ha pasado algo desapercibida entre tanto cine asiático), como de "Los Ángeles de Charlie", si considero que todas tienen méritos.

Un saludo
Borja

Borja dijo...

Matizo un poco lo mío. En el ejemplo de la deshumanización ya sé que en el caso de "Demonlover" se propone una reflexión sobre el tema (o al menos se trabaja con él de forma consciente); mientras que en el de Tony Scott su cine es el producto de esa deshumanización. Puede que no haya sido un buen ejemplo, pero creo que queda claro lo que quería decir.

Y remarco lo que comento sobre "El Nuevo Mundo": se debate (de forma seria) mucho más sobre el cine asiático y derivados que sobre cualquier otro, y con eso se corre el peligro de obviar otras grandes películas que vengan de otro contexto, como es el caso de la de Malick.

Anónimo dijo...

Queridos amigos.
He leído con sumo interés los debates que proponéis en el blog, que me parecen básicos y muy sanos para comprender tanto las mutaciones –perdonad la palabra ya sé que es un tópico- del cine como las de las cinefilias. Creo que en el fondo de lo que estamos hablando cuando hablamos de crítica es de un desajuste entre una cierta forma de entender la escritura cinematográfica como exaltación del gusto y otra forma en la que la crítica entendida como espacio para el discurso, la reflexión o el análisis. El punto de partida del debate me parece clave. La mayoría de críticas negativas contra Apichatpong Werasethakul, Tsai Ming Liang o los últimos Gus Van Sant se basan solo en un criterio de gusto. Las películas resultan aburridas a los que opinan sobre ellas y por tanto son malas. En ningún caso se establece un criterio de análisis. El buen crítico es el que tiene curiosidad, quien busca, quien cuestiona e intenta saber que ocurre en ese planeta llamado cine, literatura o arte.
El problema de fondo que denunció José Manuel López en su artículo de Tren de fondo, era que los críticos que fueron a Venecia no tenían curiosidad y solo esperaban que surgiera una película clásica –The Queen de Stephen Frears- para bendecirla como obra maestra e irse tan tranquilos a casa. Para ellos los Straub, Apichatpong, Jia-Zhang-Ke o Tsai Ming Liang eran unos ilustres desconocidos y como no vieron sus obras con curiosidad se fueron a dormir tan satisfechos. El conocimiento surge siempre de la curiosidad. Los Straub, por ejemplo, son unos grandes cineastas porque entre otras cosas cuestionan las formas institucionales erigiéndose en teóricos de la imagen. Son los más grandes formalistas del cine, bastante más que Stanley Kubrick, por ejemplo. ¿Sin embargo, por que muchos críticos y espectadores rechazan a los Straub? El rechazo se basa en un argumento tan simple como el del aburrimiento o el de considerar que lo que hacen no tiene sentido, sin preguntarse porque lo hacen. Los Straub han puesto en crisis la idea de adaptación cinematográfica de un texto literario. Generalmente, cuando se adapta un texto se piensa en el relato, pero no en que la literatura es, sobretodo, palabra. En el teatro, por ejemplo, la reivindicación de la belleza de las palabras no es un hecho extraño. Hace dos años vi una obra teatral en la que Isabelle Huppert aguantó sola en el escenario, inmóvil, recitando un texto de Sarah Kane en el que se debatía entre la vida y la muerte. El público teatral entendió que lo fundamental era el recitado de la palabra y aplaudió a rabiar. En cambio, cuando la cinefilia ve los actores del teatro de Buri recitando un texto de Vittorini o Pavese se escandaliza. ¿Por que el público cinematográfico es más conservador que el teatral o el que visita las galerías? Tras los últimos trabajos de Gus Van Sant o de Hong Sang-Soo lo que se pone en cuestión no es más que un viejo tema, consistente en la búsqueda de engarces entre el cine y .las formas artísticas de su contemporaneidad.
Es evidente que la misma curiosidad que podemos tener por una obra de los Straub la podemos tener por las últimas películas de Brian de Palma o Martin Scorsese. El diálogo prototípico de la cinefilia es un diálogo de sordos: “¿Te ha gustado La Dalia Negra? No prefería Femme Fatale A mí sí, que me gusta, es mejor que los últimos De Palma...”. Este diálogo de sordos se encuentra presente en la crítica adornado con cierta retórica. En cambio por qué desde la crítica no nos preguntamos porque en La Dalia Negra, De Palma lleva hasta la abstracción el juego de casualidades de la serie negra o por qué con Infiltrados, Scorsese parece aliarse con determinadas formas del cine asiático- John Woo o Johnny To- para llevar a cabo un ejercicio de depuración que rompe con el barroquismo de Casino o otras películas. La crítica debería ser una acumulación de interrogantes, un ejercicio de búsqueda continua de repuestas. La nueva cinefilia se caracteriza por jugar con los extremos. Algunas consideran que lo mejor de la historia del cine es El ete y el oto, en cambio otros creen que lo mejor es Satantango de Bela Tarr, mientras nadie ve las películas de Anthony Mann, William Wellman o Sacha Guitry. Creo que este es el principal error de los nuevos cinéfilos, el haber olvidado una parte esencial de la historia del cine para llevar a cabo un posicionamiento radical que no se funda en la curiosidad.
Finalmente, me gustaría polemizar sobre un tema que me preocupa. Me deja perplejo que en este país la gran división de la crítica actual se articule en torno a los que les defienden el cine de género y a los que defienden el cine de autor. Me sorprende porque desde el advenimiento de la posmodernidad la noción de género ha estado superada y el debate género/autor ya no circula por ninguna parte. Los géneros se han vuelto mestizos, se han eclipsando y han dejado de ser un valor de cambio en el cine mundial. Si tomamos por ejemplo el cine fantástico americano surgido en los ochenta, creo que su valor no radica en su naturaleza como cine fantástico, sino en que fue un laboratorio radical de formas opuesto a la política de los blockbuster de donde surgieron algunos excelentes autores llamados Joe Dante, John Carpenter o David Cronemberg. Cuando pienso en el cine asiático actual me cuesta establecer divisiones entre Tsai Ming Liang y Johny To. No me interesa el cine de los Show Brothers porque era de kung fu, sino porque fue una cantera de formas y coreografías singulares. Creo que lo que cuentan no son los géneros –que en el fondo son una construcción para crear horizontes de expectativas- sino los autores y, sobretodo, las obras. Por otra parte, no entiendo la idea de reivindicar los géneros hoy, ya que siempre han estado reivindicados. En cambio los marginados han sido algunos autores singulares como los Straub, Philippe Garrel, Hong Sang Soo o Pedro Costa, cuyas películas no se han visto en España y, hasta la existencia de revistas electrónicas como Tren de sombras o en papel como Letras de cine, casi no habían sido objeto de ningún discurso.
Un abrazo y felicidades por el blog
Àngel Quintana

Anónimo dijo...

Mi idea sobre el cine y las artes en general no puede estar más en consonancia con la última expresión de Ángel Quintana.

Yo soy un joven de 23 años al que le fascina tanto Sang Soo -que en varios acosasiones cita Quintana-, Bela Tarr, el último Van Sant, Johny To, Ming-Liang, Garrel, Assayas, Denis, Hou Hsiao Hsien, Kawase, PTA, como sigo profundizando en obras de Fuller, Mizoguchi, Huston, Kobayashi, Lang, Eisenstein, Ozu, ambos Ray, pasando por Fassbinder, Godard, Carpenter, Tarantino, Scorsese, Herzog, Suzuki, Egoyan, Resnais y un largo etcétera.

La cantidad de nombres presentes aquí espero que no se entienda como una de esas aberraciones gafapasta-nostálico-melancólico-snob-qué-guay-eres (y mil fantochadas más que existen en torno a lo que debería ser pura y simple emoción y pasión por el cine y no insultos y etiquetas que están de más, empleadas por cabezonaría rancia, de ambos bandos) sino como una muestra de que es posible amar el cine de Ford y al mismo tiempo admirar a Kiarostami por encima de considerarlos aburridos, lentos, anquilosados o ridículos, lejos de sesudos análisis cahieristas y críticas generalistas, que redundan en su superficialidad: no, ni Tropical Malady es un coñazo ni Infiltrados una ligereza de Scorsese, hay muchísimo más detrás de ello y considero que merece la pena estar más abiertos a otras aristas que se deducen de sus fotogramas y valorar a los directores, y todo su equipo, como algo más que meros técnicos que, o bien pretenden forrarse y ganar un Oscar o bien persiguen el prestigio fácil de la crítica festivalera -hablando siempre de los directores de la altura de los que se comentan aquí, por favor, seamos más amplios.

Y sí, señor Ángel Quintana, el tema de los géneros y su hibridación me ha traído también a mí más de un quebradero de cabeza, y que conste que no me gusta especialmente discutir acerca de mis apreciaciones sobre el cine, ya que es habitual en mí ser mero espectador silencioso.

Por otro lado, ya que nunca he podido hacerlo, agradecer el trabajo de la gente de Miradas y de Tren de sombras, además de foros como divxclasico y Allzine, ya que sin ellos me habría sido del todo imposible seguir nutriendo mi curiosidad acerca de un medio en el que de manera entusiasta vivo atrapado desde mi niñez.

Lamento sinceramente si este comentario resulta demasiado egocéntrico y discúlpenme si ofende a alguien, no es en ningún momento mi intención. Sólo pretende reflejar una experiencia más, ni trato de acabar con nada ni de ser el más listo de la clase.

Un saludo. Enhorabuena por su blog.

Anónimo dijo...

Perdonen,soy nuevo aquí,he conocido esta pagina por casualidad y aprovecho para dejar mi comentario:

Creo que debemos acabar con el cine clásico americano.

Si señores,si.Ese cine Rancio,DESHUMANIZADO,sobrevalorado,infantil,extratópico,
lleno de clichés y sumamente asequible de ver para el público que no gusta de l cine.

Creo que la mayor parte de ese cine,no ha sabido aguantar el peso del tiempo,por ejemplo: "con faldas y a lo loco" del bebé Billy Wilder,¿ustedes conciben que la crítica considere a esta parrafada infantil como la mejor comedia de todos los tiempos?

Pero vamos a ver,¿quien se rie a dia de hoy con esta película?

una de dos:

1-o se es muy inocente
2-o se tiene un serio problema mental.

Otra cosa serían las peliculas de los Marx,que siendo mas antiguas,tienen un humor absurdo mucho más efectivo,que puede seguir funcionando a dia de hoy.

Comparen los grandes clásicos europeos con los americanos (no me malinterpreten,en Europa tambien tuvimos a rancios vease Renoir,pero nunca hasta tal extremo como en Hollywood).

Suerte para ese pais la explosión del cine de autor,autentico salvador para mi gusto,del cine americano.

Y si,Ciudadano Kane es basura.

pd:por que nadie tiene cojones a decir esto,y sin embargo si que he oido miles de veces rajar de Antonioni,Bergman,Pasolini,Godard etc?


pd2:han visto el knack y como conseguirlo ? maravillosa.

Roberto A. O. dijo...

¿Ahora veis porqué no me interesa seguir con este post? Sr. Usuario Anónimo, gracias por su participación pero vuelvo a REPETIR que en este "topic" lo que menos me interesa es juzgar o no la validez del cine clásico. Si a usted no le gusta, le parece sobrevalorado, rancio, deshumanizado, infantil..me parece perfecto. Yo lo sigo disfrutando en cuanto tengo algo de tiempo, lo cierto es que me enseña muchas cosas.

Saludos

Anónimo dijo...

De acuerdo Roberto, lo que no me parece de recibo es que pases por alto comentarios como los de P., Borja, Quintana o Arroba...

saludos...

Roberto A. O. dijo...

Perdone Usuario Anónimo, pero yo no paso por alto ninguno de los comentarios que han ido cerrando el topic. No se que pretende insinuar. En cualquier caso, si no he respondido es porque ya no tengo nada más que añadir a lo que ellos han dicho...y coincido en muchas de sus afirmaciones.

Saludos

Anónimo dijo...

Dices, con un par: "y eso que no han visto obras más antiguas de Hou". ¿Y cómo lo sabes?
Y una cita de Antonioni: "Hago películas aburridas para expresar el aburrimiento". Quien no quiera verlas, no está obligado, que ya hay suficientes Batmans en cartelera.

Cantamañanas dijo...

La creación es libre; que cada cual haga la película que le salga de las narices; luego el espectdor decidirá si quiere ir a verla o no; así de sencillo.

Otra cosa muy diferente es el "valor" de una obra, que, como todo, también puede suscitar debate. Supongo que habrá gente que opine que Velázquez sólo fue un pintor de brocha gorda... O quizá no: Velázquez es Velázquez; todo pasa por definir que es lo que lo convierte en un genio.

Yo no puedo con Mozart; prefiero a los Beatles; pero jamás se me ocurrirá decir que los que escuchan a Mozart son unos seres grises sin gracejo. Pasa lo mismo con las películas: Bresson me aburre, no lo pillo. No obstante, que a mí no me guste no lo convierte en un un videoaficionado del tres al cuarto.

El problema en España -espero que también en otros lugares- es que confundimos los gustos con la calidad objetiva, si es que la hay. Y así nos va...