martes, julio 04, 2006

[Estreno] "Grizzly Man" de Werner Herzog: Apuntes sobre la Trascendencia


“Vivimos tiempos mediocres. La gente es incapaz de creer que existen cosas extraordinarias dentro de ellos”. La frase anterior, proferida por el personaje de Samuel L. Jackson en el film El protegido (Unbreakable. 2005) nos sirve como constatación de las intenciones del realizador norteamericano de origen hindú M. Night Shyamalan, al intentar dotar a una obra basada en el cómic de superhéroes de un carácter más allá de lo mundano, rozando lo metafísico. En su trabajo más abstracto Shyamalan intenta decirnos que la Trascendencia no se alcanza a través de la cultura en cualquiera de sus formas, sino simplemente mediante el autoconocimiento personal, gracias a la toma de conciencia de nuestro lugar en el mundo. Por ello, tanto David Dunn como Elijah Price viven una existencia mediocre, irrealizada, solo resuelta por la final intervención de sus opuestos.

También podríamos afirmar que los personajes de Herzog están lejos de ser hombres mediocres. Quizás se manejen en esa fina línea que separa la cordura de la locura, pero jamás cumplen un papel pasivo o se pierden en una vida anodina de escasa relevancia. Los protagonistas de Herzog son personas con convicción, conscientes de que siempre existe algo más allá por lo que luchar, aunque en muchas ocasiones sea una meta inalcanzable o imposible. Tampoco Timothy Treadwell era un tipo mediocre, sencillamente un hombre que ansiaba hallar su lugar en el mundo, como el Elijah Price de El protegido. Un wasp que huyó de su hábitat natural para terminar conviviendo durante catorce veranos entre osos grizzly en los exóticos parajes de Alaska. En la tradición de los protagonistas de Aguirre, la cólera de Dios (Aguirre der zorn gottes, 1972) o Fitzcarraldo (id. 1982), Treadwell, de un carácter extravagante y peculiar, no deja de ser un desarraigado que no pertenece a ningún sitio, ni al desarrollo de las grandes urbes ni a la naturaleza salvaje de los bosques de Alaska. Por ello Herzog siempre los ha filmado desde una óptica entre sublime y apesadumbrada, porque sabe que sus personajes no dejan de ser una proyección ficcional suya, la de un ser humano que sobrevive en un universo que no le comprende. Empero, este respeto y admiración que Herzog siente por Treadwell no obliga al realizador a pecar de demagogia sentimental ni a construir a un personaje unidireccional. El director alemán, a través de las grabaciones caseras del propio Treadwell, nos presenta a un fracasado que huye en busca de un estímulo del que carece en su mundo, un personaje que se mueve entre la patología narcisista e histriónica (1) y que, dado su afán perfeccionista en la puesta en escena ante la cámara, termina acercándose más a Méliès que a Lumière.


Así, Grizzly Man (id. 2005) puede entenderse como la crónica de un hombre que ha alcanzado su particular nirvana en su apego al medio natural o como el acercamiento a la compleja personalidad de un desadaptado, de un mero misántropo que terminó siendo devorado por aquellos a los que creía pertenecer. Werner Herzog parece apostar por la primera opción, al recordar su final no de manera trágica sino con un cierto halo excelso porque, al igual que el Elijah Price de El protegido, sabe que cualquiera que encuentra su lugar en el mundo y lucha por ello no teme a la muerte, sino que la afronta desde la tranquilidad de estar cumpliendo su Misión.

La emotividad que desprende Grizzly Man induce a cuestionarse cómo unas imágenes tan naturalistas pueden producir sentimientos tan elevados. La clave bien puede radicar en lo bello de ciertas grabaciones, en esos momentos irrepetibles que la cámara de Treadwell consiguió capturar, como el juego/pelea entre dos osos donde uno de ellos termina defecando, o la efímera intromisión de un pequeño zorro dentro del encuadre. También gracias a emocionantes secuencias como aquella donde una amiga de Treadwell escucha junto al propio Herzog las grabaciones del ataque mortal que sufrió el loco aventurero, donde el director rompe en lágrimas dada la dureza de lo que está escuchando. Al final poco importa si Grizzly Man es real o no (que lo es), sino lo relevante es que apela a los sentimientos más nobles a través de imágenes sencillas. Es aquí donde reside su grandeza y su capacidad para conmover, al acariciar lo sublime mediante lo terrenal, por la figura de un hombre que quería alcanzar la paz, que ansiaba hallar su verdadero camino. En este sentido comparte con El protegido la característica de aspirar a la Trascendencia sin grandes discursos existenciales ni planteamientos ascéticos, simplemente partiendo de dos géneros tan poco dados a anhelos metafísicos como el documental o el cómic de superhéroes. Werner Herzog declaraba hace poco que ni por todo el dinero del mundo hubiera vendido las más de cien horas que Treadwell dejó grabadas. Vaya si se entiende: finalmente, el realizador alemán encontró en la realidad lo que había estado buscando durante mucho tiempo en la ficción. De algún modo, compartiendo con nosotros esas imágenes, Herzog se ha acercado a su ideal de Trascendencia más de lo que jamás podría haber imaginado.

(1) Me refiero a los trastornos narcisista e histriónico, pertenecientes al grupo de Trastornos de Personalidad Tipo B. Para más información consultar el DSM-IV-TR, Manual de Criterios Diagnósticos.

Saludos

7 comentarios:

John Trent dijo...

Cada vez tengo mas ganas de ver esta pelicula, pero ya tendre que esperarme al dvd (aunque habra que estar muy al tanto de cuando sale) o sino, consegirlo por otros medios, puesto que en cine me da que va a ser dificil.

De momento, a todas las criticas positivas sobre ella tambien tengo que unir la tuya.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo. Lectura interesante la tuya sobre la Trascendencia a partir de la sencillez y la búsqueda interior.

Para mí, obra maestra.

Roberto A. O. dijo...

Jejeje, anímese Kesher, que un film siempre es una fuente de inagotables lecturas. Recuerde usted que los temas nunca se acaban o se sacian...mira yo hasta donde tengo que bucear para sacar algo de provecho de esta extraordinaria película :) .

Saludos

Roberto A. O. dijo...

Gracias, estimado doncecilio. Lo cierto es que me apetecía hablar de este aspecto que estaba rondando mi cabeza desde que vi esta fascinante película. Posiblemente podría haberme extendido hablando del "mockumentary" -lo cual habría dado mucho jugo-, pero eso ya habría sido otra crítica bien distinta.

Un fuerte saludo

Anónimo dijo...

Todas estas emociones que dices que se desprenden de algunas imágenes del documental son una pura visión romántica que cada uno le puede dar en menor o mayor grado. En mi opinión toda la película es una gran farsa (muy bien orquestrada, claro) que ha montado el señor Herzog para reírse, precisamente, de este "romanticismo" . El mensaje está claro: el ser humano tiende a humanizar su entorno, y esto llevado al extremo tiene consecuencias funestas.

Fíjate, tu mismo hablas de los momentos irrepetibles, que sí lo del zorro, que sí lo de la escucha de la cinta... Oye, no es tan irrepetible: cada día decenas de zorros deben de pasar por allí. Dónde está la magia? Que haya un pelele delante grabándolo? Esto no es tan mágico, simplemente años de ecologismo mal entendido nos han llevado a creer que lo es. El zorro estará curioseando, o se habrá acostumbrado a su presencia, o yo que sé. Y lo de la cinta? Cuando veo a Herzog emocionándose sólo puedo pensar lo bien que debe de estar pasándolo ahora viendo todas las reacciones de emoción y lagrimita que ha generado. Joder, si él mismo termina posicionándose a favor de la realidad! Si es que no le termina calificando de imbécil por poco!

Supongo que cuando el ser humano convivía con la naturaleza sabía muy bien cuales eran los límites de cada uno. Hoy en día llevamos tanto tiempo separados de ella que tendemos a darle una magia que no siempre tiene. En resumen, que creo que es un falso documental de humor muy (¿demasiado?) sutil para quien quiera entenderlo, y una gran trampa dónde caeran muchos de los que Herzog parodia en el mismo.

Anónimo dijo...

creo que en esta película aparece uno de los temas centrales de toda la filmografía de Herzog y es la tragedía del deseo humano o dicho nietzscheanamente: la tragedía de la voluntad de poder y apartir de ahi si salen otros subtemas característicos en Herzog como la crítica a la humanización de la naturaleza de todas maneras ahciendo una lectura nietzscheana de su filmografía pareciera ser que el mismo herzog encarna todos los principios romanticos que a la vez critica al igual que nietzsche por esto mismo los asocio ene sta reflexion.

saludos.Federico.

Anónimo dijo...

A TODOS LOS ROMANTICONES QUE HABEIS FLIPADO CON GRIZZLY MAN REVISADLA VARIAS VECES SI HACE FALTA Y OS DAREIS CUENTA DE COMO OS HAN TOMADO EL PELO ATENCIÓN ESPECIAL AL MINUTO 44 DE DONDE SALE ESA TIA??
ME PARTO