Ya va siendo hora que agradezcamos al cine oriental su vital aportación al desarrollo del género de terror moderno, a través de unos films cuyos postulados teóricos no dan la espalda a la sociedad actual, sino que hace suyos sus problemas e inquietudes, codificándolos bajo los mecanismos del cine de género. De esta manera, el fenómeno “Ringu” y derivados vienen a ser una extensión más abstracta e intangible de los designios de la “Nueva Carne”, surgida en los años ’80, y cuya representación oriental va desde el “cyberpunk” japonés –con el cine seminal de Shinya Tsukamoto, y el manga de Katsuhiro Otomo como principales valedores- hasta la biomecánica del cyborg –donde destacamos a Mamoru Oshii y su obra Ghost in the shell-. Así, de la fisicidad de los cuerpos unidos al hierro, de la degradación de la carne a manos del metal, en una mutación tan desagradable como aparentemente placentera, hemos pasado al objeto tecnológico como difusor del mal. Es decir, se nos sigue hablando acerca del poder alienante de la tecnificación, y de la tecnología como herramienta autoimpuesta de deshumanización. El “nuevo” cine de terror oriental, consciente de este proceso, ha sabido reciclar viejos temas –las historias clásicas de fantasmas, el llamado kaidan eiga- y situarlos en este presente desestructurado, acudiendo también al melodrama familiar como foco de la tragedia.
Todo esto viene a colación de un título que posiblemente no haga méritos para ser reivindicado en el futuro, ni siquiera para ocupar un lugar en un supuesto “top” dentro de este subgénero, pero nunca está de más refrescar memorias y colocar a cada cosa en su sitio. Porque a pesar de lo comentado en el párrafo anterior, El pozo (Chakusin ari 2, Rempei Tsukamoto, 2005) no será mejor película de lo que es, no se convertirá en un film de culto porque su mediocridad es sumamente aplastante, pero sí que puede ser degustada sin prejuicios y aceptando su condición de producto de “usar y tirar”. El pozo –a pesar del sospechoso cambio de nombre- viene a ser una secuela de Llamada perdida (Chakusin ari, Takashi Miike. 2003), película que a su vez se inspiraba directamente de la surcoreana Phone (Pon, Ahn Byeong-Ki. 2002), en el uso del teléfono móvil como propagador del fantasma vengativo. Llamada perdida tampoco era nada reseñable, pero superaba sus limitaciones gracias a la ajustada dirección del iconoclasta Takashi Miike, que jugaba a medio camino entre la parodia del cine de adolescentes y una preferencia por el horror más físico y macabro. Su gran éxito comercial propició la inevitable secuela, que también ha alcanzado altas recaudaciones en un país cuya taquilla sigue estando controlada por los “tanques” norteamericanos. Igualmente, El pozo llega a las pantallas españolas aprovechando el tirón del género entre los adolescentes, explotadísimo en su vertiente videoclub, dada la aparente intención de las distribuidoras de saturar el mercado hasta que explote.
El pozo es una secuela independiente, es decir, funciona sin necesidad de haber visionado Llamada perdida. Todo ello a pesar de que maneja a varios mismos actores, como Renji Ishibashi en el papel del detective Motomiya, y que hay constantes referencias a la primera parte, ya sea de forma verbal o en flash-backs. La acción se desata durante una comida en un restaurante chino, donde dos amigas, junto al novio de una de ellas que trabaja como camarero, son testigos de una inquietante melodía de un móvil que rememora un episodio acaecido tiempo antes, que culminó con una serie de muertes en extrañas circunstancias. Los crímenes precedidos del sugestivo tono –verdadero leit-motiv de la película- volverán a repetirse, y será la pareja protagonista, ayudados por una periodista –a posteriori, el personaje con más enjundia del relato- los encargados de desentrañar el fatal misterio.
El pozo es una secuela independiente, es decir, funciona sin necesidad de haber visionado Llamada perdida. Todo ello a pesar de que maneja a varios mismos actores, como Renji Ishibashi en el papel del detective Motomiya, y que hay constantes referencias a la primera parte, ya sea de forma verbal o en flash-backs. La acción se desata durante una comida en un restaurante chino, donde dos amigas, junto al novio de una de ellas que trabaja como camarero, son testigos de una inquietante melodía de un móvil que rememora un episodio acaecido tiempo antes, que culminó con una serie de muertes en extrañas circunstancias. Los crímenes precedidos del sugestivo tono –verdadero leit-motiv de la película- volverán a repetirse, y será la pareja protagonista, ayudados por una periodista –a posteriori, el personaje con más enjundia del relato- los encargados de desentrañar el fatal misterio.
Se podría decir que El pozo es una película que funciona por exceso. Ya desde la primera secuencia se nos introduce una situación de terror, para que sepamos en que terrenos nos movemos, y a partir de aquí, en pocas escenas no somos testigos de presencias sobrenaturales, a través del omnipresente espectro infantil. Lo interesante es que, a diferencia de la inminente Shutter (Banjong Pisanthanakum y Parkpoom Wongpoom. 2004), al menos El pozo muestra una coherencia a la hora de plantear las diversas apariciones, sin dar la sensación de estar jugando con la inteligencia del espectador, obligándolo a moverse al límite de la llamada “suspensión de la incredulidad”. Aún así, la película de Renpei Tsukamoto no esconde precisamente su carácter de “exploit” puro y duro: si antes era sólo Japón el foco de la maldición, ahora también es Taiwán; si antes retorcíamos un poco a una chica hasta asfixiarla, ahora convirtámosla en un cubo de Rubik; si antes era un fantasma, ahora…. Los agujeros en la narración están ahí, así como una deficiente construcción de los personajes, lo cual no importaría tanto si no se desarrollara una sensiblera y artificial relación amorosa entre dos de sus protagonistas. También hay más cosas que no encajan, como esa capacidad de los guionistas nipones para enrevesar las historias hasta límites incomprensibles.
Pero quedarnos con lo negativo sería injusto, ya que no podemos olvidar la elegante dirección de Renpei Tsukamoto: su apuesta por la atmósfera antes que por el golpe de efecto, o la planificación ciertamente sádica de algunas muertes. Por último destacar una secuencia que ya merece por sí sola la producción del largometraje y que entronca con el primer párrafo: aquella en la que su protagonista (Kyoko) camina a través de una calle plagada de personas hablando con su móvil, donde nadie mira a nadie y todos parecen convivir en un estado casi simbiótico con el elemento tecnológico. Y es que hasta en el “exploit” más olvidable, hay momentos que merecen ser recordados.
Saludos
Pero quedarnos con lo negativo sería injusto, ya que no podemos olvidar la elegante dirección de Renpei Tsukamoto: su apuesta por la atmósfera antes que por el golpe de efecto, o la planificación ciertamente sádica de algunas muertes. Por último destacar una secuencia que ya merece por sí sola la producción del largometraje y que entronca con el primer párrafo: aquella en la que su protagonista (Kyoko) camina a través de una calle plagada de personas hablando con su móvil, donde nadie mira a nadie y todos parecen convivir en un estado casi simbiótico con el elemento tecnológico. Y es que hasta en el “exploit” más olvidable, hay momentos que merecen ser recordados.
Saludos
8 comentarios:
Desde hace ya un tiempo me empezo a cansar el cine de terror asiatico que parte del patron Ringu. Estan alargando el tiron demasiado y se repiten hasta la saciedad sin aportar a penas nada nuevo. Llamada perdida ya tenia esa sensacion de deja vu.
El pozo, por tanto, me esperare a verla mas adelante.
Yo creo que haré lo mismo, a pesar de que "Llamada Perdida" me gustó mucho. En todo caso, hay que recordar que el cine de terror oriental, después de todo, tiene sus clichés propios.
Si es que la película no vale nada, excepto la secuencia que comento al final, que consiguió sacarme del estado letárgico en el que me encontraba durante el pase matutino en Barcelona -en el que, por cierto, eramos 5 contados-.
Pero es lo que comenta mi estimado Hombre Lobo: es un género con sus propias convenciones, y no es nada nuevo. Que los fantasmas con pelo largo no los inventó "Ringu". Otra cosa es que aquí solo se conozca a partir del mencionado fenómeno.
Saludos
Saludos
Estoy de acuerdo contigo, tienes toda la razon. Como tambien la tenias sobre la pelicula de La guerra de los mundos, te decia que no pero vi la peli ahora y te doy toda la razon. Bueno que a ver si me haces saber de ti. Un saludete, espero que todo te vaya genial :D
Joder tio, cuanto tiempo. QUe sepas que te visito de vez en cuando...y sigo tus aventuras en Italia!!! Cuidate!!!!
Saludos
El cine de terror asiático se basa en las antiguas tradiciones y religiones Japonesas, y eso sumado a una buena ambientación y a unos guiones siniestros, dan buenas películas, yo recomiendo dentro del género terror una película española que en Abril de 2005 se proyectó en la sección Zonazine de la VII edición del festival de cine de Málaga y en Noviembre del mismo año estuvo en la sección oficial de largometrajes durante la XVI semana del cine Fantástico y de Terror de San Sebastián.
Suspense, misterio, terror, muy buena fotografía y guión.
Trailer en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=ShreQb_2-us
Más info en http://www.diarioasesino.com
Saludos
Cuando se estrena?
EL 14 DE JULIO en España.
H6 DIARIO DE UN ASESINO.
http://www.diarioasesino.com
Saludos
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