Crítica en Preestreno
Cuatro niños menores de edad, hermanos de madre, son abandonados a su suerte por ésta en un pequeño apartamento de Tokio. Los hermanos, que jamás habían acudido a la escuela, deben sobrevivir durante un largo período de tiempo en soledad, ya que ni siquiera los vecinos conocían de su existencia. Tras estas pesquisas argumentales, que bien podrían haber parido un perfecto telefilm de sobremesa, se esconde uno de los mejores largometrajes del año, “Nadie Sabe”. El director japonés Hirokazu Kore-eda se basa en un hecho real, ocurrido a finales de los 80 y que conmocionó a la opinión pública japonesa.
A pesar de que pueda parecer una empresa fácil, dada la rápida empatía que la audiencia suele establecer con las películas protagonizadas por niños, la construcción de “Nadie Sabe” es complicada. Y es que dado el tema que maneja, lo más sencillo sería una historia sensiblera, de pañuelo fácil y de búsqueda constante de una culpabilidad en el seno de la sociedad. Afortunadamente Kore-eda se aleja de estos tópicos para presentarnos un film duro, sin concesiones de melodrama barato, donde el propio director demuestra una excepcional maestría a la hora de retratar con un realismo inusual en la actualidad, el mundo infantil. “Nadie Sabe” es la perfecta recreación de ese microcosmos que los niños construyen para alejarse de un mundo exterior amenazante. No importa la precariedad o los infortunios, ya que ellos saben crear su espacio y construir una barrera que los aísle y les permita convivir en armonía con ellos mismos. Todos los problemas son vividos desde una óptica de supervivencia natural que solo va desapareciendo a medida que la madurez física y mental va tomando cuerpo.
El realizador japonés no abandona las constantes de su cine, criado al amparo del género documental, y filma con sensibilidad y ternura las vidas de los hermanos, a través de una cadenciosa sucesión de imágenes, que respetan el espíritu de lo que desea contar. Resulta magistral su manera de rodar las secuencias en el interior de ese minúsculo apartamento, plagadas de primeros planos y de encuadres incomodísimos, obligado por la propia pequeñez del lugar, donde ni siquiera tiene cabida la cámara. El realismo con que impregna sus imágenes es ya habitual en su cine, haciendo uso de la cámara en mano y de una fotografía hiperrealista. Incluso se permite el lujo de añadir un “score” musical de acompañamiento, apenas imperceptible para el espectador.
Tampoco me quiero extender en las felicitaciones hacia los protagonistas, unos maravillosos niños encabezados por su guía en la ficción, el hermano mayor Akira (Yagira Yuya), que se debate de manera perfecta entre el cuidado a sus congéneres y su mentalidad infantil. La extraordinaria actuación de estos niños se ha visto ayudada por el sistema de rodaje del director, que se extendió durante un año entero para captar el desarrollo (tanto mental como psicológico) de sus protagonistas, así como del montaje, que se produjo de manera paralela a la filmación.
Otro de los aspectos más comprometidos de este film es la práctica ausencia de culpables de la situación de los niños. Kore-eda jamás juzga, presentando una situación y permitiendo que sea el público quien diga la última palabra. Obviamente algo no funciona en una sociedad tan desarrollada como Japón, aparentemente de carácter colectivo pero retratada en la película como distante y preocupada por sí misma. De la misma manera, se hace patente el estado disruptivo entre la infancia o la adolescencia (representado en la película por la colegiala Auki) y el mundo adulto, un tema recurrente en la actual cinematografía japonesa.
“Nadie Sabe” se consolida como una de las mejores citas cinematográficas del año, un retrato de la cotidianeidad infantil y un retal de la vida en general. Es la apuesta por la vida de un realizador que hasta el momento se había mostrado más preocupado por la muerte y por los mecanismos de la memoria. Obra maestra.
Un saludo
2 comentarios:
4 estaciones en la vida de 4 niños que tienen que madurar ante el egoismo de los adultos, rodada de un tiron a largo de un año, este es el tema central de la pieza de Korê Eda, conocida como Daremo Shiranai (por favor no la llameis, nadie sabe, o nobody knows), inspirada en eventos reales conocidos como los chicos de Nishi-Sugamo, es una historia sobre como a veces los niños son mucho mas maduros que sus negligentes padres.
Nadie conoce la existencia de 3 de los 4 niños que malviven en un apartamento de 2 dormitorios en los suburbios de Tokio junto con su madre. Solo Akira, el mayor de 12 años puede salir de esa prision sofocante en que se convierte el apartamento para los crios, y tener contacto con el mundo exterior. Ya desde un principio se nos advierte de la dureza calustrofobica de la película cuando los dos niños mas pequeños de la familia son introducidos clandestinamente en el apartamento metidos en maletas en pleno calor sofocante del agosto nipon. Asi como en Stance de Kiyoshi Kurosawa, las maletas venian a ser un trasunto de la cesta en la que aparecio moisés en estas representan verdaderos ataúdes movientes.
El film de Korê eda no juega con el espectador, ni le da oportunidad al engaño de la esperanza, ya desde el principio mascas la tragedia y te imaginas como puede acabar la película, asi que son casi 3 horas de lenta, dolorosa e insufrible agonia, El espectador no se pregunta cuando saldran de ese zulo los niños sino cuanto mas contratiempos van a poder aguantar. La espada de Damocles pende todo el rato sobre la cabeza de estos 4 infantes y el resultado final no deja lugar a dudas ni a la sorpresa, toda la puesta en escena de Eda-Sama, esta destinada a destilar el colapso progresivo que va a sufrir esta familia disfuncional, un plano de los recibos impagados, ropas cada vez mas mugrientas hasta transformarse en simples harapos, greñas que entonan remembranzas de los pueblos mas salvajes, y la impenitente mancha de laca de uñas en el suelo unico recuerdo que demuestra la presencia en alguna ocasión de una madre en ese recinto.
Durante la 1ª mitad de la cinta,(el verano), los niños mantienen una ferrea disciplina para evitar ser descubiertos por los vecinos. La madre desaparece 1º un mes, y luego se va una segunda vez con la promesa de que volvera por navidad, pero akira al marcar el numero que le ha dejado para contactar con ella en casos de urgencia, se encuentra con una persona desconocida al otro lado de la linea y comprende que su madre por fin les ha abandonado a su suerte, y que no volvera por navidad como prometio.
Uno de los grandes aciertos de la película, es su renuncia al maniqueísmo. Ciertamente los actos de la madre son execrables, pero es muy difícil que el espectador la juzgue con dureza o que llegue a odiarla, pues siempre que aparece en pantalla se muestra como una madre cariñosa, dulce, protectora de sus hijos, demuestra que en realidad los ama pero no puede vencer a los demonios internos del egoismo que dominan su voluntad. Asi como el retrato de la madre esta lo suficientemente matizado para evitar caer en el estereotipo facilon, Korêda, renuncia a hundirse en el pesimismo mas oscuro y en el pathos del melodrama mas rancio, asi que la caida a los abismos de la miseria y la desesperación se producen lentamente a pasos casi imperceptibles por su sutileza, aumentando asi el dolor emocional que la película causa en los que la estan visionando. Tambien nos da momentos de respiro, mostrandonos los escasos momentos en los que Akira puede comportarse como un chaval de su edad, mientras el asuma todas las responsabilidades de un adulto, sus hermanos podran mantener su inocencia. Encerrados en el apartamento todo su contacto con el mundo exterior se desarrolla fuera de la pantalla, a traves de los sonidos que llegan de la calle.
Akira , cuyos rudimentarios conocimientos de matematicas, le sirven para llevar el presupuesto material, aprende a leer, mirando los anuncios de las tiendas, dirige la vida de sus hermanos cual general espartano renuncia a cualquier lujo o tentativa de ocio personal para que sus hermanos puedan disfrutar de algo que les pueda iluminar sus vidas, cosas tan sencillas como un paquete de dulces o un muñeco de plastico. Incluso se ve forzado a mendigar dinero a sus padres putativos para hacer regalos a sus hermanos en año nuevo y que ellos no sospechen de la ausencia de su madre. Su meta es no revelar a nadie la espiral de miseria en la que ha entrado su familia, su mision nos da el privilegio de observar casi como si fuera un documental las relaciones y los momentos de feliz existencia en que conviven sus hermanos ignorantes de lo patetico de su situación real.
El desenlace de la película es sublime, viene marcado por la aparicion de personajes ajenos a los protagonistas, elementos del mundo exterior que invaden la casa, primero los colegas de akira , y su abandono paulatino de sus obligaciones como adulto, después la llegada de Saki como por ensalmo que parece asumir el papel de angel guardian de la familia y de tratar de convertirse en una nueva madre para los chicos, la inoportuna llegada de dinero en los momentos en los que ya todo esta perdido, todas estas influencias externas aunque en un principio puedan aparecer como un giro hacia la felicidad de la familia en realidad estan marcando el comienzo de la bajada a los infiernos que esta por llegar.
Aunque centrado en la tragedia, Korêda renuncia a la lagrima facil, y nos ofrece un final lleno de dignidad y decencia, con un plano de los chicos disfrutando de su libertad al aire libre y bajo el sol, en silencio aunque unidos por unos vinculos mas fuertes de lo que jamas los hayan tenido, a pesar de que el precio por esa libertad haya sido altisimo.
En fin una película, dura pero rebosante de poesia y de imágenes bellisimas, una historia dickensiana en el japon del siglo XXI pero que renuncia a los finales felices y tratar de edulcorar la realidad, sinceramente una de las mejores películas de este año y una de las peores experiencias que un espectador medianamente sensible puede atravesar en una sala de cine.
Destacar el trabajo de los niños, actores no profesionales sobre todo de Yuya Yagira cuyas expresiones y su trabajo con 13 años harian enrojecer a mas de un actor consagrado de la filmografia mundial.
Por ultimo una nota personal, si vais a tokio y algun dia os perdeis por uno de los callejones que estan detrás de las calles comerciales de shibuya, roppongi o ginza, y que no estan llenos de panfletos ni de neones , experimentareis un escalofrio que os encogera el alma, algo similar os ocurrira viendo esta película.
Ps: に利恵子, mi Virgilio en la linea JR.
Veo q tb le ha gustao la pelicula. Brillante film, esperemos q algun dia se atrevan a traer las obras antiguas de Kore-eda, q son excepcionales.
Un saludos
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