miércoles, mayo 30, 2007

[Festivales] Resumen de la IX Edición del BAFF



¿Hacia dónde va el cine asiático? Convertido en una moda como otra cualquiera, es dificil ubicarse con respecto a él, difícil ser un Festival consagrado al mismo, difícil incluso hablar de él sin caer en innumerables trampas, en las que son tan peligrosos los amigos como los enemigos... Bien, en Tijeretazos, a través de la crónica de éste Festival reflexionamos sobre ello y nos acercamos al último cine asiático de autor (o aspirantes)......sigue leyendo.

Saludos

viernes, mayo 25, 2007

[Reflexiones] Baloncesto & Cine: Lebron James y la "política de los autores"



La “política de los autores” engendró monstruos. Y los creó porque se atrevió, no solo a conceder al director el poder absoluto y omnisciente, sino a decidir con dedo apuntador, quien era autor y quien no lo era. Con la “política de los autores” se creó la autoconsciencia, el anteponer la rúbrica al trabajo, la facilidad del escapismo ante el rigor, en definitiva, se creó la excusa. No creó directores sino que originó nombres que devendrían en marcas. La “política de los autores” es una idea moderna que en verdad es la primera idea posmoderna.

Uno no imagina a Bresson, a Renoir, a Mizoguchi o a Ozu preguntándose sobre la supremacía de su próxima película…lo de ellos era rodar y seguir descubriendo. Cuando a John Ford le preguntaban por tal o cual aspecto de su cine, él sólo respondía que hacía películas. Hay algo de idílico en esa idea, una cierta virginidad ante la crítica/industria de la que hoy en días pocos directores pueden sentirse orgullosos. Porque la mayoría se han hecho lo suficientemente autoconscientes de su propio arte, de su supuesta influencia, que su cine se ha oxidado, se ha vuelto previsible y académico; se preocupan más por firmar un plano que por satisfacer una necesidad instintiva. Son los casos de Michael Haneke o Theo Angelopoulos. Otros ya nacen autores, como Jaime Rosales, que en su notable Las horas del día quiere dejar claro que él es un autor, y que su cine está por encima de una industria. De ahí que alabemos al Apichatpong Weerasethakul de Syndromes and Century, al Jia Zhang-ke de Still Life, o al Park Chan-wook (¡ups!) de I’m a cyborg but that’s Ok, a cineastas que no son conformistas y que intentan defenderse de los caminos que les impone el mercado.


Asimismo, Lebron James es el primer hijo baloncestístico de la “política de los autores”, es un producto al que le han inoculado que debe ser grande, que por encima de ganar partidos él debe resolverlos. Está en boca de los analistas desde que era un adolescente, cuando aparecía junto a Sebastian Telfair en las portadas de Sport Ilustrated. Lebron no era un artesano, era un autor, “the chosen one”, el niño destinado a ser el hombre del baloncesto.

Lebron James nunca ha jugado al baloncesto como él juega realmente, porque siempre lo ha jugado como le dictan los demás, como le ordenan sus marcas de ropa, como le grita el público desde la grada, o como escriben los analistas (¿críticos?) desde sus columnas. Quiere creerse que puede jugar como “Magic” Johnson cuando por sus condiciones podría fundar un nuevo arquetipo del basket –como lo han sido de alguna manera Kevin Garnett o Dirk Nowitzki-. A diferencia de Wade o incluso de Carmelo, Lebron no quiere jugarse el último tiro de los partidos, le obligan a que se lo juegue.

En la última posesión del primer partido de final de Conferencia contra Detroit, Lebron penetró por el centro de la zona. Cuando estaba frente al aro decidió doblar el balón a un compañero en la esquina para que éste fallara el triple y Cleveland perdiera el encuentro. “Magic” y Barkley le reprocharon que no se jugara el último tiro. “El Elegido” juega agarrotado, se le ve en su cara. Cuando falla, primero mira al aro, luego al árbitro, a continuación vuelve a defender sin que por ello se olvide de mirar a la cámara, en un gesto inconsciente que tiene más de producto de marketing que de jugador de baloncesto. Lebron ha tenido la “mala” suerte de nacer en un país que fabrica productos, de crecer cuando aún persiste la necesidad casi necrofílica de encontrar a un nuevo Jordan, y de que en vez de “rodar” su película, siempre termina filmando aquello que los demás quieren que filme. Como un “autor”, vaya.

Saludos

jueves, mayo 24, 2007

[Festivales] Escorto'07, II Edición



Escorto es un festival joven, muy joven, de hecho ésta es su segunda edición. Escorto es un festival que se suma al impulso del cortometraje español, y que se suma creyéndose importante. Escorto está dirigido por Diego López Cotillo y Raúl Cerezo, dos tipos que caigan bien o no, saben lo que se hacen, y en su segundo año -del 5 al 8 de Septiembre de 2007- pretenden dejar las cosas claras, abriéndose paso pese a quien pese dentro del panorama festivalero patrio. Escorto se celebra en El Escorial (Madrid), que no en San Lorenzo. Y a Escorto me une desde ya un fuerte vínculo porque hay una persona muy especial que trabaja en el Staff, porque finalmente Tonio se ha colado en el Jurado, y porque un servidor será el crónico de esta edición. Y ahora os dejo con el protocolo.....

ESCORTO, Festival de Cortometrajes de El Escorial, organizado por el Ayuntamiento de El Escorial y ADIRCE Cortometrajes -Asamblea de Directores Cinematográficos Españoles / Sección Cortometrajes-, lanza su segunda edición, que se celebrará a lo largo de los días 5, 6, 7 y 8 de septiembre de 2007 bajo la dirección de Diego López Cotillo y Raúl Cerezo. Tras una larga espera, que a más de uno habrá impacientado hasta lo insufrible, volvemos con energías renovadas, con más contenidos y con novedades muy interesantes.

ESCORTO es, ya lo sabéis, un festival que pone gran empeño en dar a conocer propuestas de expresión que contribuyan a enriquecer el lenguaje cinematográfico con inteligencia, estilo y, por encima de cualquier otra cosa, calidad artística. No hay que olvidar que el cortometraje ofrece, como pocos medios de expresión audiovisual, una vía de creación no supeditada a las servidumbres lingüísticas, artísticas y, tal vez por encima de todo lo demás, económicas, que pueden acabar encontrándose en producciones cinematográficas de mayor duración. Nuestro objetivo no es otro que dar a conocer el trabajo de quienes dan sus primeros pasos en el difícil mundo del cine a través del cortometraje, o bien, tras una dilatada experiencia, deciden seguir recurriendo a él como forma autónoma de expresión. No lo dudes, hay un lugar para ti en ESCORTO 2007.


Saludos

jueves, mayo 17, 2007

[CineAsia Vol. 17] "Hana", de Hirokazu Kore'eda



Dos años después del estreno de Nadie Sabe (Dare mo shiranai, 2004), Notro Films nos brinda la oportunidad de disfrutar en pantalla grande del siguiente largometraje de Hirokazu Kore’eda, Hana (Hana yori mo naho, 2006), donde el cineasta nipón se desmarca de sus narraciones contemporáneas, retrotrayéndose al período Tokugawa para contarnos una historia de venganza, redención y optimismo frente a la adversidad. Un delicioso y risueño film que no anda demasiado lejos de los nuevos caminos transitados por su realizador, aunque pueda parecer lo contrario.

Saludos

lunes, mayo 14, 2007

[Reflexiones] Algunas preguntas sin respuesta



Sin ánimo de abrir polémicas ni que esto parezca una versión bloggera de Fotogramas, externalizo una serie de cuestiones que asaltan mi mente últimamente:

1) ¿Por qué seguimos empeñados en elevar a ciertos directores que tampoco es que propongan nada especialmente rompedor, y en cambio no se reconoce el gran trabajo de Darren Aronofsky en The Fountain, donde construye sendas vías narrativas que visualizan el estado de ánimo de su protagonista?

2) ¿Por qué todos se asombran por el trabajo con el formato digital de David Lynch en Inland Empire, y no se ha prestado atención a cómo en Apocalypto Mel Gibson ha renovado prácticamente el cine de aventuras -por fisicidad, por imperfección- con la adopción de estas texturas?

3) ¿Por qué el hecho de hablar del éxito de Cahiers du Cinema España casi siempre trae consigo la supuesta defunción de Dirigido por, cuando por contenidos ambas deben convivir perfectamente, y además el debate crítico que pueda surgir entre ambas resultaría de una riqueza envidiable?

4) ¿Por qué, pese a ser un extraordinario film, da la impresión que David Fincher se ha reprimido en Zodiac para así rodar de una vez por todas LA película?

5) ¿Por qué el Sr. Wes Craven desestimó la brutísima idea original de Alexandre Aja y de Gregory Levasseur para la secuela de Las colinas tienen ojos, y terminó firmando con su hijo un muy risible libreto, torpemente puesto en imágenes por el Mejor Director de Sitges '06, Martin Weisz?

6) ¿Por qué parece que la crítica debe ser el final del camino cuando podría ser el principio del mismo?

Saludos

sábado, mayo 12, 2007

[Revistas] Cahiers du Cinema España




Acaba de ponerse a la venta desde ya el esperado primer número de Cahiers du Cinema España, un proyecto animoso y animado, que desembarca con la voluntad de crear tendencias (Heredero dixit) y remover el anquilosado percal crítico patrio, desde la renovación estilística y la voluntad de marcar un trazado a seguir, o al menos limpiar y hacer ver un camino que siempre ha estado ahí pero a que nivel oficial y mayoritario ha permanecido latente y escondido. A pesar de haber leído más bien poco, el primer número de Cahiers España parece abogar entonces por un (necesario) revisionismo crítico a nuevos niveles, como bien despeja Ángel Quintana en uno de los textos de la publicación; una nueva manera de afrontar la crítica que debe sustentarse en una nueva manera de abordar el cine, dada las transformaciones que éste ha sufrido (y está sufriendo) desde hace varios años, unas mutaciones que, repetimos, los medios oficiales no han querido ver.

Cahiers España pretende, quizá sin olvidar la corriente de estrenos de España -aunque yo ya veo curiosas "ausencias"-, acercarse a un tipo de cine que la otra revista de crítica de referencia en nuestro país -Dirigido por- ha desestimado (¿ignorado?), y del que aún está por ver si realmente interesa a cotas, digamos, comerciales y económicas. Cahiers avanza con fuerza, pero su elevada pretensión de "cambiar el estado de las cosas" puede chocar frontalmente con un público al que quizás no le suscite interés, en un país donde Fotogramas y Cinemanía marcan el ritmo en cuanto a ventas. Desde este punto de vista, Cahiers no debe mirarse al ombligo -cosa rara tras hojear algunas páginas de la revista- y sí debe estar atenta a otra clase de transformaciones, acaso menos subterráneas pero de igual modo fundamentales para su supervivencia en esta dura selva.

El aterrizaje de tan ansiada publicación ha hecho que ciertas voces se pregunten qué sucederá con el futuro de su rival, Dirigido por, una pregunta innecesaria dada la política fuerte, madura, y asentada de ésta. Dirigido ya cuenta con un grupo de fieles lectores, que conoce cual es su oferta y que será capaz de convivir con ambas revistas. No por ello deja de resultar curioso que coincidan al mismo tiempo el primer número de Cahiers y el 35 Aniversario de Dirigido: en un lado, un especial que recoge 29 miradas sobre el cine que viene (futuro); en el otro, un estupendo -como hacía mucho tiempo que no se veía- dossier sobre Fritz Lang (pasado). Por el contrario, preveo complicada la preservación de la beligerante Letras de Cine -que guste o no, ha allanado el camino para la llegada de Cahiers-, cuyos contenidos se solaparán con la de su hermana mayor, temiendo también la fuga de algunos redactores a la misma.

Desde este pequeño espacio, realmente deseo suerte a la andadura de Cahiers aunque dude de su futuro más allá del consumo de lo novedoso, porque su éxito podría significar que todavía hay espacio para la crítica entendida como creación, como reflexión, y no como asilo opinativo. Aún así, hay detalles que me inquietan profundamente: durante su presentación en Madrid, un agitado Fernando Trueba arremetió de manera graciosa contra la política de los Cahiers franceses, al mismo tiempo que exigía una mirada poliédrica, plural, de confrontación dentro de la revista, algo que se advierte impensable a la vista del cuadro de puntuaciones, donde mientras Gus Van Sant (Last days) goza de 8, 9, y 10, a Darren Aronofsky (The Fountain) apenas le conceden un 3. Supongo que serán riesgos de tener una marcada línea editorial, que puede que yo confunda con vestigios de un horrendo pensamiento único......

Saludos

martes, mayo 08, 2007

[Masters of Horror 2] "Valerie on the stairs", de Mick Garris: Historia(s)



A menudo resulta embarazoso atribuir los méritos de una adaptación cinematográfica a quien la traslada a la gran pantalla o, en caso contrario, al creador de la obra original. Discernir entre la influencia de ambas figuras –ambos, por cierto, creadores, pese a que uno escarbe en el otro- y otorgar el crédito final resulta cuanto menos un acto inútil de inferencia, algo que nos ocurre cuando intentamos separar, desligar, las no pocas virtudes que contiene Valerie on the stairs, octavo episodio de una discreta segunda temporada de la serie televisiva Masters of Horror. Ya conocemos lo suficiente a su realizador, Mick Garris, un director sin talento, sin inquietudes palpables, cuyo mundo personal va a rebufo de un escritor que ha ido perdiendo su gran talento con el paso de los años, envenenado por una prolífica (y acaso excesiva) carrera literaria (Stephen King). Garris ni siquiera posee la gracia del buen artesano, el savoir faire de quien se entrega al cultivo cinematográfico de un género que le atrae pero al que es incapaz de sacarle partido, pese a su ya extensa nómina de obras. En definitiva, que Garris no es Stuart Gordon, este sí un esforzado "currante" que en base al trabajo duro y a la fragua en los submundos de la serie B, ha aprendido el ABC de lo que se espera de un correcto producto de género. Pero he aquí que Garris se topa con un breve relato de Clive Barker y termina entregando su mejor trabajo hasta la fecha, aunque al final al espectador le interese más qué nos cuenta la historia, que la manera en que está contada, en parte por la poca pericia de Garris como creador de atmósferas, y su tendencia a caer en la ponzoña visual, cuando lo que narra pide a gritos otro tono.

Valerie on the stairs se adentra en esos territorios tan gratificantes de la metaficción literaria, pero donde el folio se transmuta en celuloide, porque al fin y al cabo ambos medios se nutren de una misma fuente: el hecho de contar historias. Un escritor en busca de su primera publicación, un hotel herrumbroso ocupado por extravagantes fracasados que se resisten al éxito literario, un misterio que bulle tras las paredes, y una mujer hermosa. Neurosis tras neurosis que engloban un universo de significantes muy reconocibles pero que a su vez dan lugar a un significado heteróclito que trasciende su propio material.

Valerie on the stairs -relato y largometraje- sería muy del gusto de Fernando Savater, como seguramente también lo fue La joven del agua, porque ambas obras resucitan el ansia por contar historias, una necesidad exorcística, de curación pero también de dependencia hacia el milagroso acto de narrar, que esclaviza al mismo tiempo que libera. Valerie on the stairs nos remite a la creación dispuesta como proceso vampirizador, doloroso cuando el artista se niega a deshacerse de su historia y prefiere convivir con ella; pero al mismo tiempo expresa la renuncia de sus propios personajes ficcionales a permanecer inertes, inanimados dentro de sus páginas, víctimas de unos códigos inamovibles. De un modo mucho más austero y humilde que Más extraño que la ficción, aquí los personajes también se rebelan contra el destino al que los aboca su creador.

En su naturaleza de relato de aventuras, de historia de fracasados que desean ser titanes, Valerie on the stairs no es ajena a esas ominosas catacumbas que eternizan el mítico enfrentamiento entre el héroe y el villano, aunque Garris no parezca olfatear el sentido que propone Barker y casi lo enmascare con pechos voluptuosos y vértebras extirpadas. Hay materiales demasiado ricos como para ser desperdiciados, y como ejemplo su epílogo, majestuoso, de una belleza inimaginable para su realizador: la derrota final de la ficción frente a la razón cuando el protagonista, incapaz de desligarse del cuento, atraviesa el pórtico imaginario de la historia y se deshace en montones de papeles. El aciago triunfo del realismo sobre la imaginación, o la trágica imposibilidad de que ambos universos puedan coexistir en armonía.

Saludos