Para el firmante de estas líneas, el trasvase de un texto literario a formato cinematográfico nunca debe erigirse como una mera ilustración del escrito original. La afirmación que muchos realizan –y que por supuesto, es digna de respetar- de considerar mala o buena una adaptación por el mero hecho de ser lo más profusamente fiel o no al libro del que parte siempre la he considerado como una injuria al propio texto, una afrenta a la literatura en sí misma. Al fin y al cabo, ¿acaso la lectura de un libro no debería evocar por sí sola toda una amplia gama de imágenes que imbuyen a quien lo disfruta en ese mundo ficcional? ¿Para qué es necesario entonces ejercitar la vista acudiendo a un pueril facsímil del mismo, si solo con una buena prosa el lector puede habitar pasajes imaginarios, o por el contrario, estancias tremendamente vívidas? La adaptación de, en este caso una novela, debe ir más allá de la fotocopia, debe dar como resultado una obra que funcione por sí misma, donde sus creadores impongan una visión que, tomando el esquema, el hilo, la esencia, o lo que sea del material primigenio, explore cuestiones adyacentes o directamente marcianas. Claro está que todo este ideal romántico choca frontalmente con las demandas mercantiles de una industria que exige fines inmediatos, y cuyo interés se reduce a los vagos requerimientos de un público mayoritario totalmente acomodado que no va más allá del reforzamiento instantáneo.
A todo esto, El perfume es una novela que entronca con varias de las afirmaciones iniciales en su logro por evocar crudas instantáneas de un París terriblemente sórdido donde la vida humana no vale nada; en una recreación inhumana y no exenta de ironía de una de las cunas del Pensamiento Ilustrado, donde mientras Voltaire y Rousseau elaboraban las claves del modernismo, una madre daba luz a su quinto hijo en una apestosa pescadería y lo invitaba a morir en un cochambroso suelo lleno de restos de vísceras, ratas y demás inmundicia. Es aquí donde se inicia el relato de unos de los hombres más geniales y abominables (Patrick Süskind dixit) de la Historia, una garrapata que luchaba por evitar desprenderse del mundo sin antes haber dejado su huella en él; un personaje (Jean-Baptiste Grenouille) inclasificable, único y sumamente apasionante, trasunto de sociópata “de época”, cuyo topografía del mundo se construye mediante los olores que capta a través de su excepcional (y casi sobrenatural) sentido del olfato. Es obvio entonces que, con tal material de partida, este best-seller se convirtiera en el sueño húmedo de muchos cineastas ansiosos ante el reto de reflejar en pantalla todo un universo diseccionado sólo con el poder olfativo de su protagonista, una cualidad que el afortunado realizador alemán Tom Tykwer ha abordado de manera convencional, sobria y carente de riesgo, un conformismo que se extiende a lo largo de su temerosa relectura de la novela de Süskind, no sabemos si por obedecer a instancias superiores o por miedo a las iras de los seguidores de la misma. Y en este sentido, me permito abrir un paréntesis. ¿Acaso el seguidor de la novela no debería pedir algo diferente? ¿Qué placer puede existir en volver a ver lo mismo que uno ha leído, sin ánimo de sorprenderse, solo por la egocéntrica sensación de reconocer en pantalla –y por consiguiente, exclamar a los cuatro vientos- aquello que ya conoce de antemano?
A todo esto, El perfume es una novela que entronca con varias de las afirmaciones iniciales en su logro por evocar crudas instantáneas de un París terriblemente sórdido donde la vida humana no vale nada; en una recreación inhumana y no exenta de ironía de una de las cunas del Pensamiento Ilustrado, donde mientras Voltaire y Rousseau elaboraban las claves del modernismo, una madre daba luz a su quinto hijo en una apestosa pescadería y lo invitaba a morir en un cochambroso suelo lleno de restos de vísceras, ratas y demás inmundicia. Es aquí donde se inicia el relato de unos de los hombres más geniales y abominables (Patrick Süskind dixit) de la Historia, una garrapata que luchaba por evitar desprenderse del mundo sin antes haber dejado su huella en él; un personaje (Jean-Baptiste Grenouille) inclasificable, único y sumamente apasionante, trasunto de sociópata “de época”, cuyo topografía del mundo se construye mediante los olores que capta a través de su excepcional (y casi sobrenatural) sentido del olfato. Es obvio entonces que, con tal material de partida, este best-seller se convirtiera en el sueño húmedo de muchos cineastas ansiosos ante el reto de reflejar en pantalla todo un universo diseccionado sólo con el poder olfativo de su protagonista, una cualidad que el afortunado realizador alemán Tom Tykwer ha abordado de manera convencional, sobria y carente de riesgo, un conformismo que se extiende a lo largo de su temerosa relectura de la novela de Süskind, no sabemos si por obedecer a instancias superiores o por miedo a las iras de los seguidores de la misma. Y en este sentido, me permito abrir un paréntesis. ¿Acaso el seguidor de la novela no debería pedir algo diferente? ¿Qué placer puede existir en volver a ver lo mismo que uno ha leído, sin ánimo de sorprenderse, solo por la egocéntrica sensación de reconocer en pantalla –y por consiguiente, exclamar a los cuatro vientos- aquello que ya conoce de antemano?
Ese conservadurismo visual a la hora de construir un universo olfativo, basado en grandilocuentes travellings con mejor o peor resolución, esa necesidad de acudir al figurativismo más caduco en lugar de apostar por una recreación abstracta de las sensaciones, en definitiva, esa apología del plano-detalle que parece adueñarse de toda la película se relaciona intuitivamente con la interpretación de Tykwer y de su guionista; una lectura, repetimos, que se antoja demasiado mesurada, como bien explicita ese recurso tan socorrido de la voz en off, utilizado ante la incapacidad (¿o más bien, comodidad?) para poner en imágenes los macabros intereses de Grenouille.
En disonancia con la narración desangelada de Süskind, con su desapego emocional ante los sucesos que en ella acaecen, la visión de Tykwer está impregnada por un matiz más romántico, dado el atractivo que el villano Grenouille ejerce sobre él. Si bien la descripción de los bajos fondos parisinos brilla por su notable acritud –como ejemplo, la repugnante secuencia del parto, o aquellas que acontecen en el orfanato-, la narración se separa tímidamente del libro adoptando un tono más complaciente hacia la figura central, como si Tykwer intentara comprender o sintiera lástima ante el joven Grenouille. Incluso los asesinatos que consuma en su ansia por elaborar la fragancia definitiva son representados desde una óptica casi heroica, de desafío a lo establecido, a diferencia de la novela donde éstos son contados desde una temible frialdad. El hiperrealismo que desprende el film lo aboca a su vez a una interpretación más física, de un Grenouille más humanizado, cuyo deseo de ser amado adquiere evidentes resonancias sexuales, en ese anhelo por poseer a quien no puede porque en el fondo él no es humano, ya que carece de olor. Desafortunadamente, las pretensiones de Tykwer aparecen diluidas tras un manto ostentoso y funcional, tras las obligadas reverencias ante las convenciones de turno, disminuyendo la fuerte introspección de su personaje y cercenando aspectos vitales para comprenderlo, como su larga estancia en la cueva, donde Grenouille vislumbra su propósito vital.
En disonancia con la narración desangelada de Süskind, con su desapego emocional ante los sucesos que en ella acaecen, la visión de Tykwer está impregnada por un matiz más romántico, dado el atractivo que el villano Grenouille ejerce sobre él. Si bien la descripción de los bajos fondos parisinos brilla por su notable acritud –como ejemplo, la repugnante secuencia del parto, o aquellas que acontecen en el orfanato-, la narración se separa tímidamente del libro adoptando un tono más complaciente hacia la figura central, como si Tykwer intentara comprender o sintiera lástima ante el joven Grenouille. Incluso los asesinatos que consuma en su ansia por elaborar la fragancia definitiva son representados desde una óptica casi heroica, de desafío a lo establecido, a diferencia de la novela donde éstos son contados desde una temible frialdad. El hiperrealismo que desprende el film lo aboca a su vez a una interpretación más física, de un Grenouille más humanizado, cuyo deseo de ser amado adquiere evidentes resonancias sexuales, en ese anhelo por poseer a quien no puede porque en el fondo él no es humano, ya que carece de olor. Desafortunadamente, las pretensiones de Tykwer aparecen diluidas tras un manto ostentoso y funcional, tras las obligadas reverencias ante las convenciones de turno, disminuyendo la fuerte introspección de su personaje y cercenando aspectos vitales para comprenderlo, como su larga estancia en la cueva, donde Grenouille vislumbra su propósito vital.
La carga metafísica del libro, esa provocación prometeica que en el fondo guía a Grenouille a finalizar su misión –el perfume que fabrica posee un efecto claramente deíctico-, esa misantropía hacia aquellos de los que nunca podrá formar parte, se sustituye por un deseo más humano que blasfemo, y cuya última ejemplificación radica en la apoteosis final, que en el libro posee tintes de obscena liturgia pagana, mientras que en el film se asemeja a una celebración desinhibida de amor libre y romanticismo exacerbado, unos sentimientos de los que nuestro quejumbroso protagonista jamás podrá disfrutar. En este caso, la valentía de Tykwer es de recibo, pero para llegar a ella debemos hacer un ejercicio de estoica espera, de ver pasar lentamente una tras otra las hojas del libro en imágenes sin que nada nos sorprenda, ni siquiera esa presunta carga lujuriosa y violenta de la película, que finalmente se reduce a mínimos estallidos de crudeza mientras se nos escamotean detalles mucho más perturbadores –¿por qué tras su primer e inocente asesinato no se nos muestra a Grenouille olfateando con avidez el sexo de la víctima?-. Por ello, da la impresión que El perfume podría ser mejor película; que a pesar de sus destacables pinceladas, su condición de superproducción logra encorsetarla y evitar que entregue lo mejor de sí, ya que ni siquiera consigue deslumbrar en su faceta más esperada: las descripciones olfativas.
Realmente desconozco las sensaciones que pueden haber tenido quienes no han leído con anterioridad la novela, y tampoco se trata de realizar un estúpido ejercicio comparativo, pero si las virtudes de una obra radican más en aquella de la que parte que en sus propios méritos, entonces, que duda cabe que un análisis más completo obliga a citar sus referentes, más cuando se trata de una adaptación tan publicitada. Entonces queda a merced del lector la elección del texto más justo desde su punto de vista.
Realmente desconozco las sensaciones que pueden haber tenido quienes no han leído con anterioridad la novela, y tampoco se trata de realizar un estúpido ejercicio comparativo, pero si las virtudes de una obra radican más en aquella de la que parte que en sus propios méritos, entonces, que duda cabe que un análisis más completo obliga a citar sus referentes, más cuando se trata de una adaptación tan publicitada. Entonces queda a merced del lector la elección del texto más justo desde su punto de vista.
Saludos
16 comentarios:
Desde luego tus post me flipan, y desde que ví el de la jóven del agua te leo...
Alucinante.
Saludos!
Pues... no estoy conforme. El libro no me suscitó reacción alguna, abundaba en descripciones que me hastiaban y tentado estuve de mandarlo a la porra casi a cada página que leía... pero la película sí consiguió lo que parece pretendía la novela. Lo que sí secundo es lo del excesivo uso de la voz en off como muestra de posible incapacidad/comodidad... Por cierto, a mí la óptica casi heroica de los asesinatos de Grenouille me encantó, por darle esos matices a un personaje... que vaya, se dedica a matar gente. La frialdad ya me cansa. Pero vaya, en definitiva lo que importa es que el libro lo aborrecí y la película resultandome bastante fiel me ha gustado bastante. pegas podría sacarle unas cuantas, pero, lo reconozco, no me apetece ante la grata sorpresa!
Amigo Freddy, tanto la visión de Süskind como la "semi-visión" de Tykwer son igual de respetables. Creo que el primero acierta en ese distanciamiento emocional, en esa frialdad que le permite no juzgar los actos de su protagonista, diseccionandolos como un cirujano. En cualquier caso, yo no critico a Tykwer porque haya variado mínimamente la visión sobre su protagonista (¡¡de hecho, es lo estimulante!!) sino por su miedo a la hora de romper cadenas con el texto de origen. Lo repito: para volver a ver lo mismo, me leo el libro, que sin ser una maravilla ni nada parecido, es una experiencia, digamos, "sensorial"...jejeje. Pero vamos, si a usted no les suscitó reacción alguna, ¡que le voy a hacer!
Saludos
Bueno, yo lo dejaré en que lo más interesante del film me parece su captación, a través de la imagen y el sonido, de sensaciones ajenas a la vista o el oído, y como éstas configuran una cosmovisión poco convencional. ¿Que eso ya lo hace la novela? Vale, pero imagino que a través de sus medios propios, que serán otros. Por lo demás me remito a lo que ya dije en su momento.
También soy de los que cuando se adapta una novela a la pantalla no deseo ver una mera y fiel ilustración de toooodo lo que hay en el libro.
Me gusta que me sorprendan, siendo el autor "fiel" al espíritu, con nuevos matices, reinterpretaciones o temáticas vistas desde otro punto de vista. ¡Vaya! que me choca, por ejemplo, que haga gente que se moleste porqué el hobbit Frodo lleve los cordones de los zapatos rojos y no azules (por decir algo), o que "se hayan saltado el orden de los capítulos o incluso (horror!!!!) algunos no aparecen".
Y en "El perfume", como película, por lo menos está ese detalle de "humanizar" y "sexualizar" a Grenouille, que se agadece. A parte de unas secuencias e imágenes (aisladas) absolutamente fascinantes.
¿Irregular? Sí ¿Pesada por momentos? También. Pero también me pareció estimable, valiente, arriesgada y personal en algunos momentos. No es una Obra Maestra, pero tiene sus méritos a tener en cuenta.
Saludos !
Casi nunca voy al cine, no porque no me guste ver las películas en pantalla grande, sino porque casi todo lo que veo en la salas me decepciona mucho. Contando con que tengo que desplazarme 30 quilómetros para ir al cine y pagar 15 euros pues la verdad que cada vez tengo menos ganas de ir. Esta vez parecía uqe iba a ser diferente, un inicio muy prometedor con una hiistoria muy interesante, una puesta en escena perfecta, una música cautivadora, una fotografía espléndida... Pero claro, no es oro todo lo que reluce y al cabo de tres cuartos de horas ya empezaba a aburrirme, empecé a ver cosas que no me gustaban, las actuaciones muy pobres, sobretodo la del protagonista. Los secundarios, buenos actores en principio, me parecieron muy falsos, Dustin Hoffman hace uno de los peores papeles de su carrera. El ritmo de la película, si bien ya era pausado de inicio, cada vez era mas soporífero, aburrido y pesado, parecía que el director intentaba describir pasajes del libro mediante imágenes, pasajes que seguramente eran imposibles de traducir en una pantalla.
La verdad es que no me he leido el libro de Patrick Süskind. Recuerdo que cuando iba al instituto todo el mundo lo llevaba bajo el brazo, sobretodo las chicas (de todas formas siemrpe hay más chicas que chicos con un libro bajo el brazo). Cuando se ponía de moda un libro, o una película, (o lo que sea), siempre intentaba alejarme de "eso", y es algo que sigo haciendo, por lo tanto no me lei el libro, aunque tenía pensado hacerlo en un futuro. Ahora no sé si debo leerlo, por una parte me dan ganas, no creo que pueda ser tan malo como la película, y por otra me da mucha pereza, volver a vivir esta historia tan pobre (al menos eso es lo que parece al ver el film), me resultaría muy cmplicado. Lo más seguro es que acabe leyéndolo, y quien sabe, puede que sea de mis libros preferidos.
Siguiendo con el tema de la película. Pues a mi me parece que aquí tenemos un problema grave de dirección. Si bien el director, Tomy Tykwer es un buen director, no me parece que sea el indicado para dirigir esta película, me parece que necsitaba alguien con un estilo más "personal", tipo Terry Guillam, o hasta Guillermo del Toro, no se, alguien que le hubiese dado un toque distinto. Me parece que el director no supo darle ese aire fantástico que necesitaba para poder hacer creible la escena del final, que me pareció de los más ridículo y deplorable que he visto en una pantalla durante toda mi vida. Me dio tanta vergüenza ajena que estuve a punto de irme de la sala. Seguramente esa escena leida en el libro pueda llegar a ser sublime, estoy seguro de ello, pero la forma como esta tratada es espantosa, y el protagonista lo hace tan mal que en vez de emocionarte de parte el culo de risa, yo (y casi todos los espectadores), nos estábamos riendo. Seguramente los que nos reimos no hemos leido el libro, y los que si lo han leido debian pensar "Vaya gente, no se enteran de nada por eso se rien". Pues nada de eso, un director que adapta al cine una novela no puede dar nunca por sentado que los espectadores se han leido el libro, es más, muchos espectadores tan siquiera pueden saber que es una adaptación.
Tengo que poner la peor nota posible a esta película por muchas razones. La primera, una película con un presupuesto tan alto, las más cara de toda la historia del cine aleman si mal no tengo entendido, no puede resultar tan terriblemente mala. Las actuaciones son deplorables como he dicho, el final es lo peor que he visto en mucho tiempo. Le sobra mas de media hora de metraje. Podrían haber hecho la cosa un poco más entretenida, al menos asi podría haber resultado, si no una buena película, al menos un producto para pasar el rato, de esta forma no sirve ni para entretenimiento ni para disfrute de cinéfilos.
En suma, una película que puede gustar a los lectores de libro porque veran matices que otros no han visto, pero que realmente no vale nada. Esa es mi opinión, la podeis criticar, pero es algo que realmente pienso así. A mi me gustan muchas películas malas, lo reconozco, pero tamién reconozco que sean malas aunque me gusten. Esta es mala y ademas no me gusta... suerte que hay gustos para todo.
Saludos!
¿15 euros por ir al cine? Redios! yo también tengo que recorrer 30 kilómetros para poder ir al cine, pero entre el viaje y la entrada (suelo hacer sesiones dobles pa compensar los gastos del viaje) rara vez supera los 8 euros (4 y pico la entrada, 3 y pico de viaje de ida y vuelta)..
Bueno, yo no he leído la novela y la peli me pareció muy interesante, que no necesariamente muy buena. Como ya se ha dicho: opiniones...
Lo que me resulta curioso es lo de las risas. De las que recuerdo, las más recientes: gente riéndose con "Las colinas tienen ojos", con "Una historia de violencia", con "Infiltrados", con "El perfume",... Es algo para analizar, pero yo voy especulando y creo que mis primeras conclusiones no favorecen mucho a los de las risas. Pero, claro, cada uno se ríe de lo que le parece gracioso... y los demás sacamos las conclusiones que queremos. Qué gonita es la libertad.
Dios, gente riéndose con "Las colinas tienen ojos"... como me suena eso... toda la puñetera película una chavala que estaba al lado de un amigo mio y de un servidor se pasó la película entre riéndose y diciendo "vaya sobrada" o derivados de eso... ganas de asesinarla me dieron, que encima era mi cumpleaños....
Mira Iveldie, a mi el libro (que lo lei hace escasas fechas) me pareció más interesante y sobre todo más rico en reflexiones que la película, la cual se perfila por un camino paralelo pero que no se atreve a llegar al toque metafísico del libro, sea éste buscado por parte de Süskind o puede que lo interpretara yo en un momento de gran lucidez mental. Por lo que me comentas y que conste que yo no soy nadie como para recomendar nada, te diría que pases del libro, porque si realmente no te han entrado grandes ganas de leerlo tras ver la película, no merece la pena que desperdicies tu tiempo. Vamos, que hay demasiado buena literatura por ahí fuera como para que te pongas con algo que, sin estar mal, tampoco es un tesoro literario.
En cuanto al "momentazo" final, entiendo que pueda dar risa e incluso vergüenza. En cierto sentido, el cine causa esto, al ser una experiencia más colectiva. Cuando lees un libro, es un placer mucho más íntimo y la comunión con él es mayor. Hay que estar muy metido en el libro/largometraje para asumir esa secuencia. Mi sensación cuando la leí fue la de "descoloque", me sorprendió muchísimo. Pero vamos, que entiendo tu reacción.
Y bueno, sobre el tema de reírse con la violencia, es realmente frustrante. ¿Tan bajo ha caído su banalización para que ya no nos afecte su representación?
Saludos!!!
Freddy, he aquí mi briconsejo para la próxima vez que en tu cumpleaños la chusma tenga el poco decoro de reírse cuando los psicópatas caníbales endogámicos están haciendo de las suyas : reventar esas risas con un bate de beisbol y utilizar los dientes para confeccionar un mosáico, que por los colores obtenidos (blanco/colgate, rojo/sangre, negro/caries) puede tener como tema y título "Los White Stripes van a Oz". El amarillo/sarro lo utilizas para el suelo y listo, a sorprender. A ver si eso también les causa risas y retorcimientos a los antiguos propietarios de las diferentes piñatas. Bueno, retorcimientos puede que sí tengan.
Joder, Roberto, perdona, no lo volveré a hacer.
La pena es que no tenía bate alguno a mano! ni motosierra! que, eso sí, un día estuve a punto de llevar al cine, y no es broma!
Ahora sí que te has lucido k.brohn...ala..penalizado para escribir en los dos próximos posts...jejeje.
Saludos
Interesante. Algo larga e irregular en ciertos momentos, aunque correcta en lineas generales. Destaca por momentos determinados, por la fotografia inmensa y por varias interpretaciones.
Yo no he leido la novela, pero en mi opinion plasma correctamente el mundo de los olores detallado en la misma. Y por las opiniones que voy leyendo, incluyendo la tuya, veo que los que han leido la novela, por lo general, estan de acuerdo.
Sobre las risas, yo cuando fui a ver "Infiltrados" la gente se rió (yo incluida) con alguna escena, pero porque soltaban alguna broma, no por la violencia. Además si conoces un poco a los irlandeses, lo entiendes mejor.
En cuanto a "El perfume" estoy totalmente de acuerdo con Iveldie. Yo tampoco lei el libro y ni siquiera conocía la historia. Además cuando la vi no tenía ningún tipo de idea preconcebida que pudiera condicionarme.
En primer lugar decir que ciertamente me parecieron buenas las primeras escenas en el mercado, pero para mí la cosa acabó ahí.
A mi modo de ver emplea demasiado tiempo y recursos en elogiar su excepcional sentido del olfato, tanto que se me hizo cansino.
En cuanto a los asesinatos, estos me resultaron insípidos. No quiero decir con esto que tengan que ser muy escabrosos, gore ni nada por el estilo, pero hubieran estado mejor de otro modo.
También coincido con Iveldie en que me pareció una película lenta y demasiado larga. Me aburrí mucho.
Por último el final me dejó desconcertada, pero sobre todo molesta. No sabía bien si eso era algo que estaba ocurriendo de verdad (aunque me resultaba demasiado extraño) o era una ilusión suya. Incluso este momento se me hizo terriblemente largo y tedioso en sí mismo, y como ya estaba aburrida de antes, peor aún.
Me pareció demasiado inverosimil, rídiculo y burdo, como una mera provocación sin sentido. Y también es cierto que la actuación del protagonista lo empeora. Eso sí, yo no me reí, me indigné.
Pero vamos, esto es sólo mi opinión.
saludos
P.D. y tema totalmente a parte ¿Erykah Badu, 2pac, D'Angelo, Marvin Gaye..? ¡Qué buen gusto musical!
uno de las cosas que mas me gusta ... basado enla literatura es como uno puede incorporarse y de igual forma como podemos nosotros tener una idea de la falta de autoestima de un ser... pero resalto mucho el tipo de lenguaje que expresa el autor para los lectores tiene mucho sosobras de espreciones muy surrealistas y muy comtemporaneas con un vida de problemas ... y pues ocm base al cine me parece que no tiene esa atraccion como la literatura debido a la falta de expreciones ... gracias
juan yepes
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