viernes, abril 27, 2007

[Próximo Estreno] "Spiderman 3" (2007) de Sam Raimi: Sam "Feuillade"



Pese a la oficial defunción hace ya unos cuantos lustros de las productoras de serie B, la pujanza de los direct-to-video de la década de los ’80, o las múltiples producciones que terminan lanzándose hoy en día al vasto mercado del dvd, las salas de cine/productoras no han permanecido ajenas a la proyección/financiación de títulos que disfrazan sus múltiples carencias artísticas con elevados presupuestos. Ejemplos hay muchos, aunque quizás podríamos citar al más famoso: ese delirio pulp enfundado en carcasa de diamantes que se marcó George Lucas con su trilogía-precuela de su saga galáctica, todo un derroche de medios y de economía al servicio de una gran nada cinematográfica, y cuya vigencia a nivel artístico se ha demostrado nula. Con la afirmación anterior no se pretende catalogar a Spiderman 3 (Sam Raimi, 2007) como una película de serie B con presupuesto de A, aunque haya momentos en los que se merezca tal etiqueta. De hecho, si tuviéramos que ajustar nuestra puntería, Spiderman 3 podría considerarse una pieza más –y acaso la más significativa- de lo que en el fondo Columbia, por medio del amigo Raimi, nos lleva vendiendo desde hace ya cinco años: el serial más caro de la historia del cine; una sucesión de entregas en la que, como si fuera una versión ditirámbica y fantasiosa de Dawson Crece (¡ups!), se nos narran las desventuras de un triángulo amoroso -ahora ya cuarteto- todavía anclado en una adolescencia que esta tercera pieza pretende en su epílogo dinamitar.

Ese aroma a serial (¿a cómic?) no sólo se evidencia desde los títulos de créditos iniciales, jalonados por la aparición de breves flashes de los films anteriores con el fin de ensamblar memorias, sino que todos los acontecimientos que afloran estrechan lazos emocionales con sucesos previos, negándole a esta entrega una autonomía de la que sí gozaba –tampoco mucho pero algo más- su segunda parte. Los muertos parecen jugar roles más significativos que los vivos, y tanto el Duende Verde como el tío Ben siguen ejerciendo una acusada influencia en sus respectivas castas. Por otro lado, conviene destacar dentro de este gran juguete el pomposo combate final, que renuncia al memorable sabor operístico del de Spiderman 2 (2004), y lo intercambia por una grandilocuencia sin reservas que se asemeja por su falta de vergüenza a alguna “monster smash” de aquellos decadentes títulos de la factoría de monstruos de la Universal. No obstante, es preciso recalcar que pese al circo de tres pistas montado para la ocasión, la saga sigue manteniendo ese regusto a película de personajes, aunque para los grandes estudios el sentido de la superación vuelva a manifestarse en la aglomeración de efectos digitales, de monstruos y de vicisitudes personales, dando la impresión que la tardanza en culminar esta tercera película se debe más a la esperada mejora de los F/X que a la concienzuda escritura de un guión.


Spiderman (2002) era un sencillo largometraje seminal que venía a esclarecer la génesis del superhéroe arácnido a la par que mostraba el proceso de aprendizaje ante la vida de un apocado e ingenuo adolescente. Spiderman 2 nos desvelaba cuáles son los sentimientos de aquellos que observan como nadie valora su trabajo diario. De algún modo, lo que esta sorprendente secuela venía a contarnos era que quienes levantan un país no son los Almodóvares, los Zapateros, o los Casillas, sino millones de currantes anónimos cuya labor pasa totalmente desapercibida para los grandes medios: un ajuste de cuentas evidenciado en ese clímax donde, tras perder su máscara, su anonimato, se descubre que el héroe no es más que un muchacho cualquiera. Spiderman 3 quiere ir un paso más allá para decirnos, en clave superheroica, que esos currantes que comienzan a recoger elogios pueden terminar inmersos en un microcosmos tan egotista que les haga olvidar quiénes son y cuál es el propósito de su misión. Por tanto, podría afirmarse que si Spiderman 2 es una película proletaria, Spiderman 3 es un film burgués, lo que se hace patente no sólo en la situación emocional de su protagonista, sino también en la manera acomodada, “facilona”, con la que Raimi ha encarado la dirección del film. La nueva entrega se convierte entonces en una suerte de cara B (¿cara oscura?) de la segunda parte, reciclando material y situaciones, pero subvirtiéndolas, dándoles la vuelta, repitiendo estructuras y digresiones humorísticas. Así, la situación de Sam Raimi podría considerarse equivalente a la de Peter Parker/Spidey, convertido ya en icono pop, mediatizado por el ente público y endiosado por sus fans, consciente de su estatus y vegetando en una burbuja social que lo aísla de los conflictos personales del exterior. Por tanto, la aparición del simbionte actúa a modo de proyección de la nueva personalidad arrogante de Peter –alimentada también por ciertos reveses que acontecen durante el largometraje-, lo que da lugar a una muy elemental lectura psicoanalítica: Peter, gracias al simbionte, despierta su personalidad reprimida (su Ello), para terminar luchando contra ella y desplazándola al exterior en la monstruosidad del archiconocido Venom, que se convierte en su otro Yo, en su antítesis materializada en la figura del fotógrafo -como él- rival, Eddie Brock.

Siguiendo el modelo de su predecesora, Spiderman 3 no quiere quebrantar ese frágil equilibrio entre la acción y el desarrollo de sus personajes, aunque sea a costa de reducir a los villanos –en esta ocasión, el Nuevo Duende Verde (Harry Osborn), el Hombre de Arena y Venom- al papel de comparsa dentro de un universo que pertenece en exclusiva a la dualidad Parker/Spiderman, una armonía endeble pero necesaria para una saga que siempre se ha vanagloriado de abarcar ambos frentes. Y así avanza Spiderman 3, a veces segura de sí misma, a veces por el mar de la ortodoxia, del formulismo, legándonos un resultado desigual; por un lado, la sensación de agotamiento (no sólo formal), y por otro la necesidad para el espectador por saber, por conocer, cual será el siguiente capítulo de este lujoso serial, cuya (por ahora) última entrega apenas nos obsequia con una escena para el recuerdo: la génesis, poética a la par que trágica, de un personaje tan finalmente desaprovechado como el Hombre de Arena.

Saludos

11 comentarios:

K.Brohn dijo...

Bueno, por fin la opinión de alguien de quien sé lo que me puedo esperar... o no, la verdad es que no. Ya veremos.

Roberto A. O. dijo...

¿Como que no? será k.brohn el tío......jeje. Lo dicho, hay que verla, aunque a mi personalmente me haya transmitido más dudas que certezas.

Saludos

Anónimo dijo...

Hay dos sensaciones posibles después de que veas la película:

a) Si vas al cine como aficionado a las películas y al los cómics, te va a encantar.

b) Si vas como fan de Venom (que quizás haya mas que los propios aficionados a Spiderman), saldrás completamente DECEPCIONADO. Porqué?

• Venom sólo sale los últimos 30 minutos de la película.
• El Raimi Venom no es nada espectacular, sólo una o dos escenas en donde realmente parece Venom.
• Tiene un final muy indigno.

Sabíamos que Sam Raimi no quería incluir a Venom en su película, pero en su desquite por la imposición de Avi Arad, degradó por completo la categoría del personaje. De ser el enemigo más importante de Spiderman, pasó a ser sólo un villano de relleno.

Ni modo...

Tonio L. Alarcón dijo...

¡Queremos una adaptación de La última cacería de Kraven ya!

Anónimo dijo...

La película cada vez me llama menos.

Suscribo la petición de Tonio siempre y cuando la dirija un director con huevos.

El amigo de las tormentas dijo...

No quiero leer demasiado acerca de la película, aunque no he podido evitar fijarme en eso de "agotamiento formal". Como freak de los comics que soy no me aguanto las ganas ya!!

John Trent dijo...

Interente critica. Yo tengo que esperar hasta, al menos, el día 4 para verla, pero tengo buenas expectativas, dentro de lo que cabe. Ni la 1 ni la 2 me parecen grandes películas, pero si que son buenos ejemplos de adaptaciones de comic a la gran pantalla, llevadas con oficio por Sam Raimi y que consiguen sus propositos: entretener y dar una imágen de cierta calidad a una saga. Esperare a ver que nos ofrece esta tercera para comprobar si estoy de acuerdo con lo que dices, que no parece nada descabellado viendo como estan los blockbuster hoy día.

Anónimo dijo...

Estoy deseando que llegue ya el día 4 para ver la película.
Me asusta el tratamiento que le darán a Venom, un personaje que no podía faltar en la saga...
Besos!!!

Jordi Guinart dijo...

A mi personalmente la película entera me pareció una metedura de pata hasta el fondo, y la crítica es justa. No parece una película de spiderman. Parece una película más de acción, con golpes y peleas sin sentido y con un desarrollo de personajes a marchas forzadas y relegado a un segundo plano. Por supuesto, incluir tantos malos no podía acabar bien, y esos flashbacks son desesperantes. No sólo la peor de las tres, sino una de las peores adaptaciones de cómic en tiempos recientes. No sólo mala, sino fatídica, porque desvirtúa a las otras dos y se carga a la trilogía.


Jorge

John Trent dijo...

Bueno, ya la vi, y veo que soy de los pocos, al menos por la blogosfera, que la ponen bastante bien. Incluso me ha gustado mas que las otras dos...
Cuestion de gustos, supongo.

Álvaro dijo...

Me pareció un cagarro para niños pequeños. Mala, mala, mala. Fuimos cuatro al cine, cada uno de un pelaje totalmente distinto y diferentes actitudes hacia el cine de superhéroes, y a los cuatro nos pareció una puta mierda.

Curiosamente, Spider-man 2 me parece una de las mejores DE SUPERHÉROES (hay que matizar).